One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)

T3 - Capítulo XCIII: Mamá

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- Vuelve pronto – le dije mientras me despedía de Steve en la puerta.

- Claro que sí, mi solecito – dijo acariciando mi mejilla – yo también los extraño demasiado – me di un beso para darse media vuelta.

- Cariño ¿no olvidas algo? – le pregunté, él volteó.

- Ya te besé – dijo pensando – cierto, te amo, mi solecito – reí.

- Yo también te amo, pero no estabas olvidando eso, Capitán Despistado – le dije, él seguía pensando – Howard se molestaría mucho si lo olvidas.

- Mi escudo – lo alcé, él rio – definitivamente, sería un desastre sin ti – dijo colocándoselo detrás de la espalda, me abrazó por la cintura.

- Lo sé por eso te casaste conmigo – le respondí.

- La mejor decisión de toda mi vida – respondió para darme un beso en la nariz – volveré pronto, solecito – dijo para marcharse finalmente intercambiando lugares con Bucky, el auto de Yelena se asomó, había venido por él, se ofrecieron para llevarme para ir por Abraham, fui con ellos, Yelena estaba muy ilusionada con Buck y eso se notaba.

Los días iban pasando, Steve ya había vuelto a casa, pero sabía que, en cualquier momento, agarraría su escudo y se iría otra vez, Abraham siempre estaba más feliz cuando Steve estaba aquí, así como yo, estábamos revisando los detalles para la fiesta de cumpleaños, a Abraham le emocionaba que sus amigos estuvieran por primera vez presentes en su cumpleaños, fue divertido planear todo juntos los tres, pero otra vez el deber llamó a Steve y tuvo que irse.

- ¿Todo listo para mañana? – me preguntó Nat mientras decoraba el pastel de Abraham.

- Sí – dije colocando el pequeño escudo decorativo en la cima de la torta – Steve se fue ayer, regresa mañana por la noche para la fiesta.

- Entonces ¿Quieres una cerveza? – preguntó.

- Pensé que nunca lo pedirías – dijo sonriente para sentarnos en la mesa del jardín.

- Oye ¿estás bien? – preguntó apoyándose en su brazo.

- ¿Por qué me preguntan eso?

- Porque es clara la diferencia en tu rostro a cuando está Steve y cuando no, deberías hablar con él, decirle cómo te sientes.

- Estoy bien Nat, además sé porque Steve se esfuerza, quiere a Ross alejado de mí.

- Ha pasado mucho tiempo.

- Lo sé, pero la última vez que lo vi fue como si yo fuera Drácula y él, Van Helsing, además me siento segura con Steve cuidando al mundo, él es quien arranca la hierba mala – sonrió.

- Cuando yo me siento sola, voy al laboratorio y saco a Bruce – reí.

- Lo sé, lo he visto – contesté sonriendo.

- Exacto, sé que puede estar creando algo importante, pero él es mi compañero, mi esposo, a veces para ser feliz, tienes que ser un poco egoísta, selo, _____, así que la próxima vez que te sientas sola, tráelo a casa, no importa si está bajando a un gatito del árbol, él también necesita recordar por lo que siempre pelearon ambos, una vida tranquila y feliz juntos.

- Gracias por el consejo, Nat, me alegra tenerte – dije estrechando su mano.

- Y siempre me tendrás – respondió, bebimos un par de cervezas más aprovechando que Abraham seguía dormido, pero no tanto, tenía que dormir para llevarlo a la escuela.