Capitulo 15

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De camino a la granja siento como si alguien estuviera siguiendome.
Volteo para todas partes asta encontrarme con una figura escondida detrás de un árbol.

Me desvío de el camino tomando uno diferente, tal vez ese extraño quiere averiguar dónde vivo. Voy en dirección de las ruinas de la villa y camino entre las casas intentando perderme de vista, algo que se me está dificultando debido a la capa de color llamativo que llevo puesta.

Pero si me la quito podria morir de frío.

Ingenio un plan dónde me refugio en una de las casas abandonadas, me escondo dentro de un armario y tomo un acha que estaba ahí dentro, esto me servirá para defenderme si hace falta.

Los pasos de el extraño se escuchan a lo lejos, pido en mis adentros que no se le ocurra buscar aquí. Sea quien sea, ese sujeto quieres hacerme daño.

Mi latidos corren a mil al subirme la adrenalina.

Sus pasos se están acercando...

- ¡Mocosa de el demonio! - grita con rabia, es la voz de un hombre también es un anfitrión a cortejar a Miranda.

Era seguro que alguno de ellos tarde o temprano quiera tomar mi cabeza al ser su preferida.

Sus pasos continúan acercándose asta que se detienen por unos segundos y comienzan a alejarse.

Tal vez sea mi momento para escapar.

Abro las puertas de el armario para salir de la vivienda a pasos silenciosos. Ahogo un grito cuando me encuentro al hombre fornido y musculoso solo a unos pasos de distancia, no me a visto por qué está de espaldas. No volveré a confiar en mis oídos...

Retrocedo lo más que puedo asta otra de las casas, me oculto detrás de esta.

- Aquí estás pequeña rata escurridiza - un segundo señor dice apareciendo atrás de mí.

Mierda eran dos.

Sin dejarle tiempo a reaccionar lo golpeó en el pecho con el filo de el acha.
El sujeto se deja caer de rodillas por el dolor, soltando el arma que traía escondida. Vuelvo a golpearlo con el acha, está vez en el cuello dañando su garganta para que así no pueda llamar a su amigo aunque ya es muy tarde pues es seguro que con el primer grito de dolor allá sido suficiente para que el sujeto lo escuche, el ambiente silencio de el pueblo fantasma hace qué cualquier sonido sea un eco.

Propino un último achazo en su cabeza dejandosela clavada en el craneo, el cuerpo de el hombre cae.

Me acerco para tomar el arma y corro lejos de el lugar intentando escapar de el segundo que es mucho más grande que este que acabo de asesinar.

- ¡Estúpida perra! - o eso era lo que intentaba pues me lo e encontrado en el camino.

Me quedo paralizada de el terror pero logro reaccionar justo a tiempo antes de que pueda alcanzarme con sus pasos bruscos, levanto la pistola que traía su amigo y apunto en su dirección. Afortunadamente no viene armado.

El señor lo único que hace es burlarse de mí.

- ¿Cres que una niñita como tu le será útil a madre Miranda?, solo mírate no sabes tomar un arma - ríe - Tu ni siquiera deberías estar como anfitriona y mucho menos estar en el lugar que madre Miranda te a puesto para lo único que servirás es para limpiar excremento de cucaracha en la cocina - sus comentarios poco a poco comienzan a hartarme - Vamos disparame nena...- no tubo que pedirlo dos veces, tiro de el gatillo disparandole en su hombría. Grita de dolor - Puta mocosa - vuelvo a disparar está vez en su frente tomando su vida de forma instantánea.

Dejo caer la pistola y me dirijo a paso rápido a mi hogar.

Me apresuro a alimentar a los animales y regar las plantas antes de encerrarme en mi habitación para llorar por horas.

°°°

No sé cuánto tiempo estuve llorando asta quedarme dormida pero el timbre de el teléfono me desperto, no me siento bien del todo para levantarme, pero se que es Miranda quien me espera desde la otra línea.

Pensar en ella me ayuda a olvidar lo que pasó está mañana. Sonrío y atiendo el teléfono.

- Conejillo, ¿cómo está llendo tu día?.

- Espléndido - digo soriente aunque no me está viendo.

- Suelo llamarte más tarde pero está será una excepción, te nesesito conmigo en este momento Sorin.

Miro a la ventana dandome cuenta de que el cielo sigue iluminado por el sol, yo que pensaba que era de noche.

- Estaré ahí de inmediato, mi amor - digo lo último en lo bajo para no ser escuchada.

Cambio mi vestido y vuelvo a colocarme la capucha roja, me siento más protegida con ella.

Estoy emocionada por ver otra vez a madre Miranda, no importa que solo sea para una prueba más, almenos podré verla de lejos.


Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora