Subcapítulo I: Tenía una cita

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Poco a poco fui abriendo los ojos, sentí que mi cuerpo estaba sobre una suave cama, definitivamente ya no estaba en el avión de Schmidt, oía el sonido de los cláxones de los autos, así como la narración de un partido en una radio, empecé a escuchar con atención la narración, me paré con cuidado y observé el lugar, entró una agente pelirroja saludándome.

-        ¿Dónde estamos? – le pregunté.

-        Usted está en un hospital en New York – estaba mintiendo ya que adiviné el resultado del partido de beisbol, los Dodgers ganaban 5 a 4.

-        Ese partido es de mayo del 41 y lo sé porque estuve ahí – ella se sorprendió, caminé hacia ella – te preguntaré otra vez ¿dónde estamos? – entraron soldados, podía ser una trampa, los golpeé y atravesé la pared, empecé a correr, no sabía a donde ir, la ciudad en la que estaba era New York, pero distinta, llegué a un punto donde estaba rodeado de edificios y pantallas con videos.

-        Descanse soldado – dijo un tipo con un parche, se acercó a mí – soy Nick Fury, lamento mucho este espectáculo, solo queríamos revelarle la verdad poco a poco.

-        ¿Revelarme qué? – pregunté confundido.

-        Estuviste dormido por casi 70 años – observé la ciudad, estaba en una época que no era mía, vi con tristeza mi muñeca, ya no tenía su pañoleta roja amarrada, solo me preguntaba si ella aún seguía aquí.

-        ¿Estará bien?

-        No, es que – recordé nuestra conversación – tenía una cita.

-        Ella aún está aquí.

-        ¿En serio?

-        Sí, sígame – me hizo subir a un auto, vi a la agente pelirroja.

-        Lamento lo de hace un momento – le dije.

-        No se preocupe, es una reacción normal, soy Natasha Romanoff – estrechamos manos – y usted es Steve Rogers – asentí, me llevaron hasta un hospital, me hicieron pasar.

-        Steve – me dijo, sonreí, a pesar de que no era ella.

-        ¿Cómo está mi chica? – habían pasado los años que dijo Fury para ella, quizás ella estaba muerta.

-        No tan bien como me gustaría decir – empezó a llorar, me acerqué a ella – perdóname – la vi preocupado – ella murió y fue mi culpa, me dijo que era peligroso, Howard dijo que fue primero sola, cuando llegamos, el lugar estaba vació, no había nada, no estaba, una organización como H.Y.D.R.A. se la llevó y luego enviaron fotos de su cuerpo – empecé a llorar, no pudo tener un final así.

Empecé a concentrarme en el nuevo mundo en el que estaba, las cosas habían cambiado, pero los mismos tiranos seguían, ahora formaba parte de un equipo llamado "Vengadores", Natasha se había convertido en una gran amiga, así como la sobrina de Peggy, Sharon, conocí al hijo de Howard, Tony, era agradable, pero su sarcasmo era a veces intolerable.

Estaba en Washington, en el museo Smithsoniano, tenían un área dirigida a mí dentro del área de la segunda guerra, vi los recuerdos de aquella época, fotografías de todos mis compañeros, hasta que llegué a la fotografía de Bucky, mi gran amigo, y vi su foto de ella, la extrañaba demasiado, aún no podía asimilar la forma en la que murió.

-        Steve – dijo Nat – otra vez aquí – asentí – me hubiera encantado conocerla, ya sabes soy la mayor admiradora de la única aulladora.

-        Ella era genial, siempre sabía cómo hacer sentir bien a las personas.

-        Debió ser genial, tenerla como mejor amiga – asentí – Tony nos necesita, necesita resguardar el nuevo elemento que creo, está en el estacionamiento – me puse mi traje, salimos y subimos a la camioneta – debemos parecer personas normales para no levantar sospechas – me explicó, Clint nos acompañó, él conducía, el viaje transcurría con normalidad hasta que una llanta explotó.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora