Capítulo 54

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Residencia Cullen

- Leah, debemos hacer algo.

- ¿Qué crees que podamos hacer? Nadie nos escucharía, por lo menos, a tí te dejarían ir.

Seth y Leah se encontraban regresando de su patrulla alrededor de la casa de los Cullen.

Seth se sentía impotente, no quería esperar a que algo mágicamente sucediera, no, él quería hacer algo.

Leah, aunque no lo mostrara, estaba preocupada, no quería que Seth sufriera pues sabía la pureza de su corazón, él no querría lastimar a nadie de la manada de Sam, lo que daría paso a dicha manada de acabar con lo que ellos protegían.

Si, estaba preocupada, pero además por sí misma. Su reputación era algo que la marcó hasta su salida de aquella manada.

Aunque los último días se deshizo de su amargura, sus compañeros en la manada no se dieron cuenta y se quedaron con su imagen anterior.

No es que le importara lo que pensaran de ella, pero con el temperamento de un cambia-formas, sabía que podría salir lastimada, ni siquiera se atrevía a pensar en la muerte.

Ni en la suya ni en la de los demás, ella solo quería ser libre de que Sam estuviera sobre ella. Ser libre de las miradas acusadoras de su ex manada, ser libre del peso que un amor no correspondido lo generó.

Aunque se libró de este último y de Sam, ahora temía por su vida.

Quería llamar a Annabeth, pedirle un último favor, no por los Cullen que, a pesar de tener muchos problemas, la suerte parecía estar de su lado, sino por su hermano y por ella, y por su nuevo vínculo, por su Alfa, Jacob.

- Podemos hablar con Sam, seguro que nos escuchará.- insistió Seth.

- Seth, ya basta, no hay nada que podamos hacer.- lo miró seriamente.- a tí te ven como si fueras demasiado joven para pensar por tí mismo, a mi como una amargada y desgraciada. No...no tenemos salida..

- ¡Chicos! - los llamó Jacob.- ¡Tenemos una salida!

Ambos Clearwater se miraron y rápidamente se levantaron a seguir a su Alfa.

Al entrar, vieron a los Cullen reunidos alrededor de Bella, como normalmente estaban, solo que un poco más alejados.

Sus ojos eran casi negros por completo, reflejando la sed que tenían.

-...le gusta tu voz.- escucharon decir a Edward al llegar.

Isabella sonrió y acarició la mano de su esposo sobre su vientre abultado.

Para ella, saber qué tenía la atención de los Cullen, la hacia sentir dichosa, y escuchar que su bebé aún dentro de su vientre, mostraba inteligencia, la hacia sentir más alta que los demás.

- ¿Cuál es la salida?- preguntó Leah por fin.

- Él puede leer la mente del bebé.- les dice Jacob.

- Si, dice que no es su intención lastimar a Bella.- Edward se levantó y explicó.- ahora sé lo que quiere, y no es peligroso.

- Genial, ahora díselo a Sam.- Leah rodó los ojos.

- Sé lo que te preocupa.- le dijo Edward.- y sé que todo saldrá bien, siempre encontramos una solución.

Carlisle estaba impresionado con la declaración de Edward. ¿Cuándo había madurado así?

- No, Annabeth es la que encontraba la solución.- respondió Leah.

- Pero ella no está aquí.- continuó Edward.- Y tiene razón, debimos de haber aprendido algo en todos nuestros años.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora