Pov Ana
— Vamos Chris —Me quejo.
— No iré al menos que tú no vayas —dice.
— Estarás fuera solo tres días, necesito terminar de componer las canciones —Le explico a mi novio por decimoquinta vez.
— Te voy a extrañar pastelito —hace un puchero y se acerca a mí dándome un beso en los labios.
Sonrío ante esto.
— Estaré bien, te lo prometo.
— Últimamente tu migraña ha sido más consecutiva, ¿estás segura?
— Por supuesto —Él besa mi frente.
— De acuerdo —dimite—. Pero te dejaré en el estudio.
— Christian —resoplo mientras él tira de mi mano.
(...)
— Hasta dentro de tres días —dice cuando el auto se estaciona y besa mis nudillos—. Te amo.
— Te amo —repito inclinándome hasta besarlo para luego salir del auto.
Este se pone en marcha alejándose y yo marco un número en mi teléfono.
— ¿Lista? —cuestiona mi interlocutor.
— Sí, pasa a recogerme por favor, estoy frente al estudio.
— En cinco minutos estaré allí señorita.
Una media hora después mi chofer personal me ha dejado en el hospital que queda al otro lado de la ciudad y estoy frente a mi doctor.
— Señorita Henderson, sus resultados siguen siendo los mismos —anuncia y suspiro con pesadez.
— De acuerdo, muchas gracias —Me pongo de pie y dirijo hasta la puerta.
— Dígame, ¿aún sigue soportando todo usted sola? —cuestiona pero no obtendría una respuesta de mi parte.
Simplemente abro la puerta y me alejo de ahí. Camino por los pasillos y me detengo cuando de reojo veo a un doctor entrar a una sala y una chica le sonríe, haciéndome perder en mis pensamientos.
— Sabes que el tratamiento no está funcionando.
— No le diga esto a nadie, por favor —pido.
— Ellos merecen saberlo.
— Soy dueña de mis acciones, no les dirás nada.
Un silencio nos rodea y el doctor suspira derrotado.
— De acuerdo, como quieras —cede.
La puerta es abierta en ese momento y veo entrar a mi hermana, asustada.
— ¿Lex? ¿Qué haces aquí? —cuestiono confundida ante su presencia.
— ¡Ana! —Me nombra con su voz rota y a paso rápido avanza hasta mí, abrazándome y llorando.
— Hey, tranquila —acaricio su cabello, de seguro recordó a mamá—, no desayuné en la mañana y me desmayé en una práctica, ya sabes como son de exagerado esos dos hombres de afuera —digo al imaginar que Chris y mi mánager le hayan contado de mi situación.
El llanto de un bebé me hace reaccionar, su madre trata de calmarlo y yo vuelvo a reanudar mi camino, saco mi móvil, dándole a marcación rápida y el timbre comienza a hacerse presente.
— Hola hermana, ¿cómo estás? —pregunta Alexa y sonrío feliz de escucharla.
Ella es mi luz, es la persona por la que sigo adelante. A veces me pregunto que hubiera pasado conmigo luego de ese día si ella no hubiese existido...de seguro hoy no estaría viva.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...