Capítulo XXXII: Pieles

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- Has estado muy callada – me dijo Bucky mientras conducía de vuelta al Complejo.

- Lo siento – le dije por fin dignándome a verlo.

- No tienes por qué disculparte por quedarte callada – me dijo sonriendo mientras tenía su vista en el camino.

- No es por eso que me disculpo ¿podrías orillar el auto un momento? – asintió y lo hizo – me disculpo por haber besado a Steve, si tú no hubieras tocado esa puerta, yo hubiera vuelto a recaer en él – él solo me miraba pacíficamente – Buck, lamento haber arruinado lo que esta por comenzar entre nosotros.

- No has arruinado nada, solecito – dijo acariciando mi mejilla, eso se sintió extraño – ¿te incomoda que te llame así?

- Para nada solo que además de mis padres, mi hermano y Peggy, Steve es quien me aún me llama así.

- ¿Te molesta que lo haga?

- Para nada, es excelente – le dije sonriendo, él tomó mi mano.

- Sé que aún lo amas, pero estoy seguro de que también me amarás y que por fin lo olvidarás.

- Eres muy compresivo, Buck – él sonrió de lado.

- Solo quiero por fin tener una vida normal junto a mi dama especial, es una nueva oportunidad la que tenemos y quiero aprovecharla contigo – ahora era yo quien sonreía, él solo se acercó a besarme, lo tomé de las mejillas para acercarlo más a mí, empezó a deslizar sus manos por mi cintura descubierta mi piel se estremeció al sentir el frío de su brazo de vibranio – perdón – dijo apenado – a veces se me olvida que no es cálida sino fría – empecé a acariciar su mano.

- Pero si yo estoy sintiendo su calidez – él sonrió, coloqué mis dedos bajo su barbilla para que me viera – Buck, está todo bien – le dije sonriendo.

- ¿Segura?

- Segura – lo acerqué a mí para besarlo y volvió a acariciarme como hace un momento, el beso fue subiendo de tono – espera – le dije entre besos – estamos en la vía pública.

- Lo siento es que tú me descontrolas – reí – ¿Quieres ir a comer algo? – asentí y volvió a encender el auto para ir a un restaurante, durante el camino, pensaba en el verdadero motivo por el que detuve a Bucky y no fue por estar en la vía pública, sino por Steve, después de haber estado con él, no podía imaginarme con otra persona, me encantaba sentirme solo suya, aunque él no lo fuera, lo cual me hacía sentir como una tonta – ¿todo bien? Te ves algo pensativa y triste.

- Son cosas mías, pero ya pasarán – dije admirando a aquel hombre que sí se merecía una oportunidad, se merecía que lo amara completamente.

- Me alegra oír eso – dijo sonriendo como si entendiera a que me refería, tuvimos un almuerzo agradable, estar con Bucky era fácil y sencillo, no había complicaciones, podía tener con él, esa relación que siempre he querido, me gustaría quererlo como se debe, mejor dicho, amarlo, pero Steve ocupaba todo mi corazón, no sabría si quedaba algún espacio para él, volvimos al Complejo, fui a ver a Nat.

- ¿Cómo todo con Bucky? – me preguntó.

- Va muy bien, salvo por la parte en la que besé a Steve hoy por la mañana.

- ¿Qué tú qué?

- Ya sé, tiene novia, ya van varias veces que la engaña conmigo y no sabes como me mata la conciencia, puedo imaginar viéndome a Peggy con decepción.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora