Tuve una pequeña reunión, si así podría llamarle a la charla de hace unos minutos. Nos encontrábamos Ben, Karla, los señores Thorn y yo.
Después de un mes, mi proyecto ya tiene un plano, el inicial y probablemente un poco básico, pero existe. Les comenté toda mi idea, los planes que tengo, cómo pienso completarlo y que cuenta con buenos porcentajes de éxito para su futura apertura.
No me dijeron que sí, pero les pareció una buena idea. Así que, por ahora, estará en pausa hasta que puedan aprobarlo y comenzar tanto con los trámites como con la construcción.
Ahora me dirijo a la casa de la señora Bennet, nos invitó a su casa para una cena ya que mañana es mi cumpleaños y también quiere celebrarlo. A pesar de que le dije que ya no necesitaba nada especial, pero se sabe que no hay nadie que la haga cambiar de opinión.
- ¿Y qué harás, niña? ¿Este muchacho ya te preparó algo?
- En la mañana saldré con mis amigas, según tengo entendido. Pero nadie más me ha dicho algo.
Le dedico una mirada a Ethan y él solo sube los hombros, sin decir ninguna palabra.
La comida consistió en unas deliciosas tortillas. Ella sabe que es mi segunda comida favorita, después de la pizza, obviamente. Además, no puedo consumirla tan seguido, no es muy saludable, sin importar lo deliciosa que es.
Hablamos un rato, pero cuando empezó a oscurecer, fue mi llamada de salida. Así que me despedí de la señora Bennet con un abrazo, para ir bajando las escaleras.
- No tienes que acompañarme, Ethan, estás en tu casa. Además, no es tan tarde.
- No es solo por lo tarde que sea. No seas terca, quiero acompañarte. Siempre lo haré, ¿vale?
- Mandón- replico, a medida que salimos del edificio. Siempre me ha gustado la zona en la que queda ubicada su casa, como hay más residentes, constantemente está iluminada y viva. La mía, por el contrario, es más sola. No tengo muchos vecinos, lo cual, en momentos, también tiene sus ventajas.
- No me contradigas, más bien... dame tu mano- Sonrío sin que se dé cuenta, para continuar con mi papel de indignada y enojada por más tiempo.
- No quiero- Me suelto de su agarre y apresuro un poco mi paso, dejándolo atrás, unos cuantos centímetros. Amo al Ethan atento, pero también me gusta jugar con su paciencia a veces, termino siempre con algo inesperado.
- No me importa la rabieta que estás haciendo, no dejaré de acompañarte. Además, no me haces enojar, solo logras verte más y más bonita.
Rayos. A esto me refiero con que tiene momentos impredecibles que me golpean sin previo aviso. Demostrando mis claras carencias para la actuación, cuando mi cuerpo actúa por voluntad propia y se sonroja por cada cumplido que sale de su boca.
Y por su expresión, sé que lo hace a propósito. Odio que me conozca tan bien, nunca le puedo ganar.
- No es justo que hagas ese tipo de comentarios- Nos detengo en una esquina, para no molestar a nadie que esté caminando, y pongo mi dedo índice sobre su pecho (musculoso y firme, por cierto), en señal de acusación-. Ese tipo de comentarios me hacen perder, por eso no puedes seguir haciendo eso a propósito. Yo no tengo ese tipo de habilidad, como para...
Detengo mi intento de reclamo, porque, a pesar de que Ethan está mirando directamente mis labios, no parece estar prestándome ni un poco de atención.
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La persona correcta en el momento perfecto
RomanceUn chico roto con el alma pérdida. Una chica con un pasado que la persigue. Dos almas destinadas a encontrarse. Ethan Hale no ha tenido una vida fácil. Lidiar con diferentes traumas que han ido marcando y sentenciado su camino, es una tarea complica...