Capítulo 66

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Shaoran:

Pasé saliva por todos los nervios acumulados, veo a mi madre y hermana dándome ánimos y suerte para que de una vez pueda darle un término a esto. Cuando estaba comiendo con Sakura y mis hijos su móvil empezó a sonar. Pensando que era algo del trabajo contestó pero, al ver su rostro complicado tuve un nudo en la garganta.

Contestó la llamada y al saber que era mi madre tuve que tomar su móvil. En el rostro de Sakura está la incomodidad y la culpa. Oí lo que me dijo mi madre y al decirme lo que pasó con Tomoyo me levanté del asiento con rapidez. Después de decirle que iría en ese momento Sakura alistó a mis hijos para irnos. Apreté los labios en señal de molestia y por ser el causante de que todo se haya echado a perder.

Quise llevarlos a casa pero ella no me dejó. Me pidió que vaya a estar con ella y que por ellos no me preocupe. La conozco perfectamente para saber qué está demasiado incómoda por este bochornoso momento que estamos pasando. Tomó un taxi dejándome petrificado, solo logré despedirme de mis hijos que preguntaron porqué me iba. Algo que no sabía qué responder.

Subí a mi auto furioso conmigo mismo, golpeé el volante sacando toda mi frustración. Sakura y mis hijos no merecen todo esto y estoy dispuesto a que todo se acabe ya. Abrí la puerta con cuidado, entré despacio y estaba acostada en la cama. Mi madre me explicó lo que pasó, viéndola con una venda en la cabeza hace que me sienta culpable. Imaginar que se volvió loca al enterarse de mi paternidad con otra mujer no es nada agradable y mucho menos si ella sigue siendo mi esposa.

Me acerqué para quedar frente a ella, los recuerdos del pasado llegan a mi mente, el día que nos conocimos, nuestra primera salida, nuestro primer beso, el día que nos casamos, la espera de Shin y su nacimiento hasta el día en que me la arrebataron de una manera tan cruel y despiadada. Unas lágrimas se asoman en mis ojos, ella ha sufrido demasiado y no se lo merecía. Pero…

Tampoco somos culpables de lo que el destino hizo con cada uno de nosotros.

—Xiao-Lang—sus ojos aceitunados me miran con profunda tristeza, viéndolos mejor, eso fue lo primero que me gustó de ella—. Estás aquí.

—Hola—atine a decirle, tengo una gran opresión en mi pecho, por un lado mi remordimiento por haberla olvidado y por el otro lado el sufrimiento de Sakura, sin olvidar que Tomoyo también sufre—¿Cómo te sientes?

—Nada bien—respondió sintiéndome miserable—¿Cuando pensabas ser sincero conmigo?

—Te juro que pensaba decirte todo—confesé agarrando una silla que está cerca de mí, sentándome a su lado—. Solo buscaba la oportunidad. Lamento mucho que te hayas enterado así.

—Desde que la encontraste te has olvidado de mí—habló mirándome fijamente—. Aunque ahora que lo pienso, me dejaste de lado desde que reaparecí.

—Tomoyo yo…—levanto su mano para callarme, su mirada es triste pero sin tintes de odio.

—Tuvo que pasar esto para darme cuenta de la realidad—pasé saliva mirándola—. No deseo seguir siendo un objeto de caridad para ti y tu familia.

—No lo eres—respondí con rapidez—. Eres la mujer que amé con todas mis fuerzas, fuiste mi primer amor, ese que nunca se olvida.

Sus lágrimas son tan lastimeras que sin importar nada la abracé transmitiendo consuelo. Mis ojos se cierran tratando de soportar no derrumbarme pero es inútil. Empecé a llorar por ella, por mí, y por nuestra relación que el destino y un maldito hombre desbarató a su antojo. Acaricie su cabello largo y negro, respira con fuerza y separándola de mi le volví a recalcar que no está sola y que pienso ayudarla pero si ella no se deja ayudar no podría hacer nada.

𝑨𝒍 𝑭𝒊𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝑨𝒎𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora