T2 - Capítulo LIII: Amor imposible

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-        Te estás preguntado qué acabas de hacer ¿cierto? – me preguntó, estoy pensando a creer que Steve puede leer mi mente, me separé de él y empecé a cambiarme rápidamente, él hizo lo mismo – ósea ¿solo estamos juntos y te vas sin decir nada?

-        Sí – dije colocando el suéter – esto nunca pasó, Steve, por Dios, pero yo sí soy tan tonta – dije renegando – ¿Cómo se me ocurre? Estás casado y tu esposa está esperando un hijo tuyo, definitivamente soy una tonta.

-        No lo eres, solecito, solo no pudiste resistir a este amor que sentimos los dos – dijo pegándome a él – que es tan grande que a pesar de todos estos años no se acabado, al contrario, ha aumentado.

-        ¿Cuál amor, Steve? Tú estás casado – dije alzando su mano derecha, esperando encontrar un anillo de matrimonio, el cual no estaba – ¿y tu anillo?

-        No lo uso porque yo no me he casado por amor, solo lo hice por mi hijo, ______, tuviste razón al decirme que fue el peor error de mi vida, pero al menos ahora sé que tú también me amas – dijo tomando mi rostro entre sus manos, haciendo que lo viera fijamente, no sé equivocaba lo seguía amando – podemos solucionar esto.

-        Yo no sé si estoy loca, o soy demasiado tonta, o realmente te amo demasiado, Steve porque a pesar de todo sigo cayendo ante esto.

-        Es amor.

-        No lo es porque el amor no puede doler tanto.

-        No todo ha sido dolor entre nosotros, hemos tenido momentos felices, solecito – dijo acariciándome – solo dame tiempo, sé que suena horrible, pero solo quiero que nazca y mi hijo, y te prometo que buscaré la forma de liberarme de Sharon e ir por ti, la única mujer que amo.

-        ¿Quieres que me quede esperando a que sea mi turno otra vez? No pienso hacer eso, Steve, si quieres amarme, debes hacerlo bien, no así, ya me cansé de esperar, Steve.

-        Entonces ¿por qué siempre terminamos estando juntos? Sabes muy bien que es porque me amas.

-        Sí, te amo, Steve, pero no es suficiente, yo estuve dispuesta a luchar por lo nuestro, tú te rendiste, tú me dejaste, me prometiste que no lo harías.

-        Lo sé.

-        No, no lo sabes porque eres un cobarde que no estuvo dispuesto a luchar por quien dice amar.

-        ¿Y quién dice que no estoy dispuesto a luchar por ti? – dijo tomando mi rostro nuevamente entre sus manos.

-        Dijiste acepto, Steve, te casaste, hasta el último momento yo tenía esperanza de que te fueras conmigo.

-        Solo lo hice por mi hijo, él aún no nace y siento que haría cualquier cosa por él, hasta casarme con una mujer que no amo.

-        Y te aplaudo eso, Steve, te lo digo sinceramente, y por eso, quizás es mejor que te olvides de nosotros.

-        No quiero olvidarte – dijo para besarme dulcemente, le correspondí, en definitiva, estoy demasiado loca.

-        Yo tampoco quiero olvidarte, Steve, pero es lo correcto – me separé de él para abrir la puerta, encontrándome con Thor.

-        Aquí está – gritó, Steve salió – ah no, no era, era un fantasma, una alucinación – gritó, reí ligeramente, nadie se acercó, al parecer le creyeron.

-        ¿Qué ocurre? – le pregunté, Steve se puso a mi lado.

-        Pues, todos te están buscando después de que Wanda y Yelena dijeron que tuviste un pequeño problema y que tus ojos cambiaron de color – respondió – estábamos preocupados por ti, lady Solecito – le sonreí, Steve refunfuñó.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora