Capítulo XIV: Ponerse al corriente

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En mi cabeza, empezaban a reproducirse escenas desde que crecí en Ausburgo hasta mis últimos días en H.Y.D.R.A., pero aquellos recuerdos se mezclaban con unos que no entendía sobre mí asesinando gente, desperté agitada, veía todo ligeramente borroso, vi a un hombre a mi lado.

- ¿Howard? – dije, parecía él, solo que un poco mayor, por inercia lo abracé, vi el mundo detrás de él – ¿Qué es este lugar? – mi cabeza empezó a doler – ¿Dónde está Peggy? ¿el Sr. Jarvis? ¿Souza? – lo vi bien – espera, no eres Howard, aunque te pareces mucho a él – miré a todos lados, no sabía dónde estaba, sentía una gran presión en mi pecho, lo empujé para salir corriendo a buscar a Peggy, lancé una silla contra la pared de vidrio de ese laboratorio para romperla e intentar huir por ahí, temía seguir en H.Y.D.R.A. y que quieran hacerme algo otra vez.

- ____ – oí una voz muy familiar, pero era imposible, volteé a ver, era él, mi respiración estaba agitada, mis ojos empezaron a aguarse, me acerqué a tocarlo, mis manos estaban por encima de su pecho hasta llegar a su cara, él tomó mis manos e hizo que lo tocara.

- Steve, estás vivo – tenía mucha presión en la cabeza, sentí como si se me partiera en mil pedazos, era como si hubieran metido todos mis recuerdos a una batidora, grité por el dolor, solo escuché un ruido fuerte y todo se volvió negro – Steve – dije al abrir poco a poco los ojos.

- Aquí estoy – dijo acercándose y tomando mi mano, solo me sonreía y la besaba.

- ¿Cómo es posible que estés vivo? – dije llorando y tocando su cara, esto parecía un sueño loco, el sueño más loco.

- Tuve la misma reacción que tú al despertar, solo que sin tanto caos – sonrió – cuando mi avión cayó quede congelado por casi 70 años, lamento no haber podido ir a nuestra cita, si sirve de algo aún no veo la película.

- ¿Dijiste casi 70 años? – toqué mi cara ya que debía ser una anciana, pero seguía lozana – no entiendo nada, lo último que recuerdo es haber estado encerrada en un laboratorio de H.Y.D.R.A., ellos querían que recreará el S.S.S., me lo inyectaron para comprobar si era verdad, funcionó y de ahí no recuerdo nada – me abrazó, estaba asustada y aturdida.

- Tranquila, solecito – lo abracé más fuerte, nadie me llamaba así hace tanto tiempo, al menos me sentía al salvo entre tanto caos a su lado.

- ¿Dónde está Peggy? ¿Howard? ¿Conoces al Sr. Jarvis y a Souza? – le dije.

- La única que sigue aquí es Peggy.

- Quiero verla.

- Está bien, pero quiero que sepas que para ella si han pasado 72 años, para ti fueron 72 años– asentí y me paré, noté que traía unos shorts cortos y una camiseta de tiras, me metí a la cama otra vez para taparme – le diré a una amiga que te traiga algo ropa, lo lamento – dijo refiriéndose al verme así.

- No te preocupes, Steve – salió de la habitación, me cubrí con la frazada y me asomé por la ventana, New York era diferente a lo que recordaba.

- ¿Hola? – oí una voz femenina, volteé – soy Natasha, amiga de Steve – me saludó una pelirroja con algo de ropa en su mano – traje algo de ropa para ti – le dejo sobre la cama – si hay algo más que necesites, no dudes en pedírmelo – me sonrió, le devolví la sonrisa y salió, me acerqué para tomar la ropa, el pantalón era diferente a lo que acostumbraba, tenía una textura que me gustaba y unos botines con tacón sin cordones como los que usé durante la guerra, el abrigo era bonito y una blusa blanca, me admiré en el espejo, en serio amaba el abrigo.

- Sabía que te gustaría el abrigo – dijo Steve entrando – "puedo sentirme mal por dentro, pero jamás por fuera" – repitió mis palabras, le sonreí – falta una cosa – sacó algo de su chaqueta, era mi pañoleta roja – te dije que te la daría cuando te vuelva a ver, fue una promesa – la amarró a mi cabello.

One in a million (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora