Pov Alexa
Estoy en la cafetería y limpio los platos, molesta.
« Ese imbécil. »
— "¿Por que no me lo repites mientras saltas sobre mí como ayer en la biblioteca?" —digo imitando su voz recordando el mensaje que me envió cuando le dije que lo odiaba por su actitud infantil.
— ¿Lex? —Verónica me saca de mis pensamientos sangrientos obligándome a mirarla.
— ¿Pasa algo? —cuestiono.
— Creo que deberías ir a casa, pareces muy tensa, yo termino con esto.
Suspiro cansada.
— De acuerdo, gracias Vero.
(...)
Miro fuera de la ventanilla del autobús, la noche ya ha caído, esta es nuestra última semana antes de que nos den las vacaciones de invierno.
Hace una semana que el ambiente entre Dylan y yo ha sido muy extraño.
Luego de repetir tres veces esa noche y que mis condones se acabaran volvimos a colocarnos nuestras ropas y nos quedamos dormidos juntos. En la mañana la bibliotecaria abrió y se sorprendió mucho al vernos.
Ya no he vuelto a ver la biblioteca de la misma manera.
Desde ese día Dylan solo me dirige la palabra lo estrictamente necesario, fuera de eso hay mucha tensión...o quizás solo soy yo quien la siento.
Llego a mi casa y dejo mis cosas sobre el sofá, me doy un baño y acuesto en mi cama, cierro mis ojos y los recuerdos de aquella noche me golpean.
« Fui una idiota. » Me digo a mí misma.
No debería pensar en él, es una estupidez, si no quiere seguir hablándome pues que no lo haga, yo respiro aire, no personas.
Una notificación suena en mi teléfono y lo tomo de sobre la mesita de noche a mi lado, abro el correo que me ha llegado y me sorprendo.
Una de las universidades más prestigiosas de Italia me estaba ofreciendo una beca.
Me quedo analizándolo por un par de segundos. No quiero irme, realmente, me siento cómoda aquí, y...
La imagen de Dylan pasa por mi mente y resoplo.
« Últimamente la pendejitis no se me quita. »
Una llamada entra a mi móvil, la tomo sabiendo quien es.
— Hola hermana.
— ¡Lex! —chilla—. ¿Viste el correo? ¡Te ofrecieron una beca! —vuelve a chillar.
« No debí darle la contraseña de mi correo. » Pienso y ruedo los ojos.
— Si, ya lo vi —aseguro.
— No se te oye feliz —comenta—. Es una gran oportunidad.
— No voy a ir Ana —Le digo—, además, aún debo terminar tu escenario.
— No hace falta que estés viviendo aquí para hacerlo.
— Ana, tengo cosas que hacer —hablo.
— Vale, vale, tú piénsalo, ¿de acuerdo?
— Si, como sea, buenas noches hermana.
— Dulces sueños Lex.
Cuelga y me pongo de pie, debía comenzar a hacer mi cena, no puedo vivir a base de comida a domicilio.
Pov Dylan
Camino por los pasillos de la universidad y entro al salón de los casilleros, paso entre estos hacia la salida luego de dejar mis cosas seguras cuando escucho mi nombre resonar por una suculenta voz.
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Perfectamente imperfectos
Teen FictionUna chica con un pasado incierto causa la curiosidad de uno de los herederos más poderosos de la universidad privada a la que asiste. Un chico bajo la presión social de su padre tiene la ideología de que debe ser la imagen de la perfección. Un reenc...