Epílogo

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10 años han pasado.

Hay paz en el mundo vampiro.

Nadie se atrevía a siquiera intentar burlar a los Vulturi.

Se corrió el rumor, y los testigos de aquel evento lo confirmaron. Había una nueva adición al gran clan.

Un pequeño prodigio que descubriría cualquier cosa que quisiera sobre quién estuviera en su campo de visión.

Y eso era lo más intrigante, Vladimir y Stefan habían planeado una revuelta, siete años atrás, sin embargo, fueron detenidos incluso antes de empezar con sus planes.

Su atentado fue castigado con cárcel por unas cuantas décadas, era evidente que saldrían reformados gracias a los guardias de las mazmorras: Jane y Fred.

¿Qué era lo intrigante?

Vladimir y Stefan nunca se mostraron a otros vampiros y evitaron a toda costa a los Vulturi y a dicho prodigio.

La realidad era igual de espectacular que las teorías que rondaban entre los clanes y nómadas.

Demeanne Vulturi había cumplido su sueño de ser un superhéroe, pero uno muy especial.

Desarrolló habilidades de sigilo junto con su padre, Demetri, siendo capaz de evadir hasta el más diestro en rastreo, su propio padre.

Ésto le resultó de maravilla al momento de atrapar a los villanos y descubrir sus planes.

Desde las sombras obtenía la información deseada.

Siendo tan joven como un híbrido de tres años, con apariencia de trece, fue el orgullo del clan Vulturi.

Pero que no los engañe su seriedad y complejo de ninja.

Dentro del castillo, más específicos, el área oeste, que compartía con sus padres, era un niño de mamá.

Tan mimado que parecía dos personas distintas en acción y en descanso.

Claro que eso lo sacó de sus padres, de igual manera.

Incluso ahora, con su apariencia que sería permanente, de 19 años, todos los miembros principales del clan, los reyes, reinas y su guardia, admitían que su debilidad era su madre, Annabeth.

Era el orgullo de su padre y el tesoro de su madre. Pero no tesoro como Isabella una vez lo consideró. No. Demeanne era un vaso que derramaba el cariño y amor que recibía de su madre sola, ahora añadiendo el de su padre, comenzaba a inundar los alrededores.

La visión de Alice, antes de descubrir las decisiones de los reyes, en aquel claro, la última vez que vieron a los reyes, se cumplió de cierta manera.

Era un extraño día nublado en Italia, Annabeth y Demetri llevaron a Demeanne a la playa en la cual pasaron un agradable día.

Al atardecer, un artista novato en la industria los encontró a los tres juntos sonriendo y disfrutando, digno de una obra de arte.

Inspirado regresó a su departamento dónde empezó a esculpir a aquellos extraños.

Su pieza ganó millones, en dinero y seguidores.

Las personas de todo el mundo empezaron a crear historias a partir de aquella escultura, fue una revolución artística.

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Los reyes habían prohibido el contacto con los Cullen y no con malicia, sino para darles un descanso a la pareja y su pequeño.

Con un último mensaje a Carlisle, quien entendió, cumplieron la orden.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora