Capítulo 55 | Ethan

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Pasaba más tiempo en el apartamento de la señora Bennet que en el mío. En el momento en que salía del trabajo, me dirigí directamente a su casa, para verificar que todo estuviese bien y ayudarla con lo que necesite. No sé en qué momento surgió el sentimiento, pero siento que debo cuidarla, que lo haría en lugar de su hijo, al menos hasta que recupere nuevamente todas sus fuerzas.

Tate me pidió el favor de recogerla de la casa de los señores Thorn, para llevarla luego a la iglesia. Hoy sería la obra de teatro de la que tanto hablaban, y ellos la ayudaron con su disfraz, no me comentó qué sería, así que en unos minutos lo descubriría.

Después de unos segundos, la señora Thorn abrió la puerta y pude vislumbrar a mi chica bajando las escaleras. Se ve guapísima, trae un lindo vestido marrón con unos tirantes adornados de unas luces coloridas y una diadema con cuernos de reno que la hace ver adorable. Ella me sonríe a medida que se acerca y yo solo le devuelvo la sonrisa.

- Con todo el respeto a la señora Thorn aquí presente, no sé si eres tú o soy yo, pero cada vez que te miro, me enamoro más de ti -confieso-. Te ves perfecta.


La presentación estuvo bastante cómica. Cuando noté que Tate había terminado, me acerqué a ella por detrás, poniendo mi brazo alrededor de su cintura y dándole un beso en la coronilla. De hecho, cada vez que tengo la oportunidad, le robo un beso. Luego de que me golpeara, aprendió a reconocerme y se acostumbró a que a veces la tome por sorpresa, lo único que aún me mantiene pensativo, es la sesión con Ben de ayer. Hablamos acerca del día en el que quise terminar con mi vida, quise aprovechar el momento para agradecerle por salvarme, pero él aseguró no haber dicho una palabra, solo se acercó para ofrecerme la tarjeta. Eso me dejó helado, estoy seguro de haber escuchado una voz, Ben aseguró que fue de Dios. Estaba volviéndome loco. ¿Por qué lo haría? ¿Después de cómo lo había culpado de todo? Mi cabeza explotaría por la cantidad de preguntas que tengo.


La Navidad realmente pasó rápido, celebramos y disfrutamos de la primera nevada. Sin embargo, el ambiente se volvió un poco pesado el día del aniversario de la muerte de Megan, todos se veían un poco decaídos, pero no apagados. Incluso, Tate al comienzo del día, estaba deprimida, pero un par de horas más tarde, empezó a sonreír como siempre. Ella es verdaderamente fuerte, me gustaría tener al menos un poco de esa valentía y fortaleza en mi sistema, lamentablemente, no cuento con una pizca de eso. Esa misma noche, volvieron las pesadillas. No estoy completamente seguro de cuál fue el hecho o comentario, pero parece que todo se alineó para desencadenarlo, la diferencia es que en este sueño no era mi madre, ni Megan las que me dejaban, era Tate. No pude evitar despertarme de un salto y abrazarla lo más fuerte posible en la primera oportunidad que tuve de verla.

No sé qué hacer al respecto, una sensación pesada está comenzando a crecer en mi estómago, y me devora lentamente. El Ethan de ahora no quiere aceptar el sueño, incluso quiere ignorarlo, sé que Tate está completamente bien y que son simplemente miedos que me están atormentando. A pesar de eso, el Ethan del pasado toma presencia. Quiero detenerlo todo, no puedo permitir que eso también la tome a ella, no a ella.

Estoy alerta todo el tiempo y a la par, muy pensativo. Tate me conoce tan bien, que ya debe de tener sospechas sobre que algo no anda bien, pero no tengo el coraje de admitirlo ahora. Aún no he llegado a tocar ese tema en las sesiones con Ben, no quiero admitir en voz alta lo enfermo que puedo llegar, en ocasiones, a sentirme. Como si cada persona cerca de mí, pudiese estar en peligro.

Estar con Tate, mi novia, mi primera novia, se podría decir que es como un sueño. El mejor sueño de todos. Me hace sentir especial, saca lo mejor de mí, me ayuda a dormir mis inseguridades y parece que cada día me cura un poco más. Me hace sentir que valgo algo. Me hace sentir lo suficientemente digno para ser amado. Tal vez por esa razón se siente tan irreal, porque es mucho más de lo que merezco y eso no dura para siempre.

- ¿Ahora sí me dirás que tienes?

A pesar de las salidas que tenemos, Tate no ha logrado sacar nada de mí, le repito que estoy bien en cada ocasión en la que me dice que estoy actuando raro, incluso me preguntó si tiene relación con Meg. Ni yo estoy seguro acerca de cuál es la raíz del problema, pero nunca hablé de Megan con ella, seguramente no es necesario. La cuestión no tiene que ver con ellas, soy yo.

- En serio estoy bien, princesa. No te preocupes.

Solo con su mirada puedo saber que sigue sin creerme, probablemente el tiempo que pasé con ella, arruinó mis dotes de actuación. Mi máscara no es tan fuerte como antes, a sus ojos soy totalmente transparente, no puedo ocultarle nada. Por eso me duele tanto el no saber cómo expresarme.

Unos minutos después, sentí cómo Tate retiró su cabeza del hueco entre mi hombro y cuello, para alejarse un poco y mirarme directamente a los ojos. Adoro esos hermosos ojos verdes, no sólo me encanta lo lindos y llamativos que son, sino que me quita el aliento la manera en que me observa. Lo hace de una forma tan dulce y cariñosa, tan profunda y tan sincera, que estoy seguro que si muriera en este preciso instante, estaría satisfecho, porque lo haría con nuestras miradas conectadas. Tate acerca más su rostro al mío y ubica sus manos en mi cuello. Siento que sus labios besan el lugar donde mi hoyuelo derecho aparece al sonreír, eso logra brotar una sonrisa en mi rostro. Tate me mira tiernamente y besa mi hoyuelo izquierdo. Sé que le pertenecen totalmente a mi novia, sin ella nunca habrían vuelto a salir, están a su disposición siempre que quiera.

- Mereces que te quieran, Ethan. Y por eso... yo te quiero.

Leer eso de los labios de Tate es como recibir una daga en el corazón, totalmente afilada y que me atraviesa por completo.

Todos mis miedos son más reales que nunca, a pesar de que quiero esconderlos, deseo ignorarlos, pero siguen allí, respirando contra mi nuca, esperando el momento preciso para atacar y poder devolverme a ese hoyo que no tiene salida, que me traga por completo. Todos los malos recuerdos invaden mi mente, no quiero que esto se convierta en un ciclo. Ya terminé de culpar a los demás por mis errores y defectos, sé que siempre fue y es mi culpa, incluso Dios quiso ayudarme, me dio una segunda oportunidad, pero, a pesar del favor que me hizo, no es suficiente, no para repararme. Estoy tan roto, que ya no hay vuelta atrás, pero no me arrepiento porque conocí a Tate, tengo el privilegio de poder ser su pareja, de ser egoísta y poseer su amor.

Me siento aliviado de que Tate tenga su rostro apoyado sobre mi pecho y no pueda verme a la cara. Mis lágrimas empezaron a escaparse silenciosamente de mis ojos, dejando en evidencia toda la realidad que he estado evitando por tanto tiempo. Es el mejor sueño del mundo, no podría estar más agradecido de haberlo vivido, pero siempre hay que volver, siempre debo despertar.

He llegado a una conclusión: por más que Tate sea la única medicina, capaz de acabar con esa especie de enfermedad que me destroza y tengo por dentro, no puedo arriesgarme a contagiarla. Lo justo es no seguir siendo egoísta. Todo el que se acerca a mí, acaba mal y ella no puede ser parte de ellos, no lo permitiría.

Con esa oración, todo quedó claro para mí. La amo, la amo de una forma tan profunda. No sabía que era posible sentir algo tan fuerte por alguien, pero esta chica lo demostró, mi novia, mi estrella, mi salida, mi luz, el amor de mi vida. Soy capaz de hacer cualquier cosa por ella, por su bienestar.

Me había prometido alejar todo lo que tenga la posibilidad de hacerle daño...en este momento yo lo soy, y haré lo que sea necesario para apartarlo.

Incluso si eso acaba conmigo. 

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora