Pov Dylan
Me doy una ducha rápida y al salir del baño veo a mi hermano con mi cámara en sus manos, parece impresionado.
— ¿Qué haces? —pregunto, es raro, él nunca ve las fotos que tomo.
Voltea hacia mí y se acerca, mostrándome la foto que le tomé a Bambi en la playa.
— ¿Se puede saber por qué tienes una fotografía de Alexa? —cuestiona, molesto.
Me encojo de hombros.
— Le tomé una, ¿tiene algo de malo? —seco mi oído con el extremo de la toalla.
Él resopla, incrédulo, así que imagino que ya vio la que le tomé durante nuestro viaje.
— Nunca le tomas fotografías a las personas, ¿no dijiste que eran aburridas?
Asiento con la cabeza.
— Y es cierto, pero ella es...mínimamente interesante —culmino y tomo mi cámara sin darle más importancia, yendo a mis maletas para buscar el cargador y ponerla a cargar.
— Nunca te había interesado una persona a tal punto de tomarle una fotografía, o por lo menos no por tu propia voluntad —replica.
Ruedo los ojos y volteo hacia él, serio.
— ¿Se puede saber que tanto te molesta? Te recuerdo que ella y tú ya no tienen ningún tipo de relación, tú te encargaste de eso.
— Tú... —trata de responder, pero obviamente no hay argumentos.
Me acuesto en mi cama y cierro los ojos.
— Voy a dormir, puedes irte.
Segundos después escucho un portazo y es mi señal de que se ha marchado.
Bufo irritado ante la pequeña discusión de momentos antes, abro mis ojos y observo mi cámara sobre la mesita de noche a mi lado.
« ¿Por qué demonios le habré tomado esas fotos? »
Decido no darle más vueltas al asunto cuando Rex entra a mi habitación y salta hasta quedar sobre mi cama. Lame mi rostro y río apartándolo.
— Hola Rex —acaricio su pelaje—. ¿Óliver te alimentó bien? —Él ladra, se acuesta sobre mi barriga, cerrando los ojos.
Sonrío e imito su última acción, durmiéndome a los pocos minutos.
Pov Alexa
Ha comenzado un nuevo curso escolar, es la segunda semana solamente y ya tengo a un insoportable chico jodiendo mi existencia.
— ¡Bambi! —exclama y camino más rápido ignorándolo.
« Maldita sea, ¿no puede dejar de llamarme así? »
— Bambi, ¿no me oías? —cuestiona al llegar a mí.
— ¿No sabes identificar entre alguien que no te oye y quién te ignora?
— Aún me debes un almuerzo.
« ¿Por qué hice esa apuesta? »
Una punzada se centra en mis sentidos y masajeo esta zona, lleva con la misma cantaleta desde que comenzamos el curso.
— Vale, vale, ¿cuándo? —Mejor me lo quitaba de encima de una vez.
— Hoy después de clases —dice.
— Después de clase tengo trabajo —Le recuerdo.
— Luego de que acabe tu turno —Se encoge de hombros—. Y prepárate, porque comeré mucho, te haré pagar por dudar de mis habilidades.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...