Capítulo XXII: Rebobinemos

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Al día siguiente, me levanté temprano para tomar una ducha y cambiarme, usé una falda de piel con diseño, un body de manga larga negro, un par de botines del mismo color y un blazer blanco, sujeté mi cabello con una pañoleta como de costumbre, saqué la tarjeta de Strange para pedir un taxi e ir a la dirección.

Al día siguiente, me levanté temprano para tomar una ducha y cambiarme, usé una falda de piel con diseño, un body de manga larga negro, un par de botines del mismo color y un blazer blanco, sujeté mi cabello con una pañoleta como de costumbre, saq...

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- Vaya, vaya, hoy luces espectacular – dijo Tony a mis espaldas, le sonreí.

- Gracias, Tony, solo sigo probando estilos hasta encontrar el mío.

- A mi me gusta este – reí – ¿y a dónde vas?

- A la tumba de Pegg, quiero ponerle flores.

- Te acompaño.

- No, gracias, no es necesario, pedí un taxi y justo acaba de llegar – me despedí de él – nos vemos más tarde – subí al auto y me llevaron hasta la calle Bleecker, busqué el número y toqué la puerta para luego aparecer dentro del edificio.

- Gracias por venir, _____, sabía que vendrías, siéntese – apareció un sofá detrás de mí – ¿algo de beber?

- Un café – dije para que luego hiciera aparecer uno en mi mano – ok, basta de eso, me estoy mareando.

- De acuerdo, pero ¿con o sin leche? – suspiré.

- Con – se lo añadió a mi café – entonces, si digo que quiero 50,000 dólares ¿harías que aparezcan? – rio – al menos, lo intenté.

- Entonces, ____ ¿qué es lo qué quieres saber?

- Quiero saber si maté a Howard Stark y quiero nada más que la verdad, sin mentiras.

- Tranquila, las mentiras no son algo que se me den – empezó a hacer unos movimientos con las manos y nos teletransportó hasta ese punto, donde vi el accidente que ocasioné, vi que le apuntaba con un arma.

- Espera – Strange detuvo el tiempo.

- Te aseguro que sí querrás ver lo que sigue – dijo para calmarme.

- De acuerdo, continúa – volvió a hacer que todo suceda y continuamos viéndolo, le apunté con el arma a Howard, él me reconoció, pero yo paré, intercambiamos algunas palabras sobre qué había ocurrido cuando llegué a ese lugar aquel día, pero una bala terminó pasando por mi lado para matarlo y después doparme, era la gente de H.Y.D.R.A. – yo no lo maté – dije emocionada – yo no lo maté – dije otra vez, Strange hizo aparecer un pañuelo, me lo extendió.

- Te dije que querrías verlo.

- ¿Estás seguro de que no me estás mintiendo?

- No fui yo quien te mostró eso, fue la gema del tiempo, una gema del infinito, así que no puedo alterar nada.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora