Capítulo 57: Miedo y verdad

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- No imaginé que hicieras esto -admito-. No te gustan los libros.

- Tienes razón, pero me gustas tú -aclara-, me gusta verte leer y hablar de tus libros, me encanta que me leas y perderme en tu voz, eres fascinante.

Lo miro a los ojos, sintiendo una gran ternura ante el chico frente a mí.

- ¿Qué tenías planeado para hoy? -pregunto divertida y él parece pensarlo.

- Tomar chocolate y leer -entrecierro mis ojos hacia él y ríe.

Muerde su labio inferior y su mano viaja en una suave caricia de mi mejilla a mi cuello, su tacto es frío contra mi piel, haciendo que una corriente eléctrica sacuda mi cuerpo.

Su vista desciende conforme sus caricias y una de sus comisuras se eleva.

- Me atrapaste -murmura, como si quisiera que aquello quedara entre ambos-. Eres mi perdición Alexa.

Quita mi sudadera sobre mi cabeza y yo rompo el maldito espacio entre ambos, apoderándome de sus labios, sintiendo el sabor de sus besos. Una de sus manos va a mi espalda, acercándome más a él, mientras la otra da un apretón en mi nuca, haciendo que un jadeo sea opacado por su boca y su lengua adquiera el poder de aquel beso.

Nos separamos al momento en que el oxígeno era necesario y nuestras respiraciones agitadas se mezclaban, formando un hermoso ambiente.

- Lo sabes Dylan, soy la mala del cuento -Le digo, esperando a que se retracte.

- Soy consciente -asegura y esta vez besa la piel sensible de mi cuello, haciéndome retroceder.

- No soy una princesa que necesitará ser rescatada.

- Eso me encanta -Mi espalda choca con un estante y quita mi camisa mientras yo lo libero de la suya.

Por un momento se separa de mí, apreciando mi cuerpo y noto un deje de sorpresa que es reemplazado al instante. Sus besos bajan a mis hombros y acomoda mi collar de manera que no le interrumpa su cometido.

Hace que voltee y coloco mis manos en la pared mientras su lengua recorre mi cuello y sus manos se adentran bajo el sujetador, apretando mis senos y jugando con mis pezones.

- No soy un cuento de hadas -menciono con mi respiración agitada.

- No Alexa -Su voz ronca y cargada de deseo hace que cada poro en mi cuerpo quiera consumirlo mientras su mano desciende por mi vientre hasta llegar a mis bragas y acariciar mi intimidad húmeda de lujuria-. Eres un pesadilla, un hermosa pesadilla disfrazada de fantasía.

Gimo cuando sus dedos se adentran en mi intimidad y se frota contra mí, haciéndome notar contra mi trasero el bulto formado bajo sus pantalones. Mis dedos se aferran a la repisa cuando comienza a moverlos dentro y fuera de mí.

- Te necesito -admito.

Volteo y beso sus labios, con necesidad, desabrocho su cinto y sus manos viajan a mis muslos, cargándome. Me deja sobre el sofá haciendo que el respaldo descienda y quedemos acostados.

Se separa de mi cuerpo con el único propósito de terminar de desnudarnos. Lo aprecio mientras sus músculos se contraen al quitar su ropa, bajo mi vista por su abdomen marcado y cuando llego a su deliciosa V me percato.

- No traje... -Me detengo cuando me señala a mi lado-. Me inclino hasta abrir una gaveta de la mesa donde está el chocolate caliente y me doy cuenta de que literalmente está llena de condones.

Río ante esto y le miro burlona mostrándole uno en mis manos el cual arrebata, abriéndolo.

- ¿Yo soy la pervertida?

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora