Capítulo 18

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- ¡No estás concentrada!

Me toma del cuello y estampa contra el suelo.

Levanto mis piernas hacia su cuello y aplicó presión.

- No te creas tan bueno, Félix. – aprieto más el agarre, logrando formar grietas, me suelta y hago lo mismo. - Así que recordaste cómo hablar.

>> Le diré a los lobos que devuelvan la lengua. - Me burlo.

- No es nada personal. - Y desaparece sin más.

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Espero a Sam Uley y su manada en el mismo lugar que ayer, parece que solo me queda uno de ellos por conocer.

Ha pasado una semana desde la petición que hice para entrar en sus tierras, siempre a la misma hora espero aquí, pero cada día sin respuesta me pone más ansiosa.

Victoria no ha vuelto a aparecer, lo cual agradezco, no me gustaría matarla, pero es lo que hay, aún no he encontrado la razón correcta o que la satisfaga para detener su venganza, pero la seguiré buscando y tal vez cambie su opinión, tal vez hablar con el rey Marcus sobre cómo sigue adelante me ayude, pero no puedo contactarlo, no por ahora.

Debo admitir que...lo extraño.

Escucho pasos pesados pero sigilosos detrás de mí. Salto hacia una rama cuando siento que aquel cuerpo se ha aventado hacia mí.

- ¿Sigues con eso, Lahote? - Pregunto antes de bajar del árbol para enfrentar al lobo.

Ya me he acostumbrado a sus apariciones. El lobo va detrás de un árbol y vuelve como hombre.

- ¡Mosquito! - Exclama con la emoción de un niño y detrás de mí avanzan Sam y el último desconocido.

- ¿Mosquito? - Pregunto confundida.

- Si, ya sabes...- Empieza Lahote. - Chiquita, molesta y chupasangre. - Lo miro ofendida.

- ¡Hey! Aquí los de los genes chistosos son ustedes. - Reclamo. - Sus cuerpos de fisicoculturistas dan miedo. - Tiemblo falsamente.

- Es bueno saber que damos miedo. - Comenta el desconocido. - Jared Cameron.

>> Pero algo me dice que no debo juzgar.

- Annabeth Cullen, espero pasar tus expectativas. - Estrechamos las manos.

>> Entonces, ¿hay respuesta para mí? - Pregunto dirigida a Sam Uley.

- No estarás mucho tiempo, solo el necesario para saber que Swan está a salvo, estarás junto a ella en ese tiempo, además, hay una condición extra. - Pausa unos segundos y suspira. - Estarás cerca de Jacob Black, queremos que reportes si notas algunos síntomas de la transformación, tu presencia podrá acelerar el proceso, por ello no puedes estar mucho tiempo, ¿Entiendes?

- Trato hecho, pero, ¿Qué pasará mientras no esté allí? ¿Qué me garantiza su seguridad en mi ausencia?

- Es humana y es nuestro deber mantener a salvo a los humanos, más en nuestra tierra. - Responde Jared.

- Nos haremos cargo, estaremos alerta. - Termina Sam.

- Bien, de verdad se los agradezco.

Un dolor agudo aparece por el área del abdomen, gracias a un golpe de Félix, y los lobos se dan cuenta.

Al soltar un quejido de dolor se ponen en alerta, listos para atacar.

>> Tranquilos, sólo me sentaré por aquí. - Me acerco a un árbol y me siento recargando la espalda en éste.- No necesitan quedarse, pueden irse.- Digo al no ver intención de retirarse.

- ¿Qué edad tienes? - Pregunta Paul después de unos segundos.

Miro a los demás con cara de haberse golpeado la frente mentalmente (facepalm). - ¿Que? Parece de 17 pero apuesto a que es más vieja que todos juntos. - Se defiende y yo río.

- Tengo 20 años. - Me miran incrédulos. - Estáticos. - Esperan que continúe. - Es grosero preguntar la edad de una mujer. - me cruzo de brazos, pero siguen pareciendo insatisfechos. - Conocí a Ephraim Black. - murmuro ignorando sus jadeos de sorpresa.

Veo a Paul golpear el costado de Jared.

- Págame.

Y bufando le pasa unos billetes.

Después de algunas preguntas y la desafortunada noticia de que nunca supe ni sabré a qué sabe una hamburguesa o la nieve (helado) de vainilla o el chocolate, recibí el mensaje diario de Isabella.

Mi costado ya había sanado por lo que me levanté y despedí.

- ¡Vete por la sombrita, mosquito! - Se despide Paul, decido ignorar el apodo y corro hacia la residencia Swan.

Al llegar, en el borde del bosque, observo que Charlie sale de su casa acompañado de Billy Black y un segundo que, me parece, es familiar de Leah, por su olor.

Hablando de Leah, últimamente, solo hemos hablado por mensajes o por correo electrónico, me ha dicho que ha estado muy irritable últimamente y no se ha tenido que abrigar mucho.

Me preocupa porque Sam me ha hablado de los síntomas, para vigilar a Jacob, y no es muy común que haya una hembra en una manada.

Los veo alejarse con equipo de pesca y subo a la habitación de Isabella para esperarla.

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<<Me han dicho que has mejorado. Por desgracia, Félix no es el mejor luchador. Lástima que no podré ir yo mismo.>>

Un mensaje de Caius.

Se que todo esto es un juego para él, una estrategia para conseguir lo que quiere, pero no tengo muchas opciones, no tengo muchos movimientos a mi favor.

La tensión del vínculo con Demetri ha cesado lo suficiente como para saber que la grieta del desacuerdo, desespero y frustración ha sido cerrada y una mirada, un toque, estaremos nuevamente en casa.

- ¿Annabeth? - Isabella interrumpe mis pensamientos.

Hago un sonido para que prosiga.

Estamos acostadas en su cama mientras acaricio despreocupadamente su cabello.

>> ¿Por qué no usas tu don en mí? La manipulación. Eso haría más fácil todo. Para ti. Para mí.

- No puedo. - Cierra los ojos tratando de apartar las lágrimas venideras.

- Oh...

- Mi compañero y yo tuvimos una discusión que no terminó muy bien. - Explico, abre los ojos y me mira con atención. - Esa discusión afectó mi don y el efecto no sería duradero.

Asiente comprendiendo.

>> Además de que aún no logro descifrar tu mente. - Digo pensativa y continúo al ver su cara confundida.

- Entonces, ¿Si has pensado en cambiar mis recuerdos?

- Si, pero sería más complicado, sabiendo lo que hay tras de ti. - Hace un sonido de afirmación y nos quedamos en un silencio un momento.

- Quiero olvidarlo, pero una parte de mi lo espera...ya me cansé. - Dice Isabella, pero no respondo, en cambio, tarareo una canción de cuna que cantaba mi madre en vida.

>> ¿Tú me dejarás también? - Pregunta nerviosa.

- No... Cumpliré mi promesa. - Con ello nos sumergimos en un cómodo silencio.

No me agrada Isabella del todo y odio tener que pagar los platos rotos de Edward, pero en estos días la he visto tan concentrada, no solo para olvidarse de su primer amor, sino para enfocarse en su relación con los demás... Ha madurado algo...

Isabella se queda dormida. Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me doy cuenta cuando alguien abre la puerta de la habitación: Charlie.

- ¿Annabeth Cullen?

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora