Capitulo 113/Maratón/3

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Narra Miranda

Me deje caer al encanto, acepte una vez más al amor en mi vida y la bese, deje que mi lengua entrara en su boca acariciando la suya, busque aprisionarla a mi cuerpo, mis labios se sienten en paz, están donde lo desean junto a los de ella.

Tomo su rostro entre mis manos para besarla mejor, con toda la pasión que tengo por dentro. El beso fue largo y pronunciado, fue perfecto. Me separo de ella para ver sus ojos cerrados.

Narra Sorin

- Te amo Miranda - le doy un rápido beso - Y estoy aquí para quedarme.

- ¿Hasta el ultimo suspiro de mi cuerpo te parece bien? - sonreímos.

- Una vida entera a tu lado sería maravillosa - la beso de nuevo, aprovechando ese beso para cargarla en mis brazos y llevarla hasta la habitación - Terminemos con esto - digo separandole, mostrándome su precioso coño.

Comienzo a acariciarla, chupando dos de mis dedos antes de introducirlos lentamente, haciendo gemir a Miranda.

La miro con deseo mientras lo hago, comenzando mi mete saca delicioso con una mano, mientras con la otra acaricio su clítoris.

Miranda gime con descaro, moviendo sus caderas en círculos, cada vez más inclinada hacia delante gracias al placer que le proporcionan mis dedos, que aumentan la velocidad con cada uno de sus gemidos.

En cierto punto, tomo un consolador que esta sobre la cómoda, es de color morado, largo y con dos pequeñas lenguas para el clítoris.

Me encargo de untar bien el lubricante antes de empezar a introducirlo, provocando que Miranda se abra más de piernas y comenzara a gemir sin ningún pudor.

Con mi mano libre comienzo a darle azotes en el culo y con mi boca a chuparle los pezones.

Miranda se aferra a las sábanas con fuerza y cierra los ojos, mientras se muerde el labio. Su rostro esta teñido por un ligero rubor.

La embisto más rápido y más hondo, hasta que la veo se retorciéndose cada vez más.

Las piernas de Miranda comenzaron a temblar y se aferró fuerte a mí. Junto mi frente a la suya siendo este un perfecto ángulo donde puedo apresiar bien como los espasmos de el orgasmo afectan a mi amada, liberando sus gemidos cuando llega a el gracias al vibrador y a mi mano.

Hasta que retiro el dildo por completo y la hago cambiar de posición, en cuatro, le abro bien sus piernas, viendo como su vagina esta mojada y se escurre.

Azoto sus nalgas antes de volver a apoderarme de el dildo e introducirlo de un seco golpe en su coño que vuelve a darle la bienvenida al juguete.

La embisto con tanta fuerza que los gemidos de placer comienzan a ser acompañados con algunos jadeos de dolor.

Con mi mano libre, retuerzo entre mis dedos uno de sus pezones y voy alternando, apretando, jalando, arañando. La espalda de Miranda se arquea en un momento y separa todavía más las piernas.

Así como sus pechos danzan de un lado a otro con cada embestida.

Miranda suelta un casi grito, mezclado de agudo dolor, por lo salvaje de mi metida.

La sostengo por las nalgas al tiempo que ella mueve sus caderas de adelante, atrás, adelante, atrás, al mismo ritmo frenético a que voy penetrandola, para sentir como su cuerpo se estremece

- Mírame quiero ver tu cara al correrte - digo atrás de su oído para después besar su cuello y hombros.

Miranda me mira a los ojos, pero al momento se pone tensa. Se le cierran los ojos de golpe y de inmediato llena de jugos el aparato.

Al acabar de correrse mi amada, le quito la el dildo del coño, le doy la vuelta y mirándola con ojos de lujuria lamo los jugos de el juguete y los chupó de la goma.

Luego la beso con los labios pringados sus fluidos. Nos fundimos en un sensual y húmedo beso, tocándonos mutuamente.

Poco a poco, y todavía con nuestras lenguas entrelazadas, pongo mis manos en su trasero, duro, mi mano aprieta sus nalgas y ella da un respingo. La aprieto contra mí. Ella gime.

Mi lengua volvió a sus labios. Bajó por su cuello. Sus pechos. Su barriguita. Lamí su ombligo. Y finalmente llegue a oler su coñito.

Lo besé. Lo olí. Recorrí muy lentamente sus pliegues con mi lengua.

Escucho sus gemidos.

Cambio su coñito por el interior de sus muslos. Los beso también. Los lamo. Los recorro con mi lengua y vuelvo a besar su coñito.

Pues el tiempo que estuve secuestrada extrañe mucho este bello cuerpo de mi amada.

Finalmente, no me pude resistir, entierro mi cabeza en su sexo. Muerdo y chupo su clítoris mojado. Recorro cada centímetro.

Introdusco mi lengua mientras la escucho. Mientras succiono su clítoris mis dedos aprientan y juegan con las partes de su coño que no ocupan mi boca.

Hundo mi lengua en su orificio vaginal y me bebo todo su jugo sexual que emana de esa esta suculenta y jugosa vagina al momento de correrse de nuevo.

Me recuesto sobre su pecho mientras ella acaricia mi espalda y sonríe manteniendo sus ojos cerrados.

- Eso de verdad me encantó - digo apretando el abrazo - ¿Tú estás bien?.

- Mejor que bien - responde agotada.

Me da un beso, recorriendo toda mi boca con su lengua hasta sacar el último resto del sabor de su coñito.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora