Capítulo IV: Tres deseos

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- No está pensando en elegir a Rogers ¿verdad? – le dijo Philips a papá mientras observábamos como Peggy entrenaba a los soldados.

- No solamente lo he pensado, ya lo he elegido – le respondió.

- No será por usted ¿cierto, agente Erskine?

- La decisión es completamente de mi padre, coronel Philips, además tiene todo mi respaldo.

- Cuando trajo a un asmático a mi base, yo no dije nada porque pensé que le serviría como conejillo de Indias, pero mírenlo – lo observamos – me va a hacer llorar, si le encajo una aguja lo atravesaré.

- Yo veo un soldado que siempre da lo mejor de sí por más que tenga todo en su contra.

- Exacto – dijo papá – busco mucho más que solo cualidades físicas.

- ¿Sabe cuántos pies tuve que besar con el Senador para concretar esto?

- Sé que se ha esforzado.

- Quiero que me recompense, Hosch pasó todas las pruebas.

- Es agresivo – dijo papá.

- Y un idiota – agregué.

- La guerra no se gana con ternura sino con agallas – dijo para lanzar una granada desactivada – ¡Granada! – todos gritaron asustados y se escondieron, pero el único que se quedó y cubrió la supuesta explosión con su cuerpo fue Steve.

- Atrás – gritó – no vengan – notó que no explosionó, alzó su vista hacia mí – ¿es otra prueba? – me preguntó.

- ¿Tú qué crees? – lo ayudé a pararse – ven, tenemos noticias para ti – caminamos con papá otra vez al área privada.

- Steve Rogers – le dijo papá – tú eres el elegido, será el primer Súper Soldado – rio.

- ¿Yo? Debe ser una broma.

- Solecito, creo que nos equivocamos – me dijo papá.

- Vayamos por Hosch – dije como haciendo que caminábamos hacia afuera.

- Esperen – dijo Steve.

- Tranquilo, te estamos molestando – nos sentamos alrededor de la mesa.

- ¿Por qué a mí? – preguntó.

- Porque eres uno en un millón, hijo – le dijo papá, sacó una botella de vino – esto es de Ausburgo, nuestra ciudad, muchos olvidan que el primer país que invadieron los nazis fue el suyo, después de la primera gran guerra, mi pueblo sufrió mucho, era frágil y muy débil, entonces apareció Hitler con sus marchas y todo el espectáculo, él escuchó de mí y de mi trabajo, así que me buscó, y me dijo tú nos fortalecerás, yo no estaba tan interesado, tenía una esposa y un hijo pequeño, solo quería cuidarlos, pero él envió a Schmidt, el líder de H.Y.D.R.A., él era un científico brillante y decidí creer en él, sentía que era mi amigo, así que decidí ayudarlo, al principio todo iba de maravilla, hasta tuve a mi solecito – dijo pellizcando mis mejillas, solo le sonreí – éramos una familia respetada y acomodada, Schmidt dijo que vio espíritu en mis hijos así que con Sonya dejamos que desde pequeños fueran entrenados por sus fuerzas especiales, obvio que bajo nuestra supervisión, pensábamos que buscaba un cambio positivo, hasta que, por fin abrí los ojos, Schmidt estaba cegado por la ambición y poder, él estaba fascinado por el ocultismo, estaba convencido de que había un gran poder oculto dejado en la Tierra por los dioses, esperando a que lo tome un hombre superior y ese sería él, yo estaba trabajando en mi fórmula, él sabía lo que conseguiría con ella, él quería ser ese hombre, bajo amenazas hacia mi familia hizo que se la aplicara, lo hizo más fuerte, pero no estaba lista, le provocó efectos secundarios, él quería más, pero mi familia me apoyó en huir, nos habíamos contactado con agentes de la S.S.R., nos ayudarían, pero ese día, mi amada Sonya decidió quedarse atrás – dijo con dificultad – para que podamos huir, él la mató – le sequé las lágrimas a mi padre – vinimos aquí y empecé a trabajar nuevamente en el suero con ayuda de mi solecito, no confiaba en nadie más, no quería que vuelva a caer en las manos equivocadas porque entendí que lo que falló también fue la persona a quien se le aplicó, el suero amplifica todo en tu interior, entonces el bien se amplifica, el mal se incrementa, por eso fuiste elegido porque alguien fuerte que tuvo poder toda su vida, pierde respeto por el poder, pero alguien frágil conoce el valor de la fuerza y compasión.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora