Capítulo 69 | Ethan

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Estoy llorando, de esa forma en la que tus lágrimas siguen cayendo sin parar, rodando por tus mejillas silenciosamente.

Amo cuando usa el lenguaje de señas, hace poco lo volvió a implementar y lo aprecié demasiado. A pesar de todo, amo cuando puedo conversar de esta manera, lo siento diferente, más mío. Más nuestro.

No esperaba estas palabras por parte de Tate. Cuando me citó hoy, creí que me agradecería y yo aprovecharía para declararme, pero, como siempre, me tomó desprevenido, y ahora soy un mar de lágrimas y alegría.

- Yo... no sabes lo feliz que me haces al saber eso. No sabes cuánto lo siento y cuánto te amo.

- Lo sé, te escuché en mi habitación.

- ¿Estabas consciente?

- No estaba segura al comienzo, pero, Ethan, ya no importa nada de eso. Ahora estás aquí, estamos aquí.

- Esta vez será diferente, ahora entiendo la realidad de las cosas. No sabes lo mucho que te amo, eres lo más bello ante mis ojos, ¿vale? Te prometo que no solo te diré te amo de ahora en adelante, estrellita, te lo demostraré el resto de mi vida. Mi mejor manera de cuidarte será orando por ti, seguiré haciéndolo cada día. Sería un honor si me permites estar a tu lado desde este momento.

Tate no dice nada, pero doy dos pasos más cerca de ella y con mis pulgares, limpio las lágrimas que se deslizan por sus mejillas coloradas.

- Ahora somos dos mares de lágrimas- Tate se ríe y toca con sus dedos, mi mano apoyada en su pómulo. Se ve tan hermosa, el aire se siente tan dulce ahora, incluso veo que el parque brilla.

A esta distancia puedo sentir su olor adentrarse y apoderarse de mí, la vainilla me tranquiliza y su suave piel en contacto con la mía, me vuelve loco. Dejo que esa sensación me embriague y junto nuestras cabezas, sintiendo la tranquilidad y paz que nos envuelve justo ahora.

- El tiempo de Dios es perfecto- Ella asiente suavemente y la observo con detención, inclinando ligeramente la cabeza para preguntarle en silencio si puedo. Su respuesta es clara.

Tate me regala una bella sonrisa, sus ojos jade mirándome atentamente y sus labios rojos que se ven tan llamativos.

Acaricio la cima de su cabeza con la mano.

- Eres tan hermosa, Tate.

El rubor cubre sus mejillas, recorro su cintura con mis manos, y las deslizo hasta llegar a sus mejillas. Mirándome de esa forma, se ve totalmente dulce. No soy capaz de resistir más la sensación de no tener sus labios contra los míos, así que me inclino hacia adelante lentamente, sonriendo, y percibiendo su suspiro justo antes de que nuestros labios se tocaran.

Se siente tan bien la boca de Tate, siempre sabe a vainilla, pero esta vez también siento un ligero sabor a cereza, el sabor de sus labios y su labial invade mi boca. Tate me devuelve el beso, aferrándose, con sus dos manos, a mis costados y sujetando mi abrigo. Mis manos bajan para correr por sus brazos y llegar nuevamente a su cintura.

No dejé de besarla, apreté mi boca contra la suya, lenta y suavemente, hasta que finalmente me alejé un poco y deposité, en sus labios hinchados, dos besos cortos. Respiro profundamente y noto cómo Tate abre lentamente sus ojos y parpadea unas veces. Una imagen perfecta. Me alejo solo un poco más, viendo sus pupilas dilatadas y cómo muerde su labio inferior.

Ella se ríe, deslumbrándome por completo, y yo no puedo evitar estallar rápidamente mis labios contra los suyos nuevamente. Había extrañado demasiado esto.

La persona correcta en el momento perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora