Capítulo 63 | Ethan

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Lo que más me sorprendió al regresar, fue que, el apartamento donde solía vivir, no estaba ocupado. Por lo que fue mucho más sencillo para mí, volver a establecerme allí.

Traje algunos cuadros que compré hace unos meses y eso definitivamente le dio más vida a mi hogar, le hacía falta un poco de color. Igual que tener la alacena llena, no comprendo cómo antes pude sobrevivir a base de alimentos básicos, comida rápida y domicilios.

Después de dejar la mayoría de las cosas organizadas, me dirigí a donde mi vecina. Me siento mal por perder la comunicación con ella, sin embargo, sigo siendo su tutor y me encargué de pagar sus medicamentos y mandarle un pequeño presupuesto mensualmente. Podía haber sido un imbécil, pero no un insensible.

Agradecí cuando la señora Bennet me recibió con un abrazo, diciendo que le alegra volver a verme y espera que no me fuera de nuevo de esa manera. Le prometí que no lo haría.

De camino a la iglesia, noté un gimnasio. Es curioso cómo reparas más cosas cuando tienes conciencia de ellas, terminé inscribiéndome en él, para asistir en las mañanas. Es un poco más grande pero los encargados me agradan.

Llegué temprano y me dispuse a hablar con Ben, le comenté lo que pasó conmigo, la razón por la que me fui, y por la que ahora regresé, quería saber si tenía la oportunidad de servir en la iglesia de alguna manera.

Me alegró saber que Ben estaba feliz y que con gusto me aceptará en producción por el momento, ya que tengo experiencia con ello. Pero, más adelante, miraremos en qué otra área podría desempeñarme.

Estoy un poco cansado por la mudanza, pero todavía necesito encontrarme con Jordan. Pienso volver pronto a mi casa, ya que mañana me levantaré temprano para volver a comenzar en el trabajo. No le dije nada a mi amigo, quiero sorprenderlo, pero antes de dirigirme a su casa, tengo que devolverme, olvidé mi morral en la iglesia. Así de distraído y atareado me encuentro.

Tengo las manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta y percibo que el invierno se está haciendo notar y olvidé abrigarme más. Pero es un alivio para mí que en este lugar el frío no es tan penetrante como en Leeds, allí prácticamente hace frío todo el tiempo, y en invierno se pone peor.

Mi mirada está dirigida hacia el suelo mientras pienso y organizo todas mis ideas, hasta el momento en que la levanto y me encuentro con un grupo de chicos que están saliendo de la iglesia. No tengo tiempo para detallar a cada uno, porque en el momento en que la veo, no puedo apartar la mirada.

Tate.

Mi Tate.

Trae puesto un hoddie violeta que la cubre casi por completo y solo lleva la capucha puesta. Recuerdo que ella solía olvidarse de abrigarse más. Su cabello es más corto, le llega justo a los hombros y se ve un poco ondulado, tiene la punta de la nariz y sus mejillas enrojecidas a causa del frío y puedo decir que, incluso desde esta distancia, alcanzo a distinguir su aroma a vainilla.

Sus hermosos ojos están conectados con los míos, y no puedo parar de suspirar y sentir a mi corazón latir a toda velocidad. No planeaba cruzármela hoy, estaba intentando idear todo un plan, pero aquí está ahora, más hermosa y brillante que nunca, logrando recordarme por qué me enamoré de ella, por qué nunca salió de mi corazón, y por qué lucharía ahora.

Sé que verme también la desestabilizó, puedo notarlo por su expresión, y no puedo evitar que mi corazón se contraiga al ver lo tierna que se ve, intentando ocultarlo.

Estoy a punto de acercarme para decirle algo, pero alguien se interpone entre nosotros.

- Hermano, ¡no puedo creerlo! ¡¿En serio estás aquí?!- exclama Jordan, para luego proceder a darme un rápido abrazo y palmaditas en la espalda.

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora