Capítulo 21: Orden al cliente

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Pov Alexa

Sirvo en la cafetería y vuelvo al mostrador para dar el papel con la orden cuando la campanita de la puerta resuena en mis oídos.

Finjo mi mejor sonrisa y voltea hacia el cliente que ha entrado.

— Bienveni...—Mis palabras se desvanecen de mi mente al ver al mismísimo Dylan Archer en la cafetería, con una mirada divertida hacia mí y una media sonrisa. Simplemente avanza hasta una de las mesas vacías y se sienta viendo la carta.

« Voy a matarlo. »

Pienso mientras maquino en segundos más de 80 maneras de asesinarlo y desaparecer su cuerpo sin dejar rastro.

— Lex, debes atender al cliente —Mis pensamientos sangrientos son interrumpidos por la suave voz de Verónica, al ver mi cara enmarca una ceja—. Recuerda amiga —dibuja con sus dedos una sonrisa en sus labios.

« Paciencia. » Me digo a mí misma.

Inhalo, exhalo, vuelvo a la calma y avanzo hasta él retrayendo todos los impulsos que corren por mis venas de golpearlo.

— ¿Qué desea? —pregunto al llegar a su mesa y levanta la vista de la carta.

— No sé, no veo tu nombre por ninguna parte en el menú —Descaradamente me escudriña con la vista—. Te ves genial en ese uniforme Bambi.

Vuelvo a respirar hondo y sonrío, hoy voy a terminar con dolor en las mejillas.

— Si no va a ordenar iré a otra mesa, con su permiso —digo y me dispongo a alejarme cuando su impertinente voz me detiene.

— Tranquila Bambi, ahora ordeno —asegura y vuelvo a colocarme frente a él con mi agenda y el bolígrafo, mira el menú y parece pensarlo—. Quiero un café, americano, sin espuma, y que le hagan un dibujito de una carita feliz —Me observa—. Que tomen tu sonrisa de modelo.

— Créeme Archer, si toman esta sonrisa de modelo le echarán veneno a tu café —Le digo aún sonriendo pero a él parece valerle tres hectáreas de berenjena.

— Que dulce eres —comenta sarcástico y sigue su orden—. Quiero esto, esto, esto, esto... —dice señalando con rapidez las fotografías de las órdenes y yo voy anotando a una velocidad increíble, me siento en clases.

Si nunca les tocó escribir una parte de la clase mientras el profesor borraba la pizarra no saben que es la adrenalina.

Eso es lo que siento mientras trato de anotar todo lo que señala.

De repente se detiene.

— ¿Sabes qué? Olvídalo, no quiero eso.

— ¡¿Qué?! —pregunto sobresaltada.

Él con una sonrisa burlona pasa la página.

— Creo que estas son mejores ofertas —asegura señalando uno de los dulces—, tráeme ese, y también...

— ¡Mira cabrón...! —alzo un poco la voz pasando a una cara de enfado y al darme cuenta detengo la palabrota que le iba a soltar.

Dylan me observa divertido, apoya sus codos sobre la mesa y recuesta su barbilla en sus manos.

— Sonríe Bambi, siempre debes sonreír —canturrea.

Coloco la palma de mi mano izquierda sobre la mesa y me inclino un poco hacia él, sonriendo.

— Que deba sonreír no significa que no te pueda dar una patada en el culo Archer, no tientes a tu suerte.

Él ladea la cabeza.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora