Pov Dylan
— ¡XY, Monster carts y Warrior boy's! —anuncia el juez a los ganadores a través de su micrófono y mis compañeros y yo saltamos sobre el escenario en un abrazo grupal.
— ¡Pasamos a la cuarta ronda! —exclama Bastian cuando estamos tras camerinos.
— ¡Lo logramos! —Drake y Óliver chocan palmas.
— Estuvo genial tu solo de guitarra —elogia Drake y sonrío.
— Tú también estuviste genial —digo con sinceridad y juntamos puños.
— ¡Dylan! —volteo ante la voz de mi castaña favorita.
Ella corre hacia mí y se abraza a mi cuello riendo feliz, yo rodeo su torso levantándola por un momento del suelo y dándole una vuelta.
— ¡Pasaron a la siguiente ronda! —chilla feliz y besa mis labios por un corto momento para luego ponerse seria—, voy a demandar a ese estúpido juez y su manía de crear suspenso, casi me muero.
Río y beso sus labios.
— Eres la mejor.
Escuchamos un carraspeo y ambos volteamos viendo a nuestros amigos quienes se hallan cruzados de brazos.
Casi se me había olvidado que estaban ahí.
Al darnos cuenta nos separamos nerviosos y ellos ríen.
— Creo que mejor los dejamos solos —dice Drake tomando su mochila cuando una chica pelirrosada entra a la estancia y lo saluda.
Él se acerca tomando su mano y la besa para luego irse.
— Creo que nosotros somos los únicos en soledad —Bastian lleva el torso de su mano a su frente en un gesto dramático.
— Es cierto, que dolor —Óliver suspira melancólico.
— Pues no tiene por qué ser así —Alexa les guiña un ojo—. Yo siempre los he shipeado.
Ambos hacen una mueca.
— Revisa a tu novia Dylan, ya se le zafaron los tornillos —expresa Óliver recogiendo sus cosas.
— Vamos —pide Alexa y asiento con la cabeza para recoger mis cosas.
(...)
— ¡Dios santo! ¡Ahí no! —exclama mi novia sentada entre mis piernas mientras ambos vemos una película de terror en la sala, con luces apagadas y palomitas con queso.
En la película la protagonista abre la puerta del ático y una mano oscura sale de esta tomándola por el cuello y ella grita para luego solo enfocar sus piernas por las cuales chorrean sangre.
— ¿Ves? Por estúpida, yo te dije que no abrieras, ahí tienes —comenta molesta Alexa y río.
Beso su mejilla mientras la abrazo.
— Sabes que no puede escucharte ¿cierto?
— ¿Qué idiota en la vida real caminaría hacia un ático cuando oye ruidos extraños en su casa? —toma unas palomitas con sus manos y la lleva hasta donde estoy yo, ofreciéndomelas.
Como de su mano y recuesto mi barbilla en su cabeza.
— Allá va otro ingenuo —aguanto una risa al ver la frustración de mi chica por la película.
De repente un sonido interrumpe el ambiente y Alexa gruñe y suelta una maldición.
— Iré a abrir —digo saliendo de tras de ella y yendo hasta la puerta, abro y veo a Amelie junto a su hijita, #pequeñademonio, Kat.
ESTÁS LEYENDO
Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...