Capitulo 156

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Estoy sentada frente a la ventana viendo como mi amada Miranda se retira junto con Eva desapareciendo en la oscuridad de el bosque.

Estando aquí aún no puedo creer que pasaré una noche entera sin escuchar sus latidos, ni sentir su calor o percibir su aroma por toda la habitación.

Lo único que me queda de ella es el recuerdo de los besos y caricias que acabamos de compartir por última vez antes de volver a encontrarnos en el altar.

Será tan difícil dormir.

Debo dejar de sentirme así, yo quería esto, pero nunca pensé en que habría un momento en que tendríamos que separarnos.

Obcervo a la luna, está de color rojo vivo.

El rechinar de la puerta de la habitación me indica que alguien acaba de entrar.

Miro de reojo encontrandome a mi madre, pero ella tiene consigo una bandeja que contiene una jeringa.

- Aquí estás, tal y como dijo Miranda - sonríe - Mira como has cambiado hasta casi no reconocerte - deja la jeringa sobre la cómoda y toma asiento a mi lado - Ahora es Miranda quien te conoce más que tú propia madre - en su rostro puedo ver una expresión algo triste - Ella sabía que no podrías dormir, es por eso que dejo este medicamento para ti.

Vuelve a tomar la jeringa con el contenido.

- No lo necesito...- ¿me abandona y ahora piensa dejarme inconsciente?, esto es injusto para mí.

- ¿No intentaras escapar?.

- No te puedo mentir, si lo haría...¿es lo que te dijo Miranda?.

- Si, es otra de las razones.

Suspiro resignada - Adelante, es por el bien de los planes.

Un sacrificio justo supongo.

Me recuesto sobre la cama, entonces mi madre tomar mi brazo e inyecta aquella sustancia que de forma inmediata me a echo sentirme adormilada hasta caer profundamente dormida.

Desperté algo aturdida pero eso no fue impedimento para que me levantara de golpe de la cama.

Después de una ducha rápida salgo de la habitación dando un portazo que casi noquea a mi madre que iba pasando por ahí.

- No comas ansías hija, solo ha sido una noche sin Miranda.

- Lo se, lo siento por comportarme como una estúpida pero estoy tan nerviosa.

Me abraza comprensiva y para tranquilizarme.

- Vamos, tú vestido ya está listo.

Estaba en la siguiente habitación a la mía, y al verlo es un vestido enorme que se arrastra, es tan rojo como la sangre.

Al colocarmelo con la ayuda de mi madre admito que me veo bastante bien.

Estoy impaciente por ver cómo será el vestido de mi amada Miranda.

- Te vez preciosa - dice mi mamá y en eso irrumpe mi hermano en compañía de Donna.

- ¿¡Que!? - exclama la muñeca - ¿Y eso de dónde salio?...es grandioso pero nadie supera a Donna - continúa diciendo la muñeca celosa.

Todos reímos a excepción de Donna y su muñeca.

- No esperen más ustedes también tienen que vestirse, sorprendanme - guiño un ojo.

- Eso haremos, pero no vayas a escaparte, recuerda que tú próximo destino es ir a la iglesia y esperar a Miranda - advierte mi mamá.

- Por favor, no estarán pensando en que bajaré de la montaña a la ciudad con el vestido puesto solo para ver a mi amada.

- Miranda dijo que eres capaz de hacerlo - confieza mi hermanito.

Pfff, ¿Querida que tanto es que les hablaste de mí?.

Por su culpa conocen todos mis movimientos.

- No lo haré, lo juro...

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora