Capítulo 5: La reina y el peón

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Pov Alexa

— ¡Lex, ya estoy abajo! —chilla con emoción Erika.

— Vale, ahora abro —aviso y cuelgo la llamada.

Me dirijo a la entrada y veo a mi amiga quien en cuanto abro me mira impresionada al igual que Sheyla, Vivian y Mónica.

— ¡Estás hermosa con ese vestido! —exclama emocionada Vivian.

Sonrío.

— Ustedes también lo están —alago.

— Bien, nos espera una fiesta —dice contenta Mónica.

— Let's go to the party! —grita Sheyla.

Me engancho a los brazos de ellas para dirigirnos al auto de Erika.

(...)

Al llegar al lugar donde se daría la fiesta me doy cuenta de que es una casa bastante grande, pasamos a través del portón y Erika estaciona, las cinco bajamos. El lugar está abarrotado de personas hasta el tope.

No me gustan los lugares tan llenos de personas, prefiero algo más silencioso. Sobre todo cuando el lugar tiene una música tan alta, no me agrada, me da dolor de cabeza, trae recuerdos que deseo evitar.

En seguida las chicas se acercan a donde muchas personas bailan y comienzan a bailar.

— Vamos —pide Sheyla y me hacen señas para que me les una, al ver que niego se acercan a mí y tiran de mis brazos.

— ¡Relájate y disfruta! —grita Mónica sobre la música y sólo me dejo llevar, no voy a arruinarles la fiesta. Sólo por hoy dejaré que mi cuerpo fluya nuevamente a través de la música.

Pov Dylan

— ¿Qué haces aquí encerrado cuando has montado una fiesta en tu casa? —pregunta Justin entrando a mi habitación.

— Sabes que no me gusta el ruido —digo dejando mi guitarra a un lado.

— ¿Entonces para que montar todo esto? —cuestiona recostándose de la pared y observándome curioso.

Una sonrisa torcida se asoma a mis labios.

— Ya verás hermano.

— Dylan, no te vayas a pasar de lanza, te conozco —advierte.

— Siempre preocupándote de más, todo saldrá bien —aseguro y me pongo de pie, yendo hasta él—. Vamos, seguro que quieres buscar a alguna chica —Le guiño un ojo.

Sonríe — En realidad, creo que me interesa una en específico.

Me sorprendo ante esto.

— Espera, ¿tú? ¿Pensando en algo formal? ¿Con una chica? —pregunto burlón y sin creerle nada de lo que está diciendo.

Se encoge de hombros.

— No he pensado tan allá, pero, creo que ella es diferente —menciona.

— Vaya, eso es lo más cursi que te he oído decir en la vida —hago una mueca—, mejor bajemos, antes de que te conviertas en azúcar.

Él me saca la lengua e imito su gesto.

Bajamos a la primera planta y salimos hacia el patio trasero donde todo está lleno de personas, saludo a Óliver y Bastian quienes se unen a nosotros brindándonos un vaso de cerveza.

Por un momento miro hacia la piscina donde cerca de esta, entre un gran tumulto de personas, puedo observar a una castaña que se roba no sólo mi atención.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora