Capítulo 9

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Volterra

- Por fin te encontré. - Una sonrisa aparece en sus labios.

- ¿C-cómo...? - Su voz temblaba y el terror cubría su rostro por completo.

Aquel vampiro iba a morir.

- Morirás en la ignorancia. - En un parpadeo, Demetri se encontraba con la cabeza del último vampiro fugitivo en sus manos, mientras Félix despedazaba sus restos para incendiarlo inmediatamente después.

- Volvamos a casa. - Dijo Félix.

- Si... es lo mejor. - Suspira Demetri con un toque cansado y frustrado para darse la vuelta y volver a Volterra.

Cuatro meses sin verla, y no sólo eso, sin poder comunicarse, sólo cuando olfateaba aquella prenda su dolor aminoraba al poder ver un fragmento de su vista, era mejor cuando la veía frente al espejo, pero inmediatamente se apartaba, los ojos oscuros de su amada resaltaban su condición, que no hacía más que enterrar otro cuchillo en su pecho.

Además, el tema de la humana que vio en aquel fragmento, nunca había estado más frustrado por no saber, pero confiaba en ella, no haría nada que pusiera en peligro a la familia. Había algo más. Requería de toda su concentración para inhibir los sentidos del maestro Aro para omitir a esa chiquilla.

Ahora, frente a la Sala de Tronos, suplicaba en su interior que la ira de sus maestros se hubiese aplacado.

Había completado su misión, los rebeldes fueron eliminados y los fugitivos fueron borrados de la existencia. Eso debería bastar para que la dejaran verla, al menos una vez.

- ¡Ah, han vuelto! - Aro en su usual teatralidad, se acerca tomando la mano de Félix. - Ya veo, misión cumplida, ¿Verdad?

- Si, maestro. - Responden ambos subordinados a la vez que se inclinan levemente.

- Levanten sus rostros, es una gran noticia, mis queridos, pueden ir a descansar. - Dirige su mirada a Demetri. - Y más tú, Demetri, veo que te has esforzado mucho, mereces un descanso reparador. - Hay burla detrás de sus palabras, es obvio que conoce la razón de su estado.

- Gracias maestro...- Vacila entre irse o quedarse, pero toma valor para volver a hablar. -... ¿Maestros? –

Llama la atención de los tres reyes y ambos gemelos, aunque, una de ellos no se atreve a sostener su mirada.

- Has sido despedido, ¿Qué quieres ahora? - Gruñe Caius.

- Veo que dudas de tus intenciones para quedarte, querido Demetri. - Se acerca, Aro, y toma la mano del rastreador. - Ya veo, la extrañas mucho, ¿no es así?

- Si, maestro, temo no cumplir sus expectativas futuras...- Era ahora o nunca. - Mi ser la necesita y sé que ella a mí. - Aún conservaba algo de control para omitir aquel suceso ilícito con su compañera.

- Pero aún no se acaba el castigo...- Caius se burla.

- Hermano, no creo que sea una mala idea, ha pasado tiempo, además me gustaría saber lo que sucede con nuestra querida Annabeth. - Sonríe Aro de oreja a oreja. - Podemos invitarla de nuevo...- Es interrumpido por el rey que se había mantenido en silencio.

- Deja que vaya a ella. - Su voz calmada y melancólica llena la habitación, él sabía que Demetri necesitaba tiempo a solas con su compañera, por más que quisiera contagiarse de aquel amor puro, ellos tenían mucho que hablar. - Irá dos días y volverá para continuar su castigo. - Aun así, debía complacer los caprichos de sus hermanos para favorecer su propuesta.

- De acuerdo, ¿Hermano Caius? - Pedir su opinión era pura cortesía.

Aro no planeaba dejarlo ir tan libre, sin embargo, así podría averiguar si había alguna excusa para el reclutamiento de la Cullen y tal vez de algunos integrantes.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora