Capítulo 54 | Tate

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Ethan me está besando desesperadamente, con fuerza, como si, de alguna manera, este fuera el último beso que podríamos darnos o como si fuera el último deseo de su corazón. Tuve miedo cuando vi la intención en su mirada, unos minutos atrás. Mis amigos están solo a una puerta y unos pasos de distancia, además, no tengo experiencia, me avergüenza poder hacer algo mal. Sin embargo, eso no parece importarle a Ethan, él solamente me guía y me hace perder la razón. En el instante en que sus labios tocaron los míos, supe que sería un beso diferente, no como los que me da todos los días al despedirse. Mi corazón se acelera cada vez más, a cada segundo y estoy segura de que él también puede sentirlo. Creo que, incluso, olvidé qué es respirar, no tengo tiempo para inhalar o exhalar, es como si me ahogara en las sensaciones.

Me envolvió con sus brazos y me empujó suavemente contra la cama. Teniéndolo tan cerca de mí, puedo sentir su fragancia masculina y fuerte, ese olor que siempre me hace sentir segura. Yo tengo mis manos en su pecho mientras él roza lentamente mi labio inferior con sus dientes, sus manos viajan hasta mis muslos y me levanta, entonces lo sentí. Todas las alarmas de mi cuerpo se empezaron a disparar, no puedo estar haciendo esto, no está bien. Me separé con un jadeo, rompiendo el beso, aprovechando mis manos en su pecho para poder crear un espacio entre nosotros.

- Ethan...- Sé que pudo notar el miedo y la confrontación en mis ojos, porque se separó inmediatamente de mí, dejándome acostada en mi cama, cuestionándome cómo, incluso, había llegado hasta allí. Sé que besarlo no está mal, se siente realmente hermoso y correcto. Lo que no puede suceder es que sobrepasemos ciertos límites. Si nos arriesgábamos a tocarlos, podría haber un momento en el que no seamos capaces de detenernos. Eso no es lo que quiero, deseo hacer todo bien con él, todo a su tiempo.

- Joder, Tate, lo siento mucho, yo... me dejé llevar- Está dando vueltas en mi habitación mientras toma su cabello y se ve frustrado. No quiero que se sienta así, sé que, para él, seguramente, esto es más complicado ya que lo ha experimentado antes, pero me basta con saber que ha entendido que no es lo correcto y que está dispuesto a esperar.

- Tranquilo, solo evitemos que vuelva a pasar ¿sí? Volvamos con los demás- Asintió levemente y tomé su mano para volver a enfrentarnos con el ruido.

      **************** 

La semana está genial. No tuve ningún contratiempo en el trabajo, salimos con las chicas para que Lisa se relajara, nos la pasamos chismoseando y cada una hablando de su chico especial. Con Ethan, el miércoles en la noche, fuimos al cine nuevamente, en esa ocasión vimos una película que si fuera de su gusto, estuvo bastante graciosa y entretenida. El único problema que no me deja del todo tranquila, es preguntarme qué se supone que hace Ethan los jueves y martes en la noche. El otro día, quería que fuéramos de compras, pero dijo que estaba ocupado. No me gusta presionarlo, pero él solo sigue alimentando esa duda, y la curiosidad no me lo pone fácil. Estaba dispuesta a enfrentarlo cuando nos encontráramos, pero, para mi sorpresa, cuando iba comenzar con mi reclamo, su teléfono vibró indicando la llegada de un mensaje. Sus ojos se oscurecieron, se rompieron.

La señora Bennet tuvo una recaída en su casa y gracias a Dios había pedido un domicilio, a el chico le pareció muy extraño y al notar la puerta entreabierta, no dudó entrar, estaba desmayada. Al ser Ethan su tutor legal, le enviaron un mensaje indicando que se encontraba internada y en observación en este momento, debía acercarse al hospital para estar al tanto de su estado. Tomamos mi auto y me dispuse a manejar, todo el camino Ethan estuvo callado y reservado, yo solo podía tomar su pierna y darle pequeños apretones, que esperaba, le transmitieran tranquilidad y apoyo. Salió corriendo del auto y se dirigió a la habitación que le indicaron. Aún estaban esperando los resultados, pero al menos se encontraba estable. Sé que para Ethan no sería fácil de admitir, pero podía ver en sus ojos lo mucho que le afectaba la situación, que, de algún modo, había creado un lazo fuerte con su vecina.

Estuvimos en la sala de espera, aproximadamente, dos horas, demasiado largas. Todo el tiempo estuve pasándole la mano por la espalda a Ethan, no fue hasta que las palabras del doctor llegaron, que su cuerpo se relajó. Solo había tenido una recaída y los medicamentos, que ahora si toma regularmente, estaban ayudando, solamente se debe estar al pendiente de ella y si se detecta algún signo anormal, acudir inmediatamente al hospital. Eso me hizo sentir mejor, no pasaba mucho tiempo con ella, pero le había tomado cariño. Es una muy buena persona y, sobre todo, amable con Ethan. Me gusta la forma en que lo cuida y busca no dejarlo solo, siempre que puede. Cuando la señora Bennet despertó, Ethan le sonrió y la llevamos a casa. Sé que, aunque él no lo demostrara, un peso enorme fue liberado.

Improvisé, tomando unas cosas de la alacena de su apartamento. Agradecí internamente porque me escuchó y adquirió muchos más alimentos del supermercado. Incluso, habíamos tenido otra sesión de cocina, estuvo divertido. No quiero que el día de Ethan termine de esta manera, a pesar de que no fue malo. Pero deseo que se despeje un poco y que olvide, por un rato, todas esas cosas que le pesan y no deja que nadie vea. Me siguió sin ningún reproche y nos acomodamos en un picnic (planeado en cinco minutos) en medio del parque de las flores, así lo habíamos nombrado a causa del pequeño jardín junto a la banca. Comimos en silencio y miramos cómo las estrellas pintaban el cielo. Algo que también amo de este parque es que, al no tener muchas casas y no pasar demasiados autos, la iluminación de la ciudad no es tan fuerte y se puede admirar mejor el cielo nocturno. Tomo un bocado de mi emparedado mientras pienso en la presentación que se acerca. Solo faltan dos días para navidad y yo no puedo estar más emocionada por eso. Habíamos ensayado tanto, que Ben nos pidió descansar estos dos días, con el fin de no estar agotados en medio de la obra.

- ¿Sabías que yo te conocía antes de aquella vez en la iglesia?- llamé su atención, y le comenté lo que nunca le había admitido antes.

- ¿Cómo?

- Estábamos en una fiesta de la secundaria, yo tenía catorce y recuerdo que, incluso nos presentaron, tu nombre me quedó grabado. ¿Sabes que significa algo muy lindo? Dios es valiente.

Su nombre no es muy común, pero definitivamente tiene un significado especial. Quiero que sepa que él es importante, único. Se acerca más hacia mí y parece intentar recordar, pero puedo ver que no tiene éxito.

- Incluso te vi cuando me dirigía a la iglesia una mañana. Crucé mi mirada contigo.

Recuerdo muy bien ese día. Estaba muy feliz porque me habían promovido en mi trabajo y no podía esperar para encontrarme con Meg y contárselo, pero entonces, lo vi. Demoré unos segundos en relacionarlo, pero de pronto mi cabeza hizo clic y supe que era el chico de la fiesta. No había cambiado demasiado, sus ojos marrones con las mismas motas doradas de su cabellera seguían ahí, igual que su mirada apagada y enojada con el mundo, incluso mayor. En el pasado, me cuestioné el porqué de su mirada, si solo era así, o estaba teniendo dificultades. En aquel momento, decidí regalarle una sonrisa, ahora que sé todo, también decido regalarle una.

- ¡Claro! Yo sabía que cuando te presentaron a mí, te me hacías conocida de algún lugar. Recuerdo a la chica sonriente que iba por el parque.

Reímos juntos por un rato y hablamos un poco de lo que pasó hoy. Sé que, poco a poco, él se abre a mí, y me siento orgullosa cuando me cuenta algo por su cuenta. En el momento en que empezó a hacerse tarde, juntos comenzamos a recoger las cosas. Me siento feliz, calmada, cómoda con todo, pero, su pregunta me saca de mis pensamientos.

- ¿Qué es lo que más te gusta, Tate?

No sé de dónde viene la inquietud, pero no debo pensarlo mucho. Es algo que, a pesar de ser difícil en una época, siempre me agradó- Sé que suena a que tengo pocas pretensiones, pero lo que más me gusta hacer es reír. ¿Y a ti?

- Me lo has puesto fácil, estrellita. Ver cómo lo haces, a todas horas.

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora