Capítulo 49: No puedo

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Pov Alexa

— ¡¿Cómo demonios no puede haber un boleto de avión en un aeropuerto?! —exclamo furiosa sin importarme las vistas que recibo.

— Lo lamento señorita, pero todos los boletos de avión con su destino han sido comprados —dice la chica tras el mostrador.

— Bien, ¿qué otro vuelo necesito tomar?, no importa si no es el vuelo directo.

Hace una mueca.

— En serio, todos los viajes que puede tomar ya están ocupados.

« ¿Pero qué rayos? »

— ¿Me puede decir quién ha comprado esos boletos? Llevo una semana tratando de salir.

— ¿Pretende que le diga todos los nombres? —pregunta con una ceja arqueada.

— Solo...—suspiro cansada—, revise, por favor.

— De acuerdo —acepta y busca algo en su computadora, segundos después frunce su entrecejo—. Es raro, aquí dice que cinco personas compraron boletos diferentes, y una de ella...¿compró el resto? —Esta vez se le ve sorprendida.

— ¿Disculpe? —quedo incrédula ante esto.

— Lo lamento señorita, debe haber un error en nuestros informes.

Asiento con la cabeza.

— ¿Me puede decir el nombre de esa persona?

Mira hacia la computadora.

— Solo aparece su apellido, Archer.

Resoplo indignada y doy las gracias, me dirijo a las oficinas centrales, esta noche tomaría mi vuelo, sin importar que.

Pov Dylan

Mi teléfono vibra en mi bolsillo pero ahora mismo no puedo contestar mientras conduzco mi motocicleta entre los autos, a una velocidad que no es lo suficientemente legal.

Había ido a la cafetería donde trabajaba Alexa y uno de sus compañeros me había informado que su vuelo salía a las ocho.

No sé como demonios logró comprar un boleto, pero no la dejaré subir a ese avión. No puedo perderla, a ella no.

Parqueo frente al aeropuerto y dejo caer mi moto al bajarme. Corro por los pasillos y veo la cartelera donde están los vuelos, miro la hora, faltan cinco minutos para las ocho.

« No, no, no. ¿Dónde estás Bambi? »

— Por favor, los pasajeros del vuelo 543 con destino a Italia abordar por la entrada 5 —Se escucha por los altavoces para luego reiterar el llamado.

Corro en dirección a este y más adelante entre las personas, diviso a la castaña que busco.

— ¡Bambi! —exclamo y se detiene, voltea hacia atrás y al verme solo sigue su camino. Llego hasta ella con algo de dificultad y sujeto su muñeca haciéndola voltear—. No puedes irte —expreso.

Su mirada seria se posa en mí.

— ¿Ahora si me hablas?

— Deja de ser infantil —Me quejo.

Con un movimiento brusco se suelta de mi agarre y me mira incrédula.

— No soy infantil, infantil fue la persona que compró todos los boletos de avión de un aeropuerto.

Ruedo los ojos.

— No me diste opciones, no querías hablar conmigo, me pasé la puta semana buscándote.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora