T3 - Capítulo XCVI: Amor

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**************STEVE**************

Después de haber seguido conversando unos minutos más con Buck, llegué a casa, aparqué el auto y me percaté que ____ estaba sentada con una manta cubriéndola en las escaleras del pórtico, noté que se había quedado dormida, me acerqué a ella, le di un suave beso sobre sus rosados labios.

- Solecito ¿Qué haces aquí? – le pregunté cuando abrió los ojos mientras me sentaba a su lado.

- Es que no se siente como casa cuando no estás – respondió, le sonreí para atraerla hacia mí y abrazarla – lamento lo que pasó hoy, te prometo que me controlaré, solo te pido que no pienses que soy igual o peor a ellos – besé su frente.

- Jamás pensaría eso, solecito – tomé sus manos para colocarlas en mis mejillas – deja de disculparte, tú no hiciste nada de malo, pero lo único que te pediré es que me dejes ayudarte, te di tu espacio en Escocia porque quería que avanzaras a tu ritmo y no has podido seguir adelante, lo que me hace preguntar es que si yo seré suficiente para que tú puedas ser feliz.

- Claro que lo eres, contigo me basta y me sobra – respondió – ayúdame a ser la de antes, no quiero seguir sintiendo esto en mi interior, no te quiero perder.

- Tú jamás me perderías, solecito – besé sus manos para luego colocarlas sobre mi pecho – este siempre será tu lugar – sonrió – te prometo que te ayudaré, yo espantaré todos tus demonios que no te dejan avanzar – me abrazó, podía tener una fuerza cósmica en su interior, ser una de las personas más poderosas del universo, pero cuando la tengo así entre mis brazos, la veo tan frágil, tan vulnerable, mis deseos de cuidarla se incrementan consecutivamente, no sé cómo podía defenderla  simplemente con mi escudo, pero por ella hasta pondría mi propio cuerpo, mi vida, mi alma.

- Solo te necesito a ti, a mi lado siempre – dijo mientras aferraba su rostro a mi pecho – debo ser sincera contigo, hoy – no le permití hablar dándole un beso en la cabeza.

- Lo sé – dije sin dejar de acariciarla – Buck habló conmigo, no es necesario que digas nada.

- Me siento muy mal por él – dijo apenada – él me dijo que aún me amaba, yo no merezco ese amor tan inmenso.

- Claro que lo mereces, solecito, tú eres hermosa y sabes que no lo digo por lo físico.

- Tampoco merezco el tuyo.

- Pensamos lo mismo – contesté – yo tampoco creo merecer tu amor, pero aún así estoy desesperado por ser el único y último en tu vida, creo que podrías quemar un edificio entero y aun así seguirá creyendo que no te merezco, seguiría viendo lo perfecta que eres para mí, dicen que el amor es ciego, esa frase está tan errada porque yo veo quien eres y me encanta, me enamora más cada instante, amo lo bueno y lo malo de ti.

- Me haces sentir especial – dijo sonriente.

- Es que lo eres, solecito – saqué mi brújula con su fotografía – siempre serás mi camino a casa – ella seguía sonriendo mientras observaba la foto, besé su cien para alzarla en mis brazos – necesito que te ganes otros cinco dólares – rio.

- ¿Quieres afeitarte? – preguntó acariciando mi barba.

- Sí, picaba un poco contra el casco, además estoy buscando una excusa para tenerte cerca – rio.

- Eso no es necesario, siempre te quiero cerca – entramos al baño y llenó el lavadero con agua, yo saqué la crema de afeitar y la afeitadora para luego traer una silla, iba a traer otra, pero me lo impidió, hizo que me sentara y me quitó el suéter, yo solo me quedé quieto mientras admiraba a mi futura esposa.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora