Capítulo 68

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Demeanne sabía la respuesta.

Era una respuesta obvia, era evidente que debía de aceptar.

Era lo que quería, era lo que siempre soñó.

La emoción lo consumía tanto que ninguna palabra salía de su boca.

Para los demás, su expresión no había cambiado, solo la sonrisa de Jasper al poder sentir lo que el pequeño, les confirmó que estaba de acuerdo con la idea.

Marcus se maravillaba en su interior con el hermoso brillo que cubría el lazo entre Demetri, Annabeth y el joven Demeanne.

- No podemos permitirlo.- una voz sonó desde las escaleras.

Los reyes se pusieron de pie y el ambiente se tensó.

La guardia estaba alerta a los gestos de sus maestros, listos a algún cambio para obedecer.

Annabeth se levantó al tiempo que los reyes, enfrentando a Isabella que caminaba hacia ellos, deteniendo su paso junto con Demetri.

>> Es mi hijo de quién están hablando, no pueden llevarselo solo así.- exclamó Isabella fulminando a Annabeth frente a ella.

Annabeth ni siquiera parpadeaba. Incluso tenía que refrenarse a rodar los ojos por la neófita imprudente.

- Bella...- se acercó Edward a su esposa y tomó su muñeca.

- ¿No harás nada? ¿Tan poco te importa nuestro tesoro?- le preguntó indignada.

- Me importa nuestro hijo, y por eso quiero lo mejor para él.- se defendió.

>> Bella, esto nunca tuvo sentido, Demeanne nunca...nunca fue nuestro..- dijo dolido.

- Es mío, yo lo tuve en mi vientre, yo lo di a luz.- lo señaló.- es mío.

Annabeth se plantó en el piso cuando Isabella se giró de nuevo hacia ella.

Isabella quiso aprovechar su fuerza de neófita contra Annabeth, demostrarle lo grande que era.

Grande fue su sorpresa cuando no pudo moverla ni un centímetro.

Fred y Alec aguantaban sus risas, Emmett fue un golpe bajo al orgullo de Isabella cuando soltó una carcajada que derrumbó los intentos de la guardia de guardar sus risas.

Solo bastó para Caius inclinar su cabeza para hacer callar a la guardia. Emmett les siguió fingiendo tos.

Isabella estaba furiosa, esta humillación le costaría caro a Annabeth.

En aquel golpe de ira, cargó contra Annabeth siendo instantáneamente detenida por ella.

Más no con su don, sino con sus manos, una de ellas sostenía las manos de Isabella y la otra su cuello.

- Isabella, cálmate ahora.- le ordenó Annabeth, aún sin usar su don.

Más Isabella seguía removiéndose.

>> Isabella, vas a perder la cabeza si no te calmas.- es contra la Ley dañar a los reyes Vulturi y a su guardia.

Más Isabella no escuchaba.

Los Cullen no se atrevían a moverse.

Annabeth miró a los reyes pidiéndoles permiso para usar su don, pero Aro negó, entretenido por la tenacidad o terquedad de la neófita.

Annabeth suspiró y mantuvo su agarre en Isabella.

Edward miraba a la neófita que tenía por esposa y quería esconderse bajo la tierra, se avergonzaba de su actitud.

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora