Capitulo 2

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Me quedo pensando en la mujer que se manifestó el otro día.

Desapareció en un abrir y cerrar de ojos dejándome con más dudas.

Quizá en la villa alguien sepa quién es.

Apesar de averme causado tanto terror en el momento, no puedo dejar de pensar en esos ojos azules que lograron cautivarme, tan hermosos que parecían esconder la verdadera fiereza de su dueña.

Pienso mientras trazo un dibujo de la mujer en una hoja. No puedo esperar más, nesesito respuestas.

Salgo y voy en dirección de la villa.

Mierda, había olvidado el frío que hace afuera.

- Oye disculpa, ¿has visto a esta mujer? - pregunto a la primera persona que veo, enseñándole el dibujo.

- Es madre Miranda - dice el hombre arrancando la hoja de mi mano - ¿Sabes algo de ella?.

- No señor por eso mismo le estoy preguntando - digo un poco nerviosa por la agresividad de el sujeto.

- Dime, ¿dónde la viste?.

- Yo...- pero no me dejó terminar la frase.

- Madre Miranda nos a abandonado, pero todavía tenemos esperanza en que nos brinde de nuevo esa protección que tanto nesesitamos de una deidad como los es ella.

- ¿Que?...- está diciendo que la mujer que fue a visitarme, ¿en realidad es una diosa?...

Eso explica el por qué lo espléndido de su apariencia.

- Dile que el pueblo está en la miseria sin ella - suplica el señor tomándome de los hombros.

- Alejese por favor - digo soltandome de su agarre.

- ¡Está niña a visto a madre Miranda! - grita alzando el dibujo, mi dibujo.

Las personas comienzan a rodearme, diciendo variedad de cosas que no logro entender.

¿Pero que le pasa a esta gente?.

De entre la multitud alcanzo a distinguir a la ansiana a lo lejos.

Que alivio, es la única cuerda aquí.

Me abro paso empujando a la gente para llegar a ella.

- Ansiana - la llamo pero está no parece escucharme. Quizá ella sepa algo de la tal madre Miranda. Pero la mujer de edad avanzada siguió caminando ignorandome por completo - ¿Señora?.

Tal vez soy irrespetuosa al insistir y seguirla, pero tengo mis propias razones.

Caminamos asta salir por completo de la villa llegando a una cascada y todo comienza a verse extraño, los troncos de los árboles se mueven como si tuvieran vida propia. ¿En dónde mierda me e metido?.

La ansiana se adentra en el agua que cae de la cascada y al salir en su lugar aparece la diosa que tanto estaba buscando.

¡No puede ser!, ¡era ella todo este tiempo!.

Aunque tengo miedo siento que no debo alejarme de ella.

Me mira como si estuviera analizando mi comportamiento.

No sé que es lo que debo hacer ahora que la e encontrado.

Derrepente mis pies toman vida propia y comienzan a caminar en su dirección.

La mujer alza unas enormes alas negras como las de un cuervo, eso me hace retroceder nuevamente.

¿Acaso es un angel de la muerte?, y si es así, ¿está aquí por mi vida?.

- No tengas miedo conejillo - dice ofreciendome una de sus manos adornadas con unas garras afiladas de oro, su voz es relajada y tan dulce.
Me acerco tímida tomando la mano que me acaba de ofrecer - Sabía que lo harías - ríe hermosamente - Sorin, tu eres la indicada - acaricia mi rostro haciéndome sentir un escalofrío al contacto con el frío metal.

- ¿Indicada?...

La impresionante mujer no me responde, en su lugar entrelaza sus dedos con los míos acercando su bello rostro. Su aliento es exquisito y el azúl de sus ojos es mucho más intenso de cercas.

No sé cuánto paso, pero ahora sus labios están sobre los míos.

Me besa con suavidad, jadeo perpleja y cierro los ojos dejando que ella haga todo, pues este es mi primer beso, para nada soy experta en el tema.

Me dejó llevar, sintiendo que algo va a estallar en mi pecho y que un extraño hormigueo recorre todo mi cuerpo.

Sus labios acarician los míos con ternura.

Cuando se separa de mi, me siento tan débil que tuve que apoyarme en su pecho para no irme abajo. La calidez que transmite es embriagante, al igual que el sonido de los latidos de su corazón y su fragancia.

Acaricia la parte trasera de mi cabeza, enredandosele algunos de mis cabellos en sus unas doradas.

Vuelvo a cobrar conciencia y me aparto un poco para volver a apreciar esos ojos tan azules como el cielo.

- Volveremos a vernos conejillo - dice antes de volver a desaparecer.

Juro que la e visto transformarse en un grupo de cuervos para irse volando entre los pinos y troncos que hace unos momentos estabas sacudiéndose.

Sonrío al recordar la última frase que dijo.

Volveremos a vernos....

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora