Capítulo 10

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Estos últimos días he estado vigilando la casa del jefe Swan, teniendo cuidado de no ser notada por el acosador de Edward, que entra a la habitación de Isabella por las noches.

Escucho movimiento detrás de mí.

- ¡Sal de ahí, Victoria! - Dejo escapar una risa nasal.

>> No creí que fueras tan directa a por ella. - Digo sin mirarla.

- Y aun así te mantengo alerta. - Se burla la pelirroja recostada en las ramas del árbol continuo al mío.

>> Tu hermano no la deja sola, esto complicará las cosas. - Salta a la rama en la que estoy sentada. - Me sorprende que no les hayas dicho de mi amenaza. - Toca su pecho falsamente conmovida. - Creía que no me ayudarías, querida.

- No necesito decirlo, ya lo saben, es muy obvio cuál será tu objetivo, pero mientras sigas en "silencio" no habrá muchas rondas más que mías, y de Edward, indirectamente. - Suspiro. - Pero ahora que te vi, sabes lo que viene, ¿no?

Empiezo a levantarme.

- ¿No me darás 5 segundos de ventaja, vieja amiga? - Desaparece entre los árboles.

- Que sean dos. - Voy tras ella hasta la línea del tratado.

>> Bueno, ya no eres mi problema, linda. - Me escondo tras unos árboles en lo que llegan los Quileutes.

- ¡Eso es trampa, Crystal! - Huye con los lobos detrás de ella hacia el acantilado, donde cae y se da por terminada la cacería.

Sigo esperando que cambie de opinión, que pueda tomarse su tiempo para superar la perdida, pero recuerdo al rey Marcus...

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- ¡Vamos, Anne! Llegaremos tarde. - Grita Alice desde el auto.

- No sé por qué gritas. - Digo desde el asiento de pasajero detrás de ella.

- ¡Odio cuando haces eso! - Voltea a verme. - ¡Te ves hermosa! Aunque eso ya lo sabía, sigo preguntándome quién es el galán que te invitará a bailar. - Hace un puchero mientras vuelve a mirar hacia adelante.

- Yo me pregunto cómo es que aceptarás bailar con él. - Dice Jasper.

- No sé qué decirte, es decir, tampoco creo que sea posible. – Sólo con uno.

- Llegamos. - Jasper sale del auto para rodearlo y abrirnos las puertas.

Una vez fuera, Alice lo toma de un brazo y yo del otro, menos empalagosa que Alice, claro está.

Antes de entrar veo a Edward llegar con Isabella, le sonrío a la última, pero me fijo detrás de ella, el hijo de Billy Black se acerca mientras Edward se estaciona. Pero, detrás de ellos, la figura de un hombre con máscara me mira y se adentra en el salón por la puerta secundaria.

Le sigo, pero entrando por la puerta principal, disculpándome con el fotógrafo al impedir que haga su trabajo conmigo.

Una vez dentro lo busco disimuladamente con la mirada, sin embargo, una cabellera roja distrae mi atención, ¿Ahora qué cree que hace? Camino hacia ella despacio y buscando con la mirada a mis hermanos, pero una voz detrás de mí me detiene.

- Mi señorita, debo admitir que su belleza ha penetrado en lo profundo de mis pensamientos y me ha sido imposible no tenerla en mi corazón desde el primer momento en que la vi.

- Me halaga saber que he logrado mi cometido. - Sonrío cómplice para darme la vuelta y ver al hombre que inunda cada pensamiento en mi cabeza, mi preciado compañero.

Me es casi imposible controlarme para no saltar a sus brazos. Recorro su apariencia con la mirada y confirmo una vez más lo bien que se ve de traje.

Al escuchar risitas, miro de reojo y Alice chilla y da pequeños saltitos en su lugar emocionada, mientras Jasper la sujeta para que no venga hacia nosotros; Rosalie, probablemente pensando que es un humano, mantiene su ceño inexpresivo, pero se nota un pequeño brillo en su mirada.

Ruedo los ojos divertida y en un parpadeo inhibo su sentido del oído.

- Me permite este baile, bella señorita. - Extiende su mano, la cual acepto sin dudarlo y caminamos hacia la pista.

- Dichosos los ojos que te ven, amado mío. - Exagero el dramatismo.

- Bienaventurado el hombre que ha conseguido ganar tu corazón, cariño mío. - Dice siguiendo el drama y me hace dar una vuelta como parte del baile, al volver a él, siento su agarre más fuerte.

No hicieron falta más palabras por el resto del baile, nuestra atmósfera ignoraba las miradas incrédulas de los demás asistentes del baile.

- Amor, ¿Quién es la humana? – pregunta en mi oído y me tenso.

- ¿Cuánto tiempo te quedarás? - Ignoro su pregunta sabiendo que tenemos que hablar, pero si había más tiempo, quería aprovecharlo, tenía el presentimiento de que mi ser se estaba preparando para no verlo por un tiempo, por lo tanto, absorbía cada detalle de su rostro y su esencia, a pesar de la máscara, cada reflejo en sus ojos carmesí.

- Mañana en la noche. - Respondió ansioso y su agarre se intensificó.

>> ¿Está en tus planes responderme? - Pregunta con un poco de fastidio, me molesta su tono, pero lo entiendo, es decir, parece como si le escondiera algo.

- Hoy no, no aquí. - Su mirada se suaviza al igual que su agarre. - Mis hermanos están al pendiente de nosotros, debo irme, nos vemos en la cueva. - Paramos de bailar y me acerco para besar su mejilla por unos segundos. Reactivo los sentidos de mis hermanos.

- Hasta que nos volvamos a ver, bella dama. - Se despide besando el dorso de mi mano.

Sólo asiento con la cabeza y me retiro hacia mis hermanos.

- ¿Es él? - Pregunta Alice. - ¿Tu compañero? - Toma mis manos.

- Lo es, Alice. - Respondo con calma. - Me gustaría ir a casa, ¿Vienen? - Pregunto tratando de ignorar la sonrisa soñadora de Alice, puedo decir que intenta ver el futuro para ver su rostro, no lo logra.

Realmente no es por desconfiar de mi familia, nada me haría más feliz que decirles que conozco la felicidad de la que ellos gozan. Sin embargo, sus opiniones de los Vulturi no son lo mejor, y ahora con Isabella, la situación no mejora.

- Espera. - Me detiene Rosalie. - ¿Encontraste a tu compañero y lo dejarás irse? - Pregunta incrédula.

- Tranquila, Rose, nos volveremos a ver. - Respondo segura.

Antes de entrar al auto, busco con la mirada a Victoria quien se encuentra caminando elegante hacia el bosque, antes de entrar en él, se gira y me dedica una mirada que dice "nos veremos pronto".

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En las sombras, el rey Caius observa la tierna escena entre Edward Cullen e Isabella Swan.

- Sigue a Demetri de lejos, más no lo pierdas de vista. - Una sonrisa maliciosa aparece en su rostro. - Mi querida Annabeth, ¿Cuan feliz seré al quebrarte?

Confía en mí [Demetri Vulturi] (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora