Capitulo 75

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No si se han pasado horas o solo unos minutos, lo único que se es que después de hacerle el amor a mi amada, no he podido pegar de el todo el ojo. Pues que podía esperar al pasar la noche en un terrible lugar como lo es este castillo.

Miro a la ventana, la tormenta de nieve aún no a parado. Entre los copos de nieve que empañan el vidrio alcanzo a percibir una lechuza que me mira de el otro lado, desde el balcón.

Incomoda y al sentirme observada por esos grandes y oscuros ojos negros me levanto para cerrar las cortinas.

Cuando regreso a la cama rodeo la cintura de Miranda y oculto mi rostro en la curva de su nuca, buscando comodidad en su aroma.

Así me quedo por unos segundos pero de nuevo me es imposible consiliar el sueño por el molesto calor, pues aquí dentro de el castillo parece un horno a pesar de que afuera se me congelan hasta las pestañas.

Acaricio el cuerpo de Miranda intentando relajarme con la satisfacción que me da al hacerlo.

Error, ahora tengo otro obstáculo para que yo pueda dormir y es nada más que la tentación de llevar mis caricias a algo más que solo caricias.

Ahora que debo hacer, Miranda una vez ya me dejó muy en claro que no le gusta ser tocada de esta forma mientras duerme.

Lo pienso mientras mi mano sigue recorriendo su figura, asta que se detiene debajo de sus pechos.

Es mi oportunidad de parar, pero realmente no quiero hacerlo.

Termino por sujetar uno de sus suaves pechos, apretandolo suavemente.

Se que Miranda se enfadara cuando se entere, pero digo en mi defensa que soy débil ante su sensualidad que sigue derrochando a pesar de simplemente dormir, incluso la ternura con la que lo hace la convierte en una presa mucho más apetitosa pues su respiración tranquila se escucha como un ronroneo.

Mi mano deja de manosear sus pechos para descender desde su abdomen a su vientre, deslizandose lentamente bajo la fina tela de sus bragas.

Muerdo mi labio inferior al sentir nuevamente la humedad entre sus pliegues y el sonido que se crea con la fricción de mis dedos sobre sus fluidos.

Se que debo parar, pero como hacerlo si encaja tan bien este precioso coño con mis dedos. Los introdusco y los muevo dentro de ella, acariciando las resbalandisas paredes de su vagina.

Hasta que una punzada de remordimiento en mi cabeza hace que detenga mis movimientos.

Me siento como una violadora.

Aún así no retiro mis dedos de su interior y continuo con lo que estaba haciendo, moviendolos más profundos, entrando y saliendo de su vagina, sintiéndola cada vez más lubricada.

No es hasta que se remueve y deja salir un gemido que vuelvo a dudar si seguir con este toqueteo descarado.

- ¿Sorin?...- su voz suena adormilada, como si todavía no despertara de el todo.

- Miranda...- con mi otra mano hago por silenciar sus gemidos metiendo dos dedos en su boca.

La pego más a mi cuerpo mientras siento las vibraciones de sus jadeos ahogados en mis dedos, saliendo desde lo más profundo de su garganta.

Con mi mano en su sexo froto su clítoris y sigo penetrandola, después empiezo a hacer los mismos movimientos también en su boca sincronizandolos con los que hago en su vagina.

Mierda, solo quería consiliar el sueño, pero aquí estoy de nuevo follando a Miranda, hasta por la boca. Todavía siento su cuerpo agotado después de la última vez que la hize mía.

Sigo moviendo mis dedos hasta que su interior los aprieta con toda su carne al rededor de ellos, llevándola al orgasmo. Sus fluidos mojan mi mano, sus bragas, parte de su pijama y las sabanas.

Vuelve a cerrar los ojos con cansancio, entonces me aparto y quito algunos de sus cabellos rubios que cubrian su rostro.

- Lo siento por esto, pero tenia que follarte un poco más o no podría dormir - acaricio sus finas facciones y deposito un rápido beso en sus labios - Quizás estarás enfada conmigo cuando despiertes, pero por lo pronto, descansa.

Pero antes de que vuelva a acostarme a su lado, me levanto buscando el equipaje y saco de ahí otra de sus bragas.

Vuelvo con ella y descubro su cuerpo de las sabanas, quito las bragas mojadas deslizandolas por sus piernas  y las cambio por las que saque anteriormente de el equipaje.

Así estará más cómoda.

De pronto la siento tan delicada como una flor que en cualquier momento podría romperse.

Así pude dormir lo que quedaba de la noche.

Hasta que la poca luz de el cielo nublado en la mañana atraviesa los huecos de las cortinas.

Dos golpes en la puerta me obligan a levantarme pero antes de abrir voy al tocador y peino un poco mis cabellos alborotados.

Cuando estoy lista finalmente voy a abrir encontrandome con un desagradable hombresillo deforme - O-otra vez tú.

- Miranda no esta disposición en este momento, pero cualquier cosa que tengas que decirle aquí estoy para comunicarle de inmediato - bostezo después de terminar de decir lo último.

- Tienes a madre Miranda secuestrada yo lo sé, pero la voy a salvar de ti.

Rio - Que ocurrencias.

- Esto es para ella - me entrega una pequeña caja de regalo - ¿podrías decirme cuál va a ser su reacción cuando lo vea?.

- Si yo te aviso.

- Gracias...

Cierro la puerta en sus narices y me apresuro a abrir la caja husmeando lo que hay dentro.

Es una playera que tiene estampada una imagen editada con photoshop dónde se ve a Miranda y moreau juntos con una frase que dice "la mejor madre de el mundo".

Suelto una carcajada y la arrojó al piso.

Vuelvo a abrir la puerta para salir de la habitación a buscar un cuarto de baño y lo encontré gracias a la sirvienta que nos atendió el otro dia a Miranda y a mi.

En el camino afortunada no me tope con ninguna de las Dimitrescu, pues según la sirvienta ellas siguen durmiendo. Vaya que duermen mucho en este castillo.

Después de refregar en el agua de el lavabo mis manos y rostro vuelvo a la habitación y me acerco a Miranda que sigue durmiendo envuelta en las sabanas.

Acaricio su frente y doy un beso en el mismo lugar para luego ir a ver el estado de Eva que también esta durmiendo.

Despierto a la pequeña acariciando su barriga. La tomo en brazos para alimentarla de el biberón mientras espero a que mi amada recupere la energía que le fue arrebatada por mí, durante toda esta noche que pasamos en este castillo.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora