Capítulo 7

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Sakura:

Es la primera vez que lo veo tan furioso, parece un animal a punto de degollar viva a su presa y me siento tan pequeña e indefensa. Pero mi orgullo es mucho más fuerte que su aura y no le muestro miedo.

Ese día que salí de esta habitación al romper por accidente el cuadro de su familia estuve dando vueltas en mi habitación, por una parte la conciencia me carcomía, pero por otro lado mi sed de desquitarme fue mucho más poderosa.

Decidida regresé a la habitación y tire todo a mi paso, la cama la deje desordenada, la ropa fuera del clóset así como los cajones desordenados, mi rabia a medida que destrozaba todo empeoró mi temperamento desatando un huracán que destruyó completamente esa habitación.

Al ver cómo había quedado sonreí con satisfacción, me sentí libre al haberlo hecho, con eso dejo en claro que conmigo no se vale chocar. Salí de ahí viendo a todos lados, nadie me vio y al final me quedé dormida.

Lo veo y sus ojos ámbar están tan fríos como un tempano de hielo, pero sigo sin inmutarme, me rodea con lentitud pero no le muestro miedo, nuestras miradas vuelven a chocar y una ira también se firma en mis ojos.

Sonríe irónicamente, se acerca al cuadro roto, por un instante veo una pequeña tristeza en sus ojos, algo se removió en mi al verlo así, pero así como fue tan fugaz todo volvió de nuevo al principio. Agarra mi brazo con fuerza y juro que va a romperlo a la mitad.

Mis dientes están temblando por el dolor, pero lo soporto, su cuerpo exuda estremecimiento trato de pedir que me suelte pero antes de hacerlo me tira al suelo con una brusquedad que mi cabeza golpea el cemento creando una herida en mi frente. Pero aún así no se inmuta, está vez lo miro con odio, me levanto con la intención de golpearlo pero sus manos son rápidas y me tiene inmovilizada.

—Eres un desgraciado—mascullo sin dejar de mirarlo—¿Siempre eres un golpeador de mujeres?

—No lo soy, pero cuando me sacan de mis casillas no conozco la caballerosidad—toma mi barbilla con enojo, sus uñas se clavan en mi carne y no evito dar un gemido de dolor—¿No sabes lo que has hecho verdad?

—No me arrepiento—lo desafío—. Esto es mi venganza por joderme la vida.

Me tira otra vez al suelo sintiendo que mi espalda se parte en dos, estoy por levantarme pero su pie pisa con fuerza mis muñecas, lo miro con más rabia, si piensa que me verá sumisa ante él está muy equivocado.

Con todas mis fuerzas lo empujó y aprovecho en levantarme y coger lo primero que encuentro para tirarlo en su cabeza. Pero es tan rápido que lo esquiva con facilidad.

Comandante tenía que ser esta bestia.

—¡Te voy a enseñar una lección para que nunca más vuelvas a tocar cosas que no te pertenecen!—me agarra con fuerza del brazo y me arrastra hacia afuera—. Con esto aprenderás a no meterte conmigo.

—¡No te tengo miedo, suéltame imbécil!—trato de soltarme, incluso de morderlo pero su fuerza mezclado con su ira lo hacen ver una persona diferente—¡Qué vas a hacer!

Bajamos las escaleras a vista y paciencia de todos, Wei intenta ayudarme pero la mirada fulminante de este animal lo deja congelado. Abre con fuerza la puerta de mi habitación y me empuja en la cama.

Me escabullo hacia el fondo, y el muy idiota se burla de mí, cierra puerta y camina con lentitud hacia mí. Mis ojos se abren con sorpresa y enojo quiere abusar de mí.

—Antes de hacer lo que estás pensando prefiero a cualquier otra mujer, porque tú solo me inspiras asco—eso me molesta demasiado—. Vas a quedarte encerrada en este lugar. Y no vas a ver la luz del día nunca más.

𝑨𝒍 𝑭𝒊𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝑨𝒎𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora