Capítulo XII: El viernes, a las 5

2.2K 160 12
                                    


Empezamos a perseguir a Schmidt en medio de fuego cruzado, era como una coreografía que hacíamos donde él me cubría con su escudo o me lo lanzaba para cubrirme mientras yo disparaba y él golpeaba a los soldados que trataban de evitar que alcanzáramos a Schmidt, Steve lanzó su escudo para evitar que se cerrara la puerta por donde había entrado Schmidt.

- Cuidado – me dijo para pegarme contra la pared, había un lanzador de fuego, no sabía si eran las llamas o Steve lo que hacía que mi corazón empezara a latir rápidamente, oímos disparos, era Peggy, se había encargo de él, salimos del espacio estrecho en el que nos habíamos metido – llegas tarde – le dijo a Peggy.

- Estaba algo ocupada – le respondió – te veo luego.

- Ponte a salvo – le dijo, ella se acercó a Steve para tomarlo de las mejillas y besarlo, no quería ver eso así que mientras ellos estaban en lo suyo, me metí por donde Schmidt entró, habían algunos soldados, empecé a dispararles hasta que me quede sin balas, iba a salir para empezar a pelear cuerpo a cuerpo, pero el escudo de Steve pasó por mi lado, noqueándolos rápidamente.

- ¿Qué hacías aquí sola? – me dijo alterado – pudo ser peligroso.

- Cálmate, Steve, solo quise adelantarme mientras tenías tu momento con Peggy.

- ¿Y si te pasaba algo? ¿Si morías?

- Todos los días, soldados mueren, estamos en Guerra, solo sería una muerte más entre tantas.

- Claro que no, yo te ... yo te quiero ... cuidar.

- Pues no lo hagas, solo preocúpate por capturar a Schmidt, es para lo que hemos venido y por lo que hemos estado luchando todo este tiempo.

- No me pidas eso.

- ¿Por qué?

- Porque eres importante para mí, así que te quedas aquí, es arriesgado.

- No, yo voy contigo – dije empezando a caminar, me detuvo – Steve, estamos perdiendo tiempo.

- Quédate aquí.

- Ya te dije que no, no tengo nada que perder.

- Pues yo sí, perdería mucho si te pasa algo.

- Steve, no – me interrumpió.

- Hazme caso por una vez en la vida – iba a hablar, pero colocó su mano en mi espalda y la otra en mi mejilla para atraerme hacia él para besarme, yo coloque ambas manos en sus mejillas para corresponderle al beso, y besarlo como si fuera la última vez que lo vería, definitivamente, nada se compara a besar a Steve, todo mi cuerpo explota en emociones, me separé de él – quédate, por favor – asentí, seguía algo ida por su beso, era como si estuviera bajando del cielo, se fue, me tomó unos minutos, volver a reaccionar, oí un claxon, era Philips junto a Peggy.

- Sube – me dijeron, lo hice, vimos a Steve correr detrás del avión en el que estaba por irse Schmidt, lo hicimos subir, Philips presionó el acelerador para estar lo más cerca posible al avión.

- Volveré pronto – nos dijo Steve.

- Espera – le dijo Peggy para darle un beso, solo desvié la mirada.

- Hijo, yo no voy a besarte – le dijo Philips, seguía sin verlo, sentí como si el beso que nos dimos fue borrado por el de Peggy.

- Estás a cargo, solecito – me dijo, solo asentí, él subió al avión, Philips frenó el auto.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora