— ¿Nuestra cita debía ser con tu hermano? —Le pregunto a Justin quien va conduciendo.
— Puedo oírte ¿sabes? —dice el infiltrado en los asientos traseros—. Ni creas que quiero estar aquí Bambi.
« ¿Por qué demonios sigue llamándome de esa manera? » Me cuestiono.
— Lo dije en voz alta para que me oyeras —aclaro.
— Ustedes dos, no quiero terminar en un hospital ¿de acuerdo?
— No te preocupes —hago un ademán con la mano restándole importancia—. Quien terminará en un hospital será él, no tú.
Dylan bufa tras nosotros.
— Linda, nada de peleas —dice y suspiro triste.
— ¿Ni una patada?, prometo que no le dolerá...tanto —pido esperanzada.
Su vista se posa en mí, divertido.
— Ni una Lex.
— Sigo aquí —Nos recuerda Dylan y no puedo evitar rodar los ojos.
Hace una semana acepté ser la novia de Justin, pero mi pareja parece que intenta arreglar algo que no se podrá, así que hizo el trucazo de la historia para que este viaje fuera entre los tres.
— Dijiste que sería una salida de hermanos —Se queja el pelinegro.
— Y lo es —asegura el castaño a mi lado sonriente y vencedor—. Estás conmigo ¿no?
Lo veo rodar los ojos a través del retrovisor y se inclina hacia adelante, cuando noto su intención golpeo su mano antes de que llegue a la radio.
— ¿Pero qué te pasa? —Se queja—. Solo quería poner la radio.
— No me gusta oír música —Le digo.
Arquea una ceja.
— Nunca había visto a una persona que no le gustase la música.
— Es cierto —afirma Justin—. Incluso bailas muy bien, ¿por qué no te gusta la música?
Desvío mi mirada.
— No a todos nos debe gustar lo mismo —expreso y mi novio me da la razón mientras el pelinegro vuelve a colocarse correctamente en su asiento.
No me gusta la música porque atrae algo que quiero olvidar, algo que deseo dejar enterrado en lo más profundo de mi ser. Justin toca la batería y Dylan la guitarra, ambos se reúnen al menos una vez por semana a tocar junto a Óliver y Bastian, dos de sus amigos.
En esos días prefiero mantenerme alejada, es cierto, a veces me gusta bailar, de vez en cuando me salto mi regla de "nada de música", creo que es una manera personal de castigarme.
Ninguno de los chicos con quien comparto el viaje vuelve a sacar el tema, y estoy agradecida por ello.
(...)
Siento un golpe en mi cabeza que me hace despertar sobresaltada.
— De pie Bambi, llegamos —escucho la odiosa voz de Dylan mientras froto el lugar dolorido.
— ¡Archer! ¡Te mataré desgraciado! —grito furiosa y bajo del auto viendo como se manda a correr.
Antes de poder seguirlo y darle su merecido Justin me sujeta de las caderas pegándome a su pecho y reteniéndome.
— ¡Suéltame! —exijo—. Solo quiero golpearlo.
— Deja a mi hermano —susurra a mi oído con voz tranquila—. Por qué mejor no vamos a buscar una habitación y nos centramos en cosas más importantes.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...