Capítulo 4

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- Vamos, pequeño, es ahora o nunca.

- Solo no me digas pequeño...

- De acuerdo, de acuerdo. - Enredo mi brazo en el de Edward. - Allá vamos.

Abre la puerta de la cafetería.

>> Pequeño. - Susurro logrando hacerlo sonreír y caminamos hacia la fila donde escogeremos nuestro "almuerzo".

- Entonces, no nos dirás a dónde vas una o dos veces al mes.

Si, Edward no es muy bueno sacando temas de conversación. Río un poco antes de responder mientras Edward toma comida para ambos.

- No.

Pasamos por la mesa de la famosa Isabella Swan y vaya tienen razón, su aroma es intenso, Edward se puso tenso, pero pudo disimularlo.

- No perdía nada intentando. - Dice Edward sonriendo de lado, escuché algunos suspiros enamorados que me hicieron reír, provocando otros cuantos de los chicos.

Llegamos a la mesa, los demás ya estaban sentados.

- Tenían razón, es diferente, dime Alice, ¿Qué has visto? ¿Cuándo la boda? - Lo último lo digo para molestar a Edward y funciona.

- Mejor dinos Alice, ¿Sabes a dónde va Annabeth cada mes? - Contraataca Edward y golpeo su cabeza.

- ¡No sabes cómo me frustra saber todo menos eso! - Reniega Alice. - Ni siquiera deja a Carlisle desprotegido, ¡Eso se consideraría traición, Anne!

>> Tan siquiera déjame ver la ropa que llevarás. - hace un puchero

Sonrío enternecida y suspiro.

- Ya les he dicho que-. - Me interrumpen.

- "Lo sabrán cuando llegue el momento". - Dicen los cinco al unísono.

- Son tan lindos. - Tomo las mejillas de Edward.

- Anne. - Dice Edward en la mueca y tomando mis manos. - Tengo una reputación que mantener, ¿sabes?

- ¿Qué mejor manera que no venir durante una semana y volver con tu hermana como niño regañado? - Dice Emmett.

>> Toda la escuela habla de cómo Annie te trajo a la escuela a la fuerza.

- ¿Eso dicen? – pregunto y Emmett asiente.

- No se aleja mucho de la realidad. - Interviene Edward. - No me has dejado solo en ningún momento.

Iba a responder, pero una conversación llamó mi atención.

- Ángela, ¿Quién es ella?

- Ella es Annabeth Cullen. - Ángela, esa lindura es agradable

A diferencia de mis hermanos he compartido algunas palabras con ella, incluso hemos hecho trabajos juntas, tiene un corazón muy lindo.

- Algunos dicen que tiene una relación con Edward por la manera en que se tratan, solo míralos, se tocan como si fuese de todos los días. – Stanley añade.

También he compartido palabras con ella, aunque no fue muy agradable.

"Mira Edward, ahí está tu mejor amiga", pienso y le sonrío inocente, él me fulmina con la mirada.

- Y, ¿Es verdad? – pregunta Isabella

"Que lindura, Isabella. No querida, no soportaría llevar esa cruz." Edward aprieta mis muñecas y suelto un quejido.

"Está bien, está bien, suéltame"

- Pero sabes que es verdad. - Miro a Edward y me suelta y me concentro de nuevo en la conversación mientras intento peinar su rebelde cabello.

-No lo creo. - dice Ángela. - Parecen más bien parecen madre e hijo rebelde.

Emmett suelta la carcajada y toda la cafetería voltea a vernos con una muy sonrojada Ángela, los demás hacemos el intento fallido de callarlo, pero sólo nos hace reír más. Sólo Edward es el amargado.

"Ríete, sino todos sabrán que es por ti", pienso y Edward rueda los ojos, poco a poco uniéndose a nuestra risa.

"¿Lo ves?, eres más atractivo cuando sonríes", pienso. Me agradece con la mirada y yo beso su cabeza.

---

Llegamos a casa con un Edward algo alterado.

Pudo hablar con Isabella con normalidad durante su clase de Biología, esto representa puntos a favor de quedarnos por lo que le estoy muy agradecida, pero aún no podemos estar tranquilos, sus ojos delataron algo anormal en él, e Isabella pudo notarlo. Realmente espero que no curiosee sobre nosotros más de lo que los demás humanos saben.

Por desgracia, al día siguiente Isabella sufrió un accidente, Edward no pudo dejarla morir y corrió a salvarla, pero ella estaba lo suficientemente cuerda como para reconocer a Edward y su fuerza sobrenatural.

Ahora está en el hospital con Rosalie.

Tuve que llamar a papá para ponerlo al tanto de lo que sucedía y que buscara ser quien atendiera a Isabella y estoy llegando al área de emergencias.

Edward está sentado con la cabeza entre sus manos, con los codos en sus rodillas, está realmente frustrado y que Rosalie le recalque su error no ayuda a la situación.

-Rossie...- Digo en cuanto llego a donde ellos están. - déjamelo a mí. - le doy una sonrisa tranquilizadora.

- Bien. -Suspira. - Más te vale que no se convierta en una molestia, Edward, ¿Entiendes? De verdad, ¡no me quiero ir de aquí! - Termina Rosalie para caminar a la salida del hospital.

Entiendo su punto, yo tampoco quiero irme, no aún.

Si, Edward hizo una tontería, pero, puedo ver que no se arrepiente de haberlo hecho, ni lo hará.

- Edward. - Lo llamo con ternura, como si fuese un pequeño animal que no quiero asustar.

- También me vas a reprochar. - No me mira, no ha cambiado su posición.

>> ¿Sabes algo? No me importa, no me arrepiento de lo que hice. - Su voz es decidida, aunque flaquea un poco.

La hubiera salvado de una forma u otra si hubiera tenido más tiempo, yo lo sé. Está arrepentido de habernos puesto en peligro, mas no de haber salvado a Isabella.

- Pequeño...- Me arrodillo frente a él y lo abrazo y noto que se pone tenso, no lo esperaba.

>> Estoy orgullosa de ti. - digo mientras acaricio su cabello. - Sé que no fue la mejor manera, pero hiciste algo que habríamos lamentado durante mucho tiempo si no lo hacías, no te atormentes más, ¿de acuerdo? encontraremos la solución.

Lo suelto y me pongo de pie, a los segundos él me sigue.

- ¿Por qué? - murmura con la mirada en el suelo.

>> ¿Por qué no me culpas? - Susurra con pesar.

- Créeme, temo porque nuestra identidad sea expuesta. - Pongo mi mano en su hombro. - Pero eres mi hermanito.

>> Lo suelto jugando con mis dedos. - Tal vez pueda intentar forzar y bloquear lo que vio con mi escudo.

- No creo que sea posible. - Lo miro confundida. - Es... como una pared gruesa..

- ¿Quién lo diría? El silencio que siempre buscaste ahora es peligroso.

En eso llega Carlisle.

- ¿Y qué hago? - pregunta Edward mirando a Carlisle. - Si lo niego sería como si lo confirmara. - dice frustrado.

- Hijo, cálmate primero. - Intenta Carlisle.

- Edward. - Llamo su atención mirando detrás de él, allí está Isabella. Al voltear todos a verla la obliga a responder por su presencia tan cerca de nuestra conversación.

- Y-yo solo...- Carraspea. - Edward, ¿Podemos hablar? - Dice Isabella. Edward me mira suplicante.

"Tú puedes, pequeño. Confío en ti", pienso y acaricio su mejilla reconfortándolo.

- Me alegra que estés bien, Isabella. - Le digo para tomar a papá del brazo e irnos a su oficina.

Espero que todo salga bien.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora