Capítulo 2

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 Narra Annabeth

Al llegar a Volterra, después de hacer el protocolo al saludar a los reyes y asegurarles que el clan olímpico estaba en orden y cumpliendo la ley, nos retiramos a recuperar el tiempo perdido.

Ahora, viendo el amanecer, recostada en el pecho de Demetri, mientras planeábamos qué hacer en los días siguientes.

- ¡Vamos, cariño! hay que aprovechar el tiempo, ¡podemos ir de compras! - miro hacia arriba, él se encuentra mirándome como hipnotizado.

- Beth...- Suspira. - ¿Y si mejor nos quedamos aquí? - Me gira quedando encima.

>> Ya sabes, un poco más. - Se acerca mirando mis labios.

- Dem... no tienes llenadera. - Río y lo beso, pero antes de llegar a más, lo quito de encima y voy al guarda ropa.

- De acuerdo, tu ganas. – escucho su suspiro.

Los últimos tres días fueron de los mejores, de acuerdo, todos los días con él son los mejores.

Entre salidas nocturnas, mini picnics en el jardín del castillo, competencias con los demás miembros de la guardia, lecturas en la biblioteca junto a Marcus o hasta pequeñas pláticas en las que lográbamos incluirlo.

Casi no veíamos a Caius y Aro.

Caius siempre enviaba a Demetri en misiones donde involucrara un gran peligro, pero la reputación Vulturi le precedía, por tanto, no muchos vampiros lograban dar gran lucha en su contra. Lo que Caius quería era volver a Demetri un frío y desalmado ser y, de cierta manera, yo era un obstáculo en su objetivo por lo que siempre intenta que me una a ellos en cada oportunidad que nos encontramos, así tratar de manipularme de igual manera.

Nunca lo conseguiría.

Aro era un asunto a parte, si bien tenía presente el trato y más cuando este estaba por terminar, sólo buscaba cualquier falla en el clan olímpico para poder reclamarme, sabe que daría mi vida a cambio de la de ellos, además de que podría estar en la guardia con Demetri, pero tanto él como yo hemos estado de acuerdo en irnos lejos de Volterra una vez el plazo del trato se termine. Mientras eso sucede, Aro vela por mi comodidad en donde vaya, si no puede tenerme en su guardia, no me querrá en su contra si las cosas acabasen en malos términos.

Con la guardia principal: Jane, Alec y Félix, somos amigos, hasta donde la distancia nos lo permite, nuestros lazos, según Marcus, son de hermandad, cada rey tiene sus propios pensamientos al respecto. Nuestro contacto cuando estoy en Forks ha sido a través de cartas, yo misma voy a la central de correos cada tanto y los trabajadores conservan la discreción de mi correo por si alguno de mis hermanos quisiera ir "por mí".

Estamos sentados viendo el atardecer en la copa de un árbol cercano al castillo, nadie nos podría ver a esta altura, además del escudo, por si las dudas.

- ¿Qué sucede, mio caro? - Pregunta Demetri acariciando mi cintura mientras su otro brazo me abraza por los hombros. - Es por las llamadas, ¿Cierto?

Suspiro y levanto mi mirada hacia la suya.

- Me preocupa un poco, papá siempre procura que nadie me moleste cuando vengo a verte. - Lo abrazo por su cintura. - Tal vez esperaría dos o tres llamadas de Rosalie, pero, ¿37? - Siento el celular vibrar en mi chaqueta.

- 38, tal vez deberías contestar, me asombra que no lo hayas hecho antes. - Dice Demetri mientras besa mi sien.

- Si hubiese sido urgente papá llamaría. – digo, pero aún miro mi celular. – La llamaré.

Estaba por bajar del árbol cuando Demetri aprieta su agarre.

- Llámala aquí, prometo no hacer ruido, o no mucho. - Susurra lo último en mi oído.

- Ya verás si pregunta por ti. - Le mando una mirada amenazante, él sólo ríe.

Mi celular vuelve a vibrar y contesto.

-Por fin contestas, mujer. - Dice Rose molesta, aunque ya me lo esperaba.

- Hola linda, espero que te encuentres bien, si me lo preguntas, estoy de maravilla. - digo con algo de gracia.

- Lo siento... sé que Carlisle dijo que no te molestáramos, pero tenía que hablar contigo ...- dice desesperada.

Miro a Demetri y él me mira confundido.

- Rose, calma, dime qué sucedió. - Le hablo con una voz cálida para tranquilizarla.

- Es... Edward. - Guardo silencio para que continúe. - Encontró a su cantante de sangre, pero...

¿Por qué duda en decirme? ¿Es tan malo?

- Se confió y no se había alimentado, casi la mata.

- ¿Qué?

- Edward se fue, Eleazar llamó, está por sus tierras. Aún no ha regresado, no vino en toda la semana y esa... humana, no hace más que buscarlo con la mirada y me...- bufa molesta. -... tengo un pla-. - La interrumpo.

- No, no matarás a nadie. - Demetri hace un puchero ante mi negativa así que, con mi mano libre, pico sus labios e intenta morderlos juguetón.

>> Rose, ¿sigues allí? - Pregunto al no escuchar de ella por unos segundos.

- ...De acuerdo - La escucho bufar y sólo puedo soltar una pequeña risa. - Oh, espera, veo a Edward llegando.

Demetri se está empezando a desesperar por lo que me junta más a él y comienza a besar mi rostro, y río un poco, debo terminar esta llamada lo más pronto posible.

-Rose, déjame hablar con él. - Le ordeno para que me lo pase rápido y lo hace, puedo escuchar su risa burlona desde este lado de la línea.

- ¿A-Anne? - Dice Edward algo temeroso.

- Diré esto rápido porque tengo cosas que hacer, habla con papá y Esme, aliméntate bien y cálmate, regreso mañana y recuerda: Confía en tu familia, para eso estamos allí. - A veces Edward comienza con sus crisis existenciales y de identidad y no logra ver que no está solo.

- Bien, ¿podría ir a recogerte con Carlisle? - pregunta esperanzado y algo burlón.

-Buen intento, pequeño, pero sabes las reglas- río, no lo sabrán hasta que el tiempo llegue- Tengo que irme, confía en mí.

- Mph... siempre- Suspira para reír después y cuelga.

- De acuerdo, ¿en qué estábamos, mi linda Beth? - Dice Demetri sacándome de mis pensamientos. Sus manos abrazan mi cintura y las mías suben a su pecho.

- ¿Qué tal si me lo recuerdas, mi querido Dem? - sonrío a centímetros de su rostro.

- A sus órdenes, mi señora. - Me besa y todo desaparece, si tan sólo el tiempo lo hiciera también.

Sonreímos después del beso pensando en lo mismo, bajamos del árbol tomados de la mano, caminando hacia la habitación. Mañana volveré y atenderé el problema de Edward, pero este tiempo le pertenece a mi querido compañero hasta que sea hora de ir al aeropuerto.

Por algo los vampiros no dormimos, ¿Verdad?

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora