Capítulo 22 | Ethan

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Las luces me marean y el sonido me está sofocando. Tengo unas cuantas copas de más. Me siento encerrado dentro del bar, de la gente, el calor, los olores. Necesito salir de ahí.

Hallé las llaves en mi bolsillo, luego de algunos intentos, y me dirigí hacia mi moto. Colocándome el casco, listo para dar una vuelta. Siempre quiero salir de la realidad, la bebida puede brindarme eso, nunca lo dejaré en duda.

Cuando me encuentro fuera de mis sentidos, no sufro, no duele, no pienso de más. Es mi escapatoria.

El semáforo está en verde, pero de repente..., todo queda negro.

¿Dónde demonios me encuentro? ¿Otra vez había bebido tanto que no recuerdo?

Es un hospital, puedo decirlo por las cortinas, la falta de color de las paredes, y por el suero que se encuentra a mi lado derecho, incrustado en mi piel.

Me dispongo a salir de la cama para largarme, pero no puedo moverme. Duele. No entiendo.

Unas personas con bata blanca, entran a la habitación. Puedo ver que mueven sus labios, parece que me hablan. Pero, por alguna extraña razón, no logro escucharlos. No puedo oír nada. Entro en pánico.

Esa noche, un auto pasó el semáforo en rojo, terminó volteando mi moto y a mí, con ella. El impacto me ocasionó, no solo la fractura de la mayoría de mi cuerpo. Sufrí un traumatismo craneoencefálico, una fractura del hueso temporal del cráneo.

También me intentaron explicar otra noticia...

Los doctores aclararon que había una reducida probabilidad de recuperar una pequeña parte, pero no es totalmente certero. Ahora debo aceptar que no podría volver a escuchar ninguna maldita cosa. Jamás.

 No existieron muchas demandas legales. El tipo se pasó el semáforo, pero me encontraron alcohol en el cuerpo, por lo que no puedo exigir mucho.

      ********************

Pasaron los meses. Odio mi vida. Aborrezco en lo que me he convertido. Ni siquiera puedo entender a la gente, a menos que me concentre demasiado y me dedique a leer sus labios, lo cual tampoco llama demasiado mi atención.

Ahora trabajo en una fábrica, cargando paquetes. ¿Cómo un médico podría llegar a esta situación? Supongo que no puedes atender a tus pacientes si no sabes lo que dicen o necesitan.

Podría afirmar que me mantengo más ebrio que sobrio la mayoría del tiempo, intentando olvidar la situación. Lo único que puedo rescatar es que, ahora el ruido no me atormenta, pero, de cierta forma, no escuchar en absoluto, se vuelve abrumador.

Cuando no estoy en la fábrica me dirijo a bares o antros. Allá no requieres comunicarte. ¿Quieres una bebida? Solo paga. ¿Quieres una chica? Ni siquiera debes mirarla y ya estará enrollándose contigo.

Elegí el camino cobarde, tal vez. Pero tiene sus ventajas. De esta manera no me preocupa porque ya no puedo entender nada. De hecho, me ahorro los reclamos de las mujeres cuando les digo que no me importan.

No eres así, Ethan, tú eres más fuerte.

Me gusta tu sonrisa.

Mi chico.

- ¡MEG!- Odio estos sueños. Yo no sería quien la haría feliz, estoy sufriendo. Los recuerdos hacen creer que mi realidad es una fantasía, logran sacarme un momento. Pero luego regreso a mi estúpida existencia.

Tomé un abrigo que se encontraba sobre el sofá y me dirigí a la puerta. Sentir la brisa y ver la luna es relajante. Puedo distraerme al contar cuántas estrellas se pueden notar, a pesar de la iluminación de la ciudad.


- ¿Sabes por qué en ciudades, donde hay una gran cantidad de luces y automóviles, no se pueden ver muchas estrellas en el cielo, pero, cuando te encuentras en un lugar sin iluminación, las estrellas brillan más?- pregunta Meg.

- No tengo ni idea, preciosa. Probablemente porque la luz artificial no las deja ver.

- Podrías decirlo así. Pero, me gusta pensar que van a brillar demasiado cuando hay más oscuridad. Son como las personas. Entre más oscuro sea su pasado, y más difíciles sean sus pruebas, más brillarán.

El dolor que siento en este momento está acabando conmigo poco a poco. Siento que muero cada día. Lentamente.

Estoy vacío.

No tiene sentido la vida si ellas ya no están aquí. Dejé que mis pasos me guiaran a través de la noche silenciosa.

Cuando levanto la vista, me encuentro con un río. Estoy en el puente Mersey. Todo se ve diferente desde aquí. Las luces, los edificios, las personas, todo en silencio le brinda una perspectiva distinta.

Sería diferente si la vida no fuera tan jodida. Probablemente habría cenas familiares con mi madre, Meg y su familia. Sería feliz.

¿Qué tan decepcionadas estarían si decidiera lanzarme del puente en este momento? Seguramente no lo sabría, porque ya no están aquí. Nunca lo estarán.

Levanto mi mirada, para poder observar una última vez el cielo. Preguntándome, si Él también tenía planeado esto para mí.

Entonces dejo que el agua y yo seamos uno solo.

Este es mi destino.

No merezco ser feliz.

Ya no tiene sentido la vida.

Nadie puede entenderme.

Dios no existe.

Si existiera, no estaría hundiéndome en este momen...

Logré llegar a la orilla, un segundo antes de ahogarme por completo. No sé cómo lo hice.

Juro que escuché a alguien decirme claramente: "No te rindas, Ethan'', "Aún te queda mucho", "Recuerda que brillarás completamente, después de todas las dificultades" Entonces mis ojos se abrieron y vi la luz de la orilla.

Pudo ser eso o tal vez mi subconsciente estaba mostrándome lo jodido que me encuentro, como para ser tan cobarde.


Aún no decido qué es más pusilánime de mi parte, el querer matarme o el no haber podido hacerlo.

Al recuperar el aliento, comienzo a ponerme de pie, pero logro visualizar un rostro conocido. Ben.

Se acerca corriendo a mí. Me ayuda a levantarme, pero no pregunta nada. Sabe que no estoy dispuesto a leer sus labios. ¡No! Él no sabe lo de mi accidente...

Cuando llegamos al apartamento, me deja una tarjeta en la mano derecha. Toma mi hombro, dándome una mirada de dolor y comprensión, y luego se aleja. Así que, bajo mi rostro, para poder mirar el pedazo de papel.

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Aún puedes ser doctor, Ethan. Solo debes mirar las cosas desde otro punto de vista.

Tal vez mi subconsciente tiene razón, soy un cobarde que no sirve para nada. Soy un hombre en sus veintes que no tiene expectativas de vida.

Sé que es hora de empezar a hacer algo al respecto y mantener mi mente ocupada. No podré cambiar mucho o seré el que todos desean, tampoco podré superar todo lo que he pasado, pero, al menos, puedo hacer un esfuerzo para que ellas no se sientan tan decepcionadas de mí.

Lo haré a mi modo. Me pondré un objetivo, y me ocultaré completamente. No cometeré, nunca más, el error de dejar que alguien se adentre tanto en mi vida. 

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora