Capítulo 39

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Kaito sigue sin dejar de admirar a la mujer que alguna vez amó con todas sus fuerzas. En el pasado hizo de todo para hacerla feliz e incluso dar su vida y protección por ella. Cuando compró el anillo de compromiso sólo su mente estaba llena de ella, imagino cuando aceptaba casarse con él y al poco tiempo estar juntos de la mano hacia el altar.

La noche que fue rechazado y humillado fue la peor de su vida y quiso sentir que todo era una pesadilla. Una que se hizo real cuando ella se fue sin mirar atrás para mirarlo una última vez y darse cuenta de todos los ruegos que le imploró antes de desaparecer por la flamante puerta del lujoso restaurante.

A pesar que han pasado cinco años de ese mal momento, para él sigue siendo tan doloroso que siente que no va a poder perdonarle nunca todo el daño causado. Las máquinas que mantienen con vida a Akiho siguen sonando y después de verla con profundidad decide marcharse y no volver a Inglaterra. Su madre afortunadamente es una mujer sana y si desea visitarlo tiene el avión privado para ello.

—Hasta nunca—susurro en el instante que su corazón le grita que no la deje y no sabe el porqué—. Ruego que te recuperes y que no vuelva a saber más de ti.

Cuando salió de la habitación unas inmensas ganas de llorar lo envolvieron, si esto hubiera sucedido en el pasado estaría muriéndose de dolor. En ese momento un golpe en toda su rostro lo hace caer estrepitosamente al suelo, levanta la cabeza y un energúmeno Levine está con el puño levantado, está por golpearlo otra vez cuando Kenny lo detiene, Zuria y Tim vienen tras ellos.

—¡Te dije que no te acerques a mi hermana imbécil!—vocifera sin importarle que están en un hospital—¡Esto me lo debías desde hace mucho tiempo, agradece que no te mato en este instante!

Kaito se levantó con una mirada tan fría que dejó petrificado a Levine, antes de responder algo una tremenda bofetada bota al muchacho al suelo incluso de los brazos de Kenny. Tim corre al auxilio de su hijo mirando a Kaito muy enojado pero que al susodicho le importa un comino.

—La próxima vez que me toques, no me culpes por lo que te pueda pasar Shinomoto—dijo muy enojado—. Si vine a verla fue para asegurarme que no haya cometido una tontería y sea yo el señalado por eso.

—¡Eres un…!

—¡Ya Levine, tu hermana está en un estado crítico y solo te interesa pelear con Yuna!—arremetió su padre muy enojado dejando al muchacho atónito—. No hagas que te envié a casa y te castigue por ello.

El joven solo apretó la boca y mirando a Kaito se alejó de ahí, Tim observó a Kaito algo desconcertado, se supone que si ya no siente nada por Akiho ni siquiera estaría indagando por su salud.

—Akiho y tú ya no tienen ningún vínculo muchacho—comentó Tim ante la atenta mirada y lenguaje corporal de Kaito—. Sabes que está casada y muy feliz.

Más allá Zuria está bufando con impotencia, cómo es posible que siendo su padre, el que más la conoce, no sé de cuenta de la gravedad en la que se encuentra su hija. Kenny advirtió a su madre de cerrar la boca, no era el momento de hablar y mucho menos con Kaito cerca.

—Lo se perfectamente señor Shinomoto—respondió Kaito sin cambiar su expresión—¿Está enterado usted sobre la invitación que llegó a mi casa por el cumpleaños de su hija?—el rostro de Tim es de asombro—. Parece que no, muy bien, déjeme explicarle que desde hace mucho tiempo su hija dejó de interesarme. Si hice acto de presencia fue para dejar claramente constatado que estoy tranquilo y agradecer por su cortesía.

—¿Quien te dio la invitación?—pregunto Tim con muchas dudas—. Era un evento con las personas más allegadas a nosotros.

—Fue un mensajero quien lo dejó—intervino Zuria poniéndose de lado de su hijo—. Nos dijo que nos esperaban, eso es todo.

𝑨𝒍 𝑭𝒊𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝑨𝒎𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora