Capítulo 24 | Tate

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7 años atrás

- Cumplir quince es muy importante, lo sabes ¿no?- pregunta Meg con su típico acento encantador.

- Lo sé, Meg, pero que sea importante no significa que deba hacer un escándalo por ello- Al decir eso, Meg pone los ojos en blanco, como lo estuvo haciendo todo el día después de que rechazara una y otra vez su propuesta de hacer la fiesta del año.

Claro, ella espera que porque estoy cumpliendo el famoso cambio de niña a señorita, aprovecharía la casa de mi tío para una fiesta, pero así no son las cosas. Prefiero pasarla solo con personas cercanas y disfrutar de la compañía.

Definitivamente amo a Meg, ¿quién no? Es la persona más entusiasta. Fue quién me ayudó a ser yo otra vez, además, por medio de ella y de la iglesia, conocí a Dios. Y, después de eso, todo mejoró para mí, aunque, nada es perfecto y pasé por mucho para poder sonreír como antes. Gracias al Señor puedo hacerlo, pero ahora es solo para las personas que me aman y soy un tanto cuidadosa sobre a quién dejo entrar en mi círculo. Además, aprendí a hacer lo más importante: perdonar. Definitivamente fue muy difícil, perdonar es solo para valientes y amantes porque duele, perdonar no es olvidar sino es aceptar las cosas, perdonar es recordar sin dolor, recordar sin rencor. Y yo, Tate Miles, perdoné a mi padre hace unos años y estoy muy feliz de poder hacerlo, deseando que haya sido feliz en su vida y sin juzgar su decisión. Porque no sirve de nada quedarse en el pasado con las heridas abiertas, la mejor opción es seguir avanzando para poder sanar, pero sin nunca olvidar esas cicatrices, que, al fin y al cabo, son lo que nos convierte en lo que somos hoy en día.

- ¿Te había dicho antes que eres la chica más linda que conozco?- Miro a Meg con una ceja levantada.

- ¿Acaso estás coqueteando conmigo?- pregunto con tono divertido.

- Por supuesto. Si no lo hago ahora, alguien más lo hará y no lo permitiremos, porque eres toda mía.

Y así, estallamos en carcajadas.


Honestamente, mi fiesta fue tal y como quería. Solo un pastel, Kate, Megan y yo. Aunque no parece, soy una chica de muy pocas amistades, pero "estamos trabajando en eso" me recuerda Meg cada vez que puede. Lo acepto, pero también admito que este es el ambiente en el que me gusta estar: tranquilo y confiable.

Sin embargo, no puedo dejar de mirar a Kate, está muy rara. No la había visto hace unos largos meses porque se había mudado con su madre, dejándome aquí en casa con mi tío. Aún no puedo decir con certeza el momento en que sucedió, pero Kate cambió. Sobre todo, su actitud hacia él, como si lo mirara con una mezcla de odio y miedo. Parece que aborrece estar aquí, pero lo soporta por mí.

      ******************

- ¿Qué sucede, Kate? Has estado muy callada- pregunto con un poco de sutileza, para que no parezca que la he estado examinando desde que cruzó por la puerta.

- ¡Oh! No es nada, solo que ya no me resulta tan cómoda la casa- Sé que no quiere hablar del tema, así que no la fuerzo.

Kate ha mantenido la mirada fija, y un poco tensa, sobre la mesa (donde se encuentra nuestro juego de cartas), como si estuviera reteniendo una idea. De vez en cuando hace gestos como si tratara de apartarla e intenta disimular que no lo hace.

- Vale, comprendo- respondo, intentando buscar qué tema de conversación empezar.


Dos días después de mi cumpleaños, mi tío volvió a casa.

Lo supe cuando escuché un portazo y unos gritos llamando a Kate, lo cual se me hizo extraño porque él sabía que ella ya no vive aquí. Decidí que era mejor no involucrarme, seguramente estaba borracho y no quería ningún problema. Mañana estaría mejor y le preguntaría.

Noto algo fuera de lugar en mi cuerpo. Me siento desabrigada y con escalofríos, pensé que me había cubierto con dos mantas esta noche. Es una extraña sensación, como si un dedo se deslizara por mi piel, sintiendo cada parte de mí, como una caricia. Debe ser otro de mis singulares sueños.

Escucho una voz.

- Estrellita- Esa debe ser mi madre, ella es la única que me llama así. Pero no puede ser, no es posible, ella... Entonces abro los ojos y veo algo que sé que nunca podré olvidar.

Es mi tío desnudo -creo- encima de mí. Poco después, comprendo por qué me sentía descubierta, yo también estoy desnuda.

Empiezo a entrar en pánico cuando ya todo está claro frente a mis ojos. Lo primero que hago es intentar gritar, pero me calla abruptamente.

- No, estrellita, no gritarás. Haremos esto por el bien de los dos, ¿comprendes? ¿No querías que te demostrara amor? Puede que tu padre no te amara, pero yo si lo hago- No puedo respirar, no puedo pensar, quiero irme, quiero escapar. Lo intento de nuevo, pero no hay manera, no puedo ganar.

- Vamos, Tate, sé que quieres esto también. Solo déjame demostrarte mi manera de amar- Entonces lloro, lloro y sigo llorando. Cierro los ojos y todo se oscurece.


- Buenos días, estrellita- No quiero abrir los ojos. Deseaba con toda mi alma que solo fuera un mal sueño, uno muy malo, pero, tristemente, es real. Me cae como un balde de agua fría, que hace que no tenga fuerza para hablar.

- Preciosa Tate, quiero que sepas que esto se queda entre nosotros dos, ¿entendido? De ahora en más, será nuestro secreto, porque no quieres que te lleve lejos de aquí, ¿verdad? Lejos de Megan y ese lugar que tanto te gusta. Entonces, dime, ¿será nuestro secreto?

Quiero hablar, realmente lo hago, pero las palabras simplemente no llegan o, tal vez, solamente no quiero aceptar la situación. Solo puedo mirarlo mientras siento a mis lágrimas correr. Una tras otra.

- Contéstame, Tate- Quiero irme, quiero desaparecer, ¿por qué no puedo?-. Vamos, estrellita, requiero que me respondas.

Necesito decirle que así solo podía llamarme mi madre, que no tiene ningún derecho, pero temo que si abro la boca pudiese ser peor. Así que asiento.

- Necesito que lo digas con palabras, dulzura. ¿Será nuestro secreto? ¿Sí o no?- insiste de nuevo.

- S-sí- respondo con lo único que me quedaba de aliento, antes de que mi vista se volviese a poner borrosa y solo escuchase mis sollozos. 

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora