Al terminar de darle las clases a Archer vuelvo a casa, siento que mi cerebro explotará en cualquier momento, ese chico me saca de mis casillas.
Llego a casa y tomo una ducha luego de poner el audio libro de la historia que venía leyendo en mi celular, pasan como quince minutos y salgo envuelta en una toalla, me pongo mi ropa interior y me acuesto a dormir, este día ha sido lo suficientemente largo.
(...)
— Mañana voy a salir con un chico —anuncia Vivian.
— No me digas, otro chico con el que tu madre quiere que salgas —Sheyla rueda los ojos mientras recoge su cabello rojizo en una coleta.
— Pero es que está bien guapo —Se queja ella.
— No sé Vivi, no deberías dejar que tu madre se meta en tus relaciones —Le digo.
— Bueno, si algo sale mal ya saben nuestro código secreto —Nos guiña un ojo y reímos.
— Ojalá no tengas que usarlo —Se burla Erika.
— El código rojo siempre funciona —Le dice Mónica divertida.
Uyyy, el código rojo, y para quienes no saben cuál es el código rojo en una mujer, tampoco me detendré a explicarlo.
Tocan el timbre y eso nos da la señal de ir a nuestras respectivas aulas, día de clases, allá vamos.
(...)
Estoy en la biblioteca, mi lugar de confort, mientras leo un libro y como patatas fritas, por un momento levanto mi vista de las páginas y veo al pelinegro más odioso del mundo caminar hacia mí, tomo mis audífonos de casco y los coloco en mis oídos mientras sigo comiendo y leyendo a pesar de que no tengo nada puesto en estos.
— Bambi, debemos irnos —dice en cuanto se detiene frente a mí y finjo que no lo he escuchado mientras sigo en mi lectura—. Sé que me oyes, teníamos un trato, si te ayudo con Justin debes hacer que apruebe historia —Me quita mis patatas fritas y mi libro haciendo que levante mi vista hacia él, este hombre no mide el peligro—. Así que mueve tu lindo trasero de ahí —Se aleja—. Sígueme.
Suspiro tomando paciencia y quito mis audífonos dejándolos alrededor de mi cuello para tomar mi mochila a mi lado, ponerme de pie y seguirlo.
— ¿A dónde vamos? —pregunto al alcanzarlo en los pasillos.
— No preguntes —dijo.
— ¿Sabes que estamos en horario de clases aún? —cuestiono, al receso sólo le faltaban minutos para que acabase.
— No sabía que eras de las chicas que siguen las reglas al pie de la letra —comenta divertido y se acerca a un árbol.
— No lo soy Archer —respondo y retrocedo un poco, para luego correr y sujetar una rama, impulsándome hasta que caigo sobre otra que permite acceder al final del muro.
Desde este observo la cara de incredulidad y sorpresa de Dylan.
— Venga imbécil, ¿te quedarás ahí? —salto y caigo al otro lado del muro en cuclillas para luego enderezarme, segundos después Archer cae a mi lado.
— Vaya, sí que tienes sorpresas Bambi.
— ¿Qué te haya pateado el trasero más de una vez no te lo anticipó? —pregunto burlona y él resopla.
— Mejor vámonos, tenemos arduo trabajo —dice avanzando.
— ¿Qué haremos? —cuestiono.
Una media sonrisa surca sus labios.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...