T3 - Capítulo CXIII: Erskine

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- Steve, déjame ir – le pedí, pero él negó.

- Si sales de aquí, siento que te alejarás de nosotros, y no te podré ver por mucho tiempo.

- No te vayas, mami – dijo Abraham abrazándome fuertemente, pero él volvió a temblar cuando otro estallido volvió a sonar, él temblaba del miedo, quizás no recordaba a este hermoso niño, pero sí estaba segura de que, si él tenía miedo, yo también lo tenía, pero, sobre todo, me enojaba.

- Voy a volver por ti, te lo prometo – dije agachándome a su altura, besé fuertemente su frente – pero ahora necesito que te resguardes mientras mamá resuelve esto ¿sí? – negó con la cabeza – por favor, solecito, hazme caso.

- No porque la última vez te obedecí, me dejaste – se colgó de mi cuello, lo abracé nuevamente mientras acariciaba su pequeña cabecita.

- Esta vez no será así, lo prometo.

- No – dijo sin dejar de abrazarme fuertemente, el ruido del exterior no me dejaba concentrar en este momento, mi niño seguía temblando, no puedo pretender ser una madre amorosa, si solo siento enojo en mí, me separé con delicadeza de él.

- Escucha, Abraham, voy a volver, te lo prometo, pero tengo cosas por resolver que aún no puedes entender, no puedo ser tu mamá de siempre mientras siga persistiendo esto ¿crees que quiero esto para ti? – negó con la cabeza – yo no quiero que vivas escondido, quiero que seas un niño libre y feliz, quiero que tu vida siempre sea así, quiero que tú tengas lo que yo no pude – él solo me abrazó fuertemente por última vez para soltarme.

- _____, espera, no – dijo Steve – es aterrador volver a imaginarme sin ti, después de hoy, ya no puedo – sus ojos reflejaban el miedo de sus palabras, me acerqué a él para tomarlo de las mejillas y besarlo, él me atrajo más hacia él para profundizar el beso.

- Te amo, Steve – le dije, él sonrió levemente por unos segundos.

- ¿Tenías que decirlo ahora? – preguntó – suena a despedida.

- No seas pesimista, cariño, Abraham y tú son mi corazón, así que debo volver por ustedes.

- Seguiré luchando por ti, por nosotros.

- Yo igual – respondí, él me dio un corto beso.

- Abre la puerta, Tony – dijo Steve, entrelazó su mano conmigo – ¿no creías que iba a dejarte salir sola? – besé su mejilla.

Steve y yo salimos juntos, Eric y la Hermandad estaban atacando a Ross y sus hombres, así como viceversa, pero ellos dieron la orden de parar al verme.

- O viene con nosotros por las buenas o por las malas, Sra. Rogers – dijo Ross.

- ¿Y puedo saber por qué se me acusa? ¿Qué es lo que le he hecho a usted o a esta nación para que quiera llevarme como un criminal?

- Usted lo sabe, Sra. Rogers – vio mi mano entrelazada a la de Steve – le recomiendo que no se meta en esto, Rogers.

- La llamó Sra. Rogers, sabe que es mi asunto – respondió.

- Desde que volví de la muerte, no he hecho absolutamente nada que dañe a su nación, si habla por lo de los autos, nadie salió herido de gravedad, además, yo solo respondí al primer golpe, casi destruyó sus armas, pero fue para defenderme porque usted se niega a tratarme como una persona, me ve como al monstruo que necesita para no hacer su vida aburrida – di un paso hacia él – pero eso sí no lo dude, que yo responderé a cualquier golpe que dé contra mí, mi familia o mis amigos, y lo haré mucho más fuerte porque soy la villana ¿cierto? – él alzó su mano y sus hombres me apuntaron con sus armas, tenía muchos puntos rojos de luz sobre el cuerpo.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora