La persona correcta en el momento perfecto

Capítulo 66 | Tate

Parece que todos se pusieron de acuerdo para asistir al hospital el día de hoy.

Las salas e incluso los pasillos, están llenos. Antes no habíamos tenido problemas de personal, pero hoy me estoy planteando si necesitamos nuevos empleados, y solamente me refiero al área de natalidad. Muchos enfermeros pasan de un lado a otro, intentando atender a la mayor cantidad posible de pacientes.

Comencé atendiendo a una madre con ocho meses de gestación que estaba preocupada porque su pequeño se estaba moviendo demasiado y tenía muchas contracciones. Sin exagerar, tardé más de dos horas en convencerla de que es totalmente normal que los niños se adelanten al parto, y que solo debe estar al pendiente en caso de que se necesite incubadora, aunque ese no es siempre el caso.

No juzgo a las personas que se preocupan por cosas como esas, es importante saber todo y no dudar en preguntar, pero realmente me encontraba ocupada en la mañana y una fila esperaba tras ella.

Atendí a un par de hermosos bebés con mejillas regordetas, que necesitaban un chequeo general. También a todos los recién nacidos para aplicarles la vacuna "hepatitis B" y evitar que contraigan una enfermedad de algún lugar o incluso de un familiar.

Camino a casa, noté que apenas probé el almuerzo. Claramente no fue porque no quisiera, se va más por el lado de que el tiempo no nos dio un momento, para ponernos cómodos a comer. Sumado que Bree no pudo asistir ya que le dieron incapacidad, así que asumí tres citas que tenía programadas para hoy, dejándome sin espacio para respirar.

Acostarse en la cama, con la suavidad de las mantas debajo y con los ojos cerrados sintiendo tranquilidad, es una de las mejores sensaciones del mundo.

Nunca he sido una chica que duerma demasiado o a la que le cueste levantarse de la cama en las mañanas, pero luego de un día largo de trabajo, estar en un lugar tan seguro como lo es la cama, expulsa todo el estrés.

Con lo agotada que estoy, podría quedarme dormida con el uniforme puesto, del cual no me quejo, pero si fuese la encargada del diseño, optaría por un estilo más moderno y cómodo. Aún tengo momentos en que lucho por ponerlo o quitarlo.

- No me digas que todavía no has alistado las maletas para mañana- Cuando el tono comenzó a sonar, solo contesté lo más rápido posible para detener el ruido, lo coloqué en altavoz y esperé a que me hablaran, pero la voz de Bree y su mensaje, lograron ponerme sentada de inmediato.

Estuve tan ocupada en el trabajo y ensayando esta semana, que me olvidé por completo de que mañana nos iríamos al encuentro que llevaban tanto tiempo organizando. Serían solo tres días, pero sé que serían épicos.

- ¿De qué hablas? Ya todo está empacado- digo, a medida que comienzo a sacar prendas al azar, que considero que me servirán en el viaje y las voy metiendo en el morral.

- No me quieras engañar, niña, te conozco lo suficiente. Recuerda que en la mochila roja empaqué tus trajes de baño y unos lindos conjuntos que compré para ti- Ruedo los ojos, buscando la aclamada mochila y sacando la diminuta ropa para ponerla con lo demás. ¿Por qué rayos son tan pequeños?, ¿acaso siempre son así los trajes de baño?

- No sabes lo agotada que estoy. Si no fuera por ti, no recuerdo que mañana nos vamos.

- ¡Pero qué dramática! Suerte que hoy descansé y tengo las energías al cien. Mañana paso por ti y podrás dormir en el avión, ya verás que cuando lleguemos, te sentirás como nueva- Eso espero.

¿Quién diría que viajar es agotador? Tuvimos que hacer tres escalas. En el primer vuelo no pude pegar el ojo ya que me asustaron todos los ruidos y pequeños movimientos que el avión hacía, pero no podían juzgarme, nunca me monté en uno. Para el segundo logré dormir un rato, pero mi sueño fue interrumpido ya que debíamos ir al aeropuerto y tomar otro vuelo. El tercero sí que tenía buena pinta, hasta que Bree y Lisa comenzaron a entrar en un ataque de pánico porque no había noticias de los chicos y cuando por fin se calmaron, estábamos a diez minutos de aterrizar.