- Hola, mi bebita- Meg me abraza y yo pongo todo mi esfuerzo para no ponerme a llorar-. ¿Te encuentras bien? Pareces un poco, no lo sé... ¿distinta?- Se ve radiante como siempre, lleva puesto su uniforme perfectamente arreglado, exceptuando la corbata, y me sonríe como siempre lo ha hecho, pero, esta vez, la diferencia es que yo no puedo responderle con el mismo acto. Al menos no sinceramente.
Me armo con todas mis fuerzas y le contesto: Claro que sí, solo un poco cansada. ¡Por Dios! Es horrible mentirle y me siento aún peor porque deseo demasiado decírselo, gritarlo, pero no puedo y me mata.
Todo el día he estado distraída y no puedo dejar de pensar en eso. Me siento sucia, estafada y cobarde, pero no sé cómo enfrentarlo. No tengo la menor idea de qué es lo correcto, o tal vez sí la tengo, pero no soy lo suficientemente valiente como para tomar la decisión arriesgada.
Me tiemblan las manos, no quiero entrar a la casa, no quiero enfrentarlo, no puedo hacerlo, pero tampoco tengo algún lugar al que ir.
Hago mi mayor esfuerzo para cruzar sigilosamente el pasillo hacia mi alcoba. Contengo la respiración para procurar no hacer ni el más mínimo ruido, pero cuando estoy a punto de cerrar la puerta de mi habitación, la silueta de mi tío aparece. Vuelvo a llorar. No quiero esto, quiero desaparecer. ¿Por qué no puedo ser más fuerte?
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- Sé que la escuela es complicada, Tate, pero nunca te había visto tan demacrada. Sin ofender, claro, sabes que te amo- dice con una ligera sonrisa.
Sé que está preocupada porque me conoce, me conoce tan bien que debe estar segura de que algo anda mal.
Han pasado dos largas semanas en las que Meg me pregunta lo mismo una y otra vez, y en las que me he negado a decirle algo al respecto.
He discutido varias veces con mi almohada sobre qué debería hacer. También he formado diferentes planes con la esperanza de que alguno me convenza por completo y decida confesarlo, pero parece que nada me quiere salir bien últimamente.
Estoy harta, pero más que eso, estoy aterrada. La otra noche me quedé pensando ¡él podría estar contagiándome de alguna enfermedad! Él... no lo sé, ni siquiera puedo pensar en eso, pero sé que debo ir al hospital, debo asegurarme.
Cuando pasé por la puerta de la ginecóloga, entré en pánico. Las paredes totalmente blancas me producen escalofríos, es aterrador. No puedo creer que esté aquí porque me violaron, nunca nadie lo sabrá.
A medida que empieza a revisarme, me tenso, ahora odio que me toquen. Estuve a punto de sollozar cuando definitivamente confirmé que perdí mi virginidad, así como cuando me dijo que me tomaría exámenes de sangre para confirmar una pequeña sospecha que tuvo.
Entiendo a qué se refería, no soy tan ingenua. Pero eso no puede ser posible, mi cuerpo no podría, él no sería tan estúpido como para no tomar precauciones, ¿verdad?
Estoy aterrada, en cualquier momento podrían llegar los resultados médicos y no sé de dónde sacaré la fuerza para observarlos y aceptarlos. He estado rogando, cada segundo, con todo mi ser para que solo sea una falsa alarma, pero entonces, luego del sonido de notificación, reúno coraje y me dispongo a abrir el archivo.
Estado: Positivo - tres semanas de gestación
Así de rápido todo mi mundo se derrumbó, no puedo creerlo.
¿Ahora qué voy a hacer?
Piensa, Tate
¡Piensa, Tate!
Fantástico, como si lo hubiese estado evitando.
Dios cruza por mis pensamientos, y yo no puedo hacer más que caer de rodillas, rogarle por perdón y pedirle por su consejo. Porque ahora, más que nunca, me siento sola, tan sola y a la vez con una vida creciendo dentro de mí.
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Respiro. Uno, dos, tres, y otra vez, sé que solo debo tocar la puerta, pero mi corazón late más rápido que nunca.
- ¡Oh! Hola, bebita. ¿Qué haces ahí parada sin entrar?- ¡Por Dios! Creo que, solo escuchando su voz, romperé en llanto.
- Lo siento, Meg, necesito hablar contigo ahora, por favor. Lo necesito antes de que me arrepienta- Veo la preocupación asentarse en sus ojos y rápidamente me lleva a su habitación.
- Respira, Tate, y cuéntamelo todo desde el comienzo- Lo hago, le confieso mi secreto más sucio y mi temor más grande. Cada detalle que sale de mi boca, solo es interrumpido por mis sollozos y los pequeños silencios en los que debía parar para calmarme y poder continuar.
Meg llora conmigo, me abraza y me dice que me ama tantas veces que, creo que podría acabarse la palabra.
Un escalofrío recorre por mi espalda cuando me dice que debemos contarle a sus padres, por supuesto que también lo deseo, pero no quiero que me juzguen o que nunca me vuelvan a mirar igual. No quiero que me vean con lástima.
Pero eso no sucede. Ellos también me abrazan y lloran conmigo, por mí, por mi corazón y por ahora, mi bebé. Sé que ellos están en lo cierto, cuando dicen que deberíamos hablar con Kate, que tal vez la razón por la que ella se fue es la misma. Y esa noche, por primera vez en tres semanas, pude dormir bien. Con Meg abrazándome por un lado y Dios por el otro.
Los padres de Megan acertaron. Luego de unas largas semanas de trámites, abogados y clínicas, mi tío obtuvo sus consecuencias. Sería condenado. Podría volver a dormir tranquila, eso realmente es un alivio.
La madre de Kate me dijo que podría quedarme en esa casa si la quiero y estoy cómoda. Considerando que ella no la necesita y yo no tengo donde más quedarme, por supuesto, acepté. Me propuse encontrar un trabajo pronto, ya que, aunque los padres de Meg se habían ofrecido a brindarme los recursos, no quiero depender de ellos por mucho tiempo.
- Ya son dos meses con este pequeño, ¿cómo te sientes, bebita?- Meg rompe el silencio mientras masajea mi estómago.
Aún no entiendo por qué lo hace si todavía no es evidente, pero ella afirma que "aunque no lo veas, está ahí y yo quiero tocarlo para que sepa que soy su tía favorita", así que, hasta el momento, esa ha sido la rutina de Meg.
- Un poco asustada, pero, al mismo tiempo, emocionada. No puedo creer que ya tenga tanto tiempo con Sam.
Sé que no es muy común que se ponga el nombre tan rápido, pero, con Meg estuvimos viendo una serie en su casa. Cada fin de semana nos pusimos nuestras pijamas, comimos palomitas y disfrutamos. Cuando se terminó, lloramos demasiado. El nombre del protagonista era Sam, y por eso la designación del embrión es esa. Tal vez es un poco infantil la razón, pero estuvimos buscando más opciones, sin embargo, esta nos complació cuando supimos de su significado.
Escuchado por Dios.
- Me imagino que debe ser complicado, pero, bebita, tú eres la chica más fuerte que conozco. Sé que saldremos adelante con esto- Le sonrío como respuesta.
¿Cómo no amar a Meg? Siempre ha estado para mí y puedo asegurar que lo estará siempre. Ella es una de las razones por las que agradezco a Dios todos los días, por ponerla en mi camino.
Porque, aunque ella dice que yo soy su brillo, ella es mi ancla.
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La persona correcta en el momento perfecto
RomanceUn chico roto con el alma pérdida. Una chica con un pasado que la persigue. Dos almas destinadas a encontrarse. Ethan Hale no ha tenido una vida fácil. Lidiar con diferentes traumas que han ido marcando y sentenciado su camino, es una tarea complica...