Capítulo 9 | Ethan

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Dos sentimientos rondan por mi cabeza ahora. Temor y amor.

Una extraña combinación.

Ella es una chica estupenda, la forma en que me escuchó y pareció ponerse en mis zapatos, me conmovió. Pero también me aterra saber que Megan conoce mis secretos más profundos y mis verdades más oscuras, no recuerdo cómo terminé contándole todo, pero, ya que ella solo seguía escuchando, yo me mantenía hablando. Exponiéndome completamente.

Tampoco sé qué significa esto, a dónde nos llevará o qué puede cambiar, pero estoy cómodo con ella. Al fin me siento más liviano, Megan y Ben tenían razón.

Entré en la cafetería y me ubiqué en una mesa cerca a la barra, ya no me agrada sentarme junto a los ventanales, porque siento que todos me observan y me incomoda, también porque no me gusta mucho ver a los demás. Pedí un café, mientras esperaba por ella.

Jordan: Tengo buenas noticias.

Jordan: ¿Recuerdas la empresa que te comenté la vez pasada? Les hablé sobre ti, y están dispuestos a guardar un cupo para cuando termines.

Jordan: Así que espero una gran recompensa.

Yo: ¿Enserio, hermano? Gracias, de verdad.

Yo: Claro que sí.

Jordan: :)


No merezco la amistad de Jordan. Es increíble que nunca perdiera la esperanza en mí, como para conseguir un trabajo, aun cuando no he terminado, o demostrado que estoy capacitado para ello. Solo me lleva un año de ventaja, pero tiene sus momentos en los que se comporta como un hermano mayor. No estoy muy seguro de cómo es la sensación, ya que nunca he tenido uno o algo parecido, pero, por lo que he escuchado y visto, Jordan es como uno. Cuidando de mí, apoyándome, escuchándome y aconsejándome.

No sé por qué, pero eso me recuerda a Ben. Debo conseguir hablar con él y agradecerle, en cierto modo, él contribuyó. Junto con su charla. Además, siento que debo admitir que si era yo el del hospital hace años. Probablemente, para mí no es algo grato para hablar, pero para él, puede ser algo importante, ya que preguntó.

- No me digas que llevas mucho esperando, se me hizo un poco tarde- Reconozco la voz, levanto mi mirada, y me encuentro con ella. Trae un crop top negro, un jean y unos zapatos blancos. Siempre he encontrado que Megan cuenta con un buen estilo de ropa, además, no tiene que ponerse cosas llamativas para obtener atención, su cara de por sí, se encarga de eso. Igual que su actitud.

También he podido verla, en una ocasión, con la altura de su cabello sobrepasando sus hombros, hace un par de meses, ahora siempre lo trae corto. Y según yo, ese es su estilo. Pocas mujeres saben manejar el cabello corto, y Megan es una de ellas.

Me brinda una pequeña risa, y mi sonrisa se ensancha.

- Para nada, preciosa. Acabo de llegar, también- miento con descaro. No me importaría esperar más por ella. Además, no tengo muchos momentos como estos, en los que solo me siento a pensar, a plantearme diferentes paradigmas.

No tengo idea de cuántas veces lo he repetido, pero esta chica me calma. Es como si su presencia, me incitara a querer ser el mismo Ethan de antes. Queriendo dejar los malos hábitos que he ido adquiriendo y abriéndome a nuevas personas. Pero no sé qué pensar de ello, dejar una costumbre no es sencillo.

Sigo asistiendo a bares de vez en cuando, no es tan seguido y constante como lo era antes de comenzar a relacionarme con Meg, pero es inevitable que, en ocasiones, al terminar el trabajo, un compañero me invite un trago y yo acepte. Puede que ya no quede tan ebrio e inconsciente, pero encuentro salidas en el licor que nadie más ha podido darme. Me olvido de todo, me relajo.

También he salido con algunas chicas, más específicamente, pasado el rato. Lo cual, se ha convertido en algo muy incómodo. La última chica, después de un rato de estarnos besando, la llamé Megan, a ella no le importó, pero a mí, sí. No quiero encapricharme con ella, no me gusta pensar en su rostro o en su voz cuando tengo tiempo libre. Mucho menos me agrada que termine llamando por su nombre, a una chica que estoy besando. No es un sentimiento acogedor, más bien, son alarmas que tu cuerpo manda para advertirte que te alejes. Y el problema aquí, es que, a pesar de todo eso, no quiero hacerlo.

- Genial. Entonces, ¿qué te parece si pedimos unas deliciosas tortas de chocolate? Te juro que me hicieron ojitos cuando entré.

Otra de las cosas que he notado de ella es que le gusta demasiado comer, se le antoja todo, lo salado, lo dulce, lo ácido y lo picante. No me he encontrado en la situación en que admita en voz alta que alguna comida no le agrada. Sobre todo, los dulces o postres. Son muy pocas las veces en que deja, ya que no puede comer más o también porque come lento, pues me contó que desde chica tiene problemas de mareo y náuseas.

- Entonces serán nuestra comida porque estaría muy mal, de nuestra parte, ignorarlos- Megan me regala una sonrisa y me basta. Con ella no me siento pesado o una mala persona. Me siento yo, sin capas, sin barreras, sin mentiras. Acepta mis bromas y cumplidos sin criticar, además, me surgen naturalmente a su lado.

Incluso si, en el pasado, no quería hablar sobre mi pasado o mis secretos con nadie, que ella tenga conocimiento de todo ahora, me conforta, me hace sentir mejor respecto a todo, como si ya no me encontrara solo en el mundo. Solíamos repetir mucho con mi madre, que seríamos los dos contra él, contra todo y, luego de su partida, todo se derrumbó para mí. No considero que pueda mejorar mucho o demasiado pronto, pero esta chica es un caso especial, logró acercarse a mí, como nunca nadie lo hizo. Siempre es graciosa, divertida, sincera y muy madura para su edad.

Cuando era pequeño, elegí la medicina para ser capaz de ayudar a los demás y, con los años, me he dado cuenta que esa no es la única manera. Megan también ayuda a las personas, les brinda una mano, consuelo, un oído, incluso solo una mirada. Todo eso lo hace, a pesar de que la persona no quiera ser ayudada.

- Quiero que sepas que te lo agradezco demasiado. Me dolió cuando comencé a contarte, pero a medida que iba avanzando, sentía que poco a poco podía respirar mejor. No sé cómo será para los demás. Pero desde mi perspectiva, que creyeras en mí y no me juzgaras, me dio vida. Megan, ayer me diste vida.

Podría quedarme admirando esos ojos, que brillan tanto, por horas y no me cansaría. Siempre observan al mundo con tanta bondad y esperanza. Los adultos, con el tiempo, dejan de mirar todo así, saben que las personas están arruinadas, que la política y la sociedad es corrupta, de modo que se da por perdido. Solo los niños pueden observar el mundo inocentemente, con curiosidad, asombro, amor, listos para conocer y descubrir nuevas cosas, aprender y ver todo de manera positiva. Para mí, solo los niños y Meg pueden admirar el mundo así.

- Ethan, me encanta que sientas liberación. Créeme que sí. Pero no fui solamente yo, fuimos todos. Ben, tu madre, Dios, tú. Es algo que debes ir aprendiendo. Si conoces a alguien que esté dispuesto a escucharte, entonces deberás estar dispuesto a contarle. Para eso estamos, para apoyar y dar amor.

Entiendo lo que me dijo Megan hoy, e intentaré con todas mis fuerzas no confundir mi posición, quiero aprovechar al máximo este tiempo en el que aprendo nuevas cosas de ella. Y no deseo que mis extraños sentimientos, quieran arruinar todo.

Ella me quiere como amigo, no debo aprovechar la situación, pero, ¡maldición! Será bastante difícil no sonreír cada vez que piense en ella.

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora