Capítulo XXIX: Nocivo

1.3K 95 21
                                    

Llevaba 2 semanas en la cabaña de Tony, encerrada, él venía a traerme provisiones y a contarme cómo iba todo por allá, decía que todos insistían en que diera mi ubicación, él reía porque estaba más cerca de lo que imaginaban.

-        ¿Hay algo más que necesites? – me preguntó Tony, le sonreí.

-        No, Tony, todo lo que haces es suficiente y de sobra para mí.

-        De acuerdo, ya sabes que, si necesitas algo, tienes mi número o el de Happy.

-        Lo sé, gracias por preocuparte por mí – seguí sonriendo.

-        ¿Cuándo volverás? Todos te echamos de menos, sobre todo ese par de dinosaurios, es agotador tenerlos todo el día preguntando por ti – reí suavemente.

-        Volveré cuando esté lista, Tony, será pronto.

-        De acuerdo, cuídate mucho – se despidió de mí, cuando cruzó la puerta por fin pude borrar la sonrisa de mi rostro y dejar de aparentar que estaba bien, tomé una botella de vino, gracias al suero inyectado en mí por Zola, ya no puedo saber lo que es una resaca, recuerdo que mi última resaca fue con Peggy en la letra "W" de Hollywood, ese día fue un día muy loco, Howard tuvo que ir por nosotras, aún no recuerdo cómo rayos llegamos hasta ahí.

Saqué el tablero de todas las pistas que tenía sobre H.Y.D.R.A., no le había dicho a nadie, pero mi memoria estaba recuperándose, tampoco es que tuviera alguien con quien compartirlo a parte de Tony, a quien obviamente no le he dicho nada, había matado a tanta gente inocente como culpable, pero al fin y al cabo, yo no tenía por qué jalar del gatillo, odiaba en lo que H.Y.D.R.A. me había convertido, todas las noches revivía en mis sueños las cosas que hice como Dark Sun y las anotaba en el tablero, había aprendido a usar muy bien el Internet, H.Y.D.R.A. se había encargado de cubrir todas mis huellas, H.Y.D.R.A. se había vuelto mi obsesión, quería cortar todas las cabezas, estaba algo cansada, por lo que me fui a dormir por un momento, pero fue mala idea, solo revivía mentalmente todos mis encuentros con las víctimas inocentes de mi pasado como Dark Sun, la más reciente, era aquel trabajador de S.H.I.E.L.D. que me pidió piedad y no se la di, desperté agitada y envuelta en sudor, saqué otra botella de vino, había intento contactarme con Strange, pero su amigo si es que puedo decirle así, Wong, me dijo que estaba encargándose de un asunto importante, que volvería en unos días, me serví el vino en mi copa para tratar de no volver a dormir, seguí observando aquel tablero hasta que noté algo, que por más que acabe con todos los nombres, faltaba uno y era el de Dark Sun, no podía extinguir a H.Y.D.R.A. si yo seguía aquí ¿acaso sería capaz de atentar contra mí misma? Era una pregunta que no podía responder, saqué el arma que tenía para caso de emergencias, estaba cargada, la observé por unos segundos y no, definitivamente no sería capaz, quería pensar que aún había esperanza para mí, el sonido de que alguien tocó la puerta me sacó de mis pensamientos, no podía ser Tony porque él siempre me avisaba antes de venir al teléfono fijo, caminé hacia la puerta y observé por la pantalla para saber de quien se trataba, esto no podía ser cierto.

-        Oí tus pasos – me dijo – sé que estás ahí, seguí a Tony, por favor, abre – saqué los seguros de la puerta para dejarlo pasar.

-        ¿Qué haces aquí, Steve? – él entró.

-        No sé nada de ti por dos semanas, ignoras mis mensajes y llamadas.

-        Estoy en una especie de retiro espiritual, necesito callar las voces.

-        Lo sé, sé que por lo que estás pasando es difícil, no puedo imaginarlo, pero – lo interrumpí.

-        Pero, adiós Steve, ve al Complejo, empezaran a preguntar por ti.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora