Capitulo 60

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Todo salio estupendo y pude responder de forma correcta a todas las preguntas formuladas por mi sensual maestra que es Miranda.

- No podía esperar menos de mi mejor aprendiz - reímos - Estoy orgullosa de ti pequeña, ahora celebremos como a las dos nos gusta - allí vuelve de nuevo el ataque de pánico, me atrajó a ella sin yo poner ninguna resistencia aceptando gustosa su invitación.

Pues tanto yo como Miranda sabemos que eso puede darnos alivio y relajación después de la rutina de arduo trabajo con esto de los estudios y al mismo tiempo la crianza de Eva.

Enseguida le correspondí a sus caricias haciéndole saber de esta forma que me encontraba caliente y desesperada por su roze para que me sacara de esta calentura...

- ¿Que harás con esto? - vi aquella caja que trajo consigo como si fuera el objeto más interesante del mundo, como si dentro de el hubieran guardados secretos que quizás no debería saber.

- Te daré una de las mejores noches - como siempre su aliento sobre mi cuello y sus palabras provocaron en mí la excitación, que se traduce en la de humedad en de mi vagina...

Todo empezó así, con bastante suavidad conforme el intercambio de caricias, ella manoseando mis pechos y mi torso completo y yo sus piernas y nalgas por debajo de mi que estoy sentada sobre ella.

La temperatura continuo levantandose de forma proporcional a nuestra calentura.

En un momento dado Miranda me pidió que me levantará para que ella pudiera bajarme las bragas hasta verlas caerse alrededor de mis tobillos.

Termine de liberarme de el todo de ellas levantando y sacudiendo mis tacones, esto mientras escuchaba como abría la caja.

De reojo la veo meterse y sacarse de la boca las dos bolas unidas por un lazo, mientras se baja las bragas para introducirse en su propia vagina el pequeño vibrador con forma ovalada.

Mi cuerpo se ruborizó entero con aquella escena tan sexi y erótica que pude presenciar a mis espaldas.

Después de eso Miranda me pide que me levante la falda de el vestido y me incline hacia adelante, dejando mi trasero bien parado.

Así lo hice y con una de sus manos me sujetó de la cadera, entonces sentí algo redondo que intentaba penetrar mis labios vaginales ya inflamados y dilatados.

Ella acaricia mi clítoris para una mejor lubricación con mi humedad que va en aumento, mientras su otra mano hunde las bolas cada vez más profundamente en mi concha, que a esta altura ya esta completamente dilatada y dejando escapar mis líquidos de una manera increíble.

No le costó mucho trabajo meterme eso hasta el fondo de mi vagina, sus dedos hacen un excelente trabajo lubricándome.

En pocos minutos me a metido las bolas por completo, lo que yo acompañé con un profundo alarido que ahogó un poco el gemido que Miranda profirió al ser estimulada por el vibrador y notar como se abrían mis labios y me llenaba por completo.

De pronto ella también se pone de pie quedando detrás de mi. Sin apartar su mano de mis caderas me sujetó por la cintura y en ese mismo instante sentí mucho más presente su perfume costoso e inconfundible al igual que su pelvis contra mi culo, que me empujaba hacia adelante y me aprisiona contra el escritorio.

Dejé escapar una exclamación de sorpresa, mientras mi Miranda me lamía una oreja y susurraba a mi oído entre gemidos y jadeos todas las cosas sucias que la hacía sentir.

Permanecí quieta, con la misma que posición ahora era totalmente inclinada en el escritorio, apoyada con los dos brazos, estamos jadeando y gimiendo cada vez más alto. Esto excita mucho a las dos.

Mientras Miranda me masturba el clítoris a su voluntad. Por un instante dejó de acariciarme y se quedó unos segundos quieta y sonriendo, sintiendo cómo su nuevo juguete dilata mi canal vaginal.

Luego me lame la nuca e inicia un desenfrenado ritmo de arriba y abajo bastante violento sobre mi clítoris, al tiempo que tira fuerte de mi pelo hacia ella y besaba el lóbulo de mi oreja. Lo cual me provoca una intensa sensación de dominación y me calienta hasta el límite de lo imaginable.

Hasta que terminamos completamente desnudas sobre el escritorio con nuestras piernas enredadas entré sí, puedo sentir la vibración dentro de ella presionando contra mis labios vaginales, esa misma vibración hace que el juguete dentro de de mi se mueva convirtiendo la experiencia más placentera junto con el choque de nuestros clítoris inchados.

Mientras seguíamos bombeándo restregando nuestras vaginas que encajan tan bien, tuve un tremendo orgasmo, una sensación verdaderamente indescriptible.

Miranda entonces sonrió, se retiró muy despacio y no supe si ella había temido su propio orgasmo mientras disfrutaba sodomizándome.

Me acarició los pechos, diciéndome con la mirada que la había pasado genial. Con esa expresión lujuriosa que hace perderme en sus ojos.
Tenerla tan cerca siempre es una tentación. Cuando se trata de esta mujer siempre descubro algo nuevo, como el hecho de que "tocar fondo" es un término que no existe para mí respecto a ella, porque cuando pienso que ya estoy allí, descubro que puedo caer todavía más.

Sin más juntamos nuestros labios, siento los de Miranda los más  exigentes y calientes. Su lengua hizo que abriera más la boca, donde ella entró a explorar haciéndome percibir un sinfín de sensaciones.

Luego cuidadosamente bajo de el escritorio liberando sus piernas de entre las mías.

Yo me quedé estirada sobre el escritorio, obcervandola, recuperando el aliento y sintiendo el palpitar que escapaba de mi intimidad.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora