Me levanté rápidamente de la cama, buscando a tientas mi pantalón que se debe encontrar en algún lugar del suelo, y dirigiéndome al baño para poder llegar a tiempo a la reunión de hoy.
Cuando salgo de tomar una ducha relajante, veo que Emma está preparando el desayuno, pero debo optar por tomar un pan y salir lo más rápido posible.
Estas semanas han sido ambiguas, aún es extraño para mí tener que entrar a ese lugar y, sobre todo, inventar excusas para Tate. Es algo grosero y no me agrada del todo, pero no tengo ningún interés en iniciar nuevas amistades o de aceptar la lástima que alguien pueda tenerme. Lo bueno es que, en realidad, me agrada mucho trabajar con los muchachos e interactuar con otros empleados, sin dejar que mi pérdida de audición me afecte del todo.
Al terminar la clase, cuando ya nos encontramos organizando el salón, siento a Tate acercarse. Joder, esta chica no capta las indirectas acerca de que no me interesa almorzar con ella.
- Sé que sueles salir a correr todas las mañanas. Y yo estaba pensado que sería saludable empezar a hacer ejercicio. Entonces me preguntaba, si podría unirme a ti. ¿Sabes? Por las mañanas suele ser un poco oscuro y me asusta que algo pueda pasarme.
¡Fantástico! Debe mirarme con esos ojos de cordero degollado. ¿Acaso ella está observándome, o algo parecido? Una parte de mí quiere decirle: Pues no vayas y así te evitas la preocupación, pero mi parte razonable me asegura que no podría suceder nada malo si pasamos cerca de media hora juntos. Además, estaríamos corriendo, no puedes establecer una conversación, ¿verdad?
Al carajo, ya no puedo seguir rechazándola.
- Como quieras, nena. Pero debes saber que ya tengo mi ritmo preestablecido.
- Soy buena adaptándome a ritmos ya preestablecidos.
Con eso se gana una carcajada de mi parte. Me despido rápidamente y me dirijo a la fábrica. Últimamente se está poniendo más pesado y me gustaría poder renunciar, pero, lamentablemente, debo coexistir de alguna manera, necesito dinero para poder comer y dormir bajo un techo.
En mi pequeño descanso del trabajo, me dispuse a buscar una mesa, sacando un plumón y una libreta de mi mochila. Podría decir que es mi placer culposo o, tal vez es mejor definirlo como un buen secreto del que no le hablo a nadie. Además, no es como si dibujar fuese algo muy poco común, aunque debo admitir que mis habilidades mejoraron después del accidente.
Es reconfortante poder ver cómo algunos de mis pensamientos, se pueden ver plasmados en una hoja de papel, por medio de solo la tiza y mi mano. A veces dibujo cosas tan simples como componentes de la naturaleza: árboles, el sol, las nubes, las estrellas. Otras veces son diseños más oscuros como el dolor y la muerte.
También suelo escribir muchas frases sin sentido, pero que, de alguna manera, me libera de no solamente guardarlas en mi interior. Al no poder escuchar mi entorno, me gusta poder imaginarlo y que el papel me permitiese oírlo.
****************
Tate ya se encontraba en el parque cuando llegué, definitivamente se tomó esto en serio. Lleva unas zapatillas para correr y una sudadera deportiva, y por la etiqueta que se ve, puedo deducir dos cosas: la había comprado ayer y ella es una chica un tanto distraída.
La saludé con la cabeza y comencé con el trote en seguida. Me había propuesto que, si no quiero problemas o complicaciones con esta situación, esto se debe quedar solamente así. Dos personas que hacen ejercicio casualmente por la misma ruta.
Todo estaba tranquilo hasta que noté la respiración entrecortada de Tate, así que me detuve para poder mirarla detenidamente. Está encorvada, con las manos sobre sus rodillas, intentando recuperar el aliento, eso me da un poco de gracia. Ciertamente no es una chica de hacer ejercicio, me pregunto por qué querría empezar de repente, no es como que lo necesite.
- Vamos, nena, ¿ya te cansaste? Hasta ahora hemos recorrido cuatro kilómetros.
Ella simplemente me dirige una mirada.
- Será mejor que continuemos si no quieres que lleguemos tarde a nuestros trabajos.
Continuamos con nuestro trote, pero decidí bajar un poco la velocidad, parece que realmente le está costando.
- Si no quieres continuar con esto, no hay problema. El ejercicio no es para todo el mundo.
Tal vez estoy siendo un poco esquivo, pero, ¿quién podría culparme? Prefiero hacer las cosas solo y ella tampoco parece disfrutarlo.
Veo que su mandíbula se tensa y suelta un breve suspiro. Sin embargo, para mi sorpresa, y no mucho gusto, niega con la cabeza.
- No te preocupes, es mi primer día. Sé que me acostumbraré pronto. Nos vemos mañana, Ethan.
Observo cómo se aleja e intenta mantener la postura. No entiendo por qué quiere continuar con esto, es muy evidente que no le agrada y que, claramente, no soporta.
Puede que sea muy narcisista, pero sé que quiere acercarse a mí, sin embargo, el problema es que eso nunca sucederá, no lo permitiré. No otra vez.
Lo único que sí puedo reconocerle es que, definitivamente, es una chica que no se rinde con facilidad.
ESTÁS LEYENDO
La persona correcta en el momento perfecto
RomanceUn chico roto con el alma pérdida. Una chica con un pasado que la persigue. Dos almas destinadas a encontrarse. Ethan Hale no ha tenido una vida fácil. Lidiar con diferentes traumas que han ido marcando y sentenciado su camino, es una tarea complica...