Capítulo 34

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- Yo.../Beth...

- No hables solo escúchame. - Pidió Annabeth. - Me siento...traicionada, tú eres mi padre, mío, o se supone que era así... Cuando trajiste a Edward, pensé que te hacía feliz tener un hijo presente, traté de cuidarlo, incluso cuando se fué, no quería verte como cuando pasó lo de...- Aclaró su garganta.- Y cuando volvió fuiste tan feliz que pensé que yo no era suficiente...- Agacha la cabeza pero continua.- Todos te fallaron y yo me quedé, ensuciaron tu nombre, tu apellido y yo lo limpié, te pusieron en peligro y yo te protegí, los protegí.

>> Hice todo bien y viste por los otros, era tan feliz cuando veías mis logros, pero no duraba hasta que tenía que reparar los destrozos de los demás. Quise verte sonreír por mí, hacerte feliz haciendo feliz a los demás, eso funcionaba...- Su voz comenzó a temblar.- Pero cada vez que volvía de solucionar las cosas, te veías tan feliz sin mí...de verdad...¿eres feliz sin mí...?- Levantó la cabeza con los ojos rojos por las lágrimas.- Si...es así...yo...te perdono...- Susurra al final.- Te perdono...sin resentimientos... y...deseo que seas feliz.- Trató de dar su mejor sonrisa pero no pudo.

- ¿Y si no es así? - Preguntó Carlisle con cautela.

Annabeth abrió los ojos ante lo inesperado y, llena de esperanza respondió.

- También te perdono, sin resentimientos y deseo que seas feliz.

- Beth. - Suspiró su nombre. - No podría ser feliz sin mi niña a mi lado. - El corazón de Annabeth dio un brinco.

>> Cuando llegabas de aquellas responsabilidades, que no te correspondían, me veías sonreír porque pensaba en cuan maravillosa eres.

Se atrevió a dar un paso.

>> Cuando Edward llegó, sonreí pues ya no estarías sola y tendrías un amigo o hermano, alguien que, tal vez, te podría entender.

Dio otro paso.

>> Y cuando volvió, claro que me alegré de ello, pero también porque sabía lo afligida que estabas por él, por fin había regresado alguien que acompañará a mi Beth.

Otro paso más.

>> Tantas responsabilidades sobre tus hombros, y ninguna te correspondía.

Otro más.

>> Beth, cuánto lo siento, ni siquiera pude ser el padre que mereces. - Se acercó a acariciando su mejilla. - Mi Beth merece algo mejor... ¿Te conformarías conmigo? - Agachó su cabeza. - Soy tan inútil...no protegí a tu madre en su momento, no protegí a Miguel, no te protegí mientras eras humana, mucho menos cuando te convirtieron. Dime Beth.

Levantó su cabeza mirando a Annabeth a los ojos.

>> ¿Podrías perdonar a un padre inútil?

Ambos, padre e hija serían un mar de lágrimas de no ser por su estado. Annabeth, entre su debilidad desactivó el escudo de sonido y los Cullen-Hale escucharon todo aquello, pero ninguno se atrevió a moverse ni hacer ni un sólo ruido.

- T-te perdono, papá. - Pronunció Annabeth.

Carlisle abrazó a su hija y Annabeth abrazó a su padre. Hasta que Carlisle se separó y tomando a Annabeth de la mano, la guío hacia su escritorio sacando una caja de madera.

Era algo grande, como aquellas cajas de museos que contienen las obras de arte para su conservación.

Annabeth confundida y sorprendida, colocó la caja en la mesa para abrir la tapa.

Era un retrato de ellos en su vida humana.

Su madre, incluso Miguel, estaban allí. Los cuatro se veían felices.

Se notaba en los extremos los rastros de restauración, pero era tan delicado.

El grabado en el marco describía "Familia Cullen".

- Tu eres mi familia, Beth, y no me importa la sangre, yo soy tu padre, y por siempre lo seré. – Respondió a la pregunta no dicha de Annabeth.

- Lo que le dije a Charlie era verdad. - Dijo Annabeth confundiendo a Carlisle. - ¡Eres el mejor papá! - Y volvió a lanzarse a los brazos de su padre.

Annabeth salió de la oficina dándose cuenta de su falló en el escudo, pero antes de decir o hacer algo más, Demetri envolvió sus brazos a su alrededor. Rápidamente le correspondió.

- Es mi padre. - Susurró en el abrazo. - Y yo soy si hija. - Sollozó un poco más en los brazos de Demetri.

Demetri, aun abrazando a su esposa, vio a Carlisle con una radiante sonrisa en su rostro.

Annabeth perdonó también a sus hermanos Cullen-Hale, pero estableció un límite entre ella y ellos.

Jasper había estado sufriendo incluso desde las palabras de Carlisle, se propuso hacerse más fuerte para pagar, de cierta manera, lo que Annabeth había hecho por él en el pasado.

Jasper y Annabeth compartieron un momento a solas, claro, también junto a Demetri. Jasper se disculpó con él y Demetri aceptó. Ambos se llevaron muy bien incluso prometieron entrenar juntos, además de que Demetri le aconsejó sobre su sed.

Con Annabeth, ella le pidió disculpas por las palabras que había dicho en su contra, lo cierto es que Jasper era el que más había progresado en su autocontrol y en evitar los problemas, Jasper aseguró que no había nada porqué disculparse, sino que se esforzaría para ser mejor cada vez y así hacerla sentir orgullosa, cosa que enterneció a Annabeth.

Los demás aún se sentían avergonzados como para verle a los ojos.

Hablando de ojos, los reyes les habían enviado bolsas de sangre para que no perdieran fuerzas, Aro lo presentaba como gesto de disculpa por el tiempo que habían separado a la pareja, además del mal rato que Caius los hizo pasar, Marcus había influenciado en ello.

Carlisle poco a poco se iba resignando al casi nada de tiempo que tendría a sus hijos con él. No le importaba en realidad el color de sus ojos. Los demás se veían incómodos, pero no sé atrevían a decir algo al respecto.

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Alice llegó un día algo apurada reuniendo a todos en la sala de estar.

- Victoria pasará por aquí, debemos estar listos para cazarla. - Anunció Alice.

- Llevaré a Isabella con su madre el fin de semana. Estará fuera de peligro mientras ustedes están aquí. - Avisó Edward.

Demetri estaba recargado en la pared y Annabeth estaba recargada sobre él haciéndole cariños. Parecían externos a la conversación, pero ambos pensaban en posibilidades.

Después de unos momentos, los Cullen-Hale se dispersaron, menos la pareja aún en su posición.

- Es extraño...- Pensó Demetri en voz alta llamando la atención de su esposa.

- ¿A qué te refieres? - Pregunta levantando su cabeza.

- No ha aparecido por un tiempo y ahora se deja ver... ¿Y solo está de paso? - Ríe. - Está probándolos.

- Podrías rastrearla si quisieras...- Susurra Annabeth sólo para él, acercando su rostro y juntando sus narices, por la altura de Demetri, quien no cede a inclinarse.

- ¿Quiere mi señora, que lo haga? - Pregunta acercando a Annabeth tomando su cintura, obligándola a ponerse de puntas.

- No...no por ahora. - Sonríe y rodea el cuello de él con sus brazos. Demetri la levanta un poco más haciendo que ella quede flotando.

Disfrutan su cercanía.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora